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La 4T y la anti 4T comprendidas desde sus antecedentes
La Independencia de México, la Reforma, la Revolución mexicana y ahora, la 4T, ¿El lopezobradorismo?
Por Jorge Jacobo Arenas Rivera*
El actual Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dice que él y el gobierno que encabeza llevarán a cabo la Cuarta Transformación (4T) de la vida pública de la Nación. Para él y sus seguidores esto sólo se puede entender si se interpreta su propuesta en el contexto de la oposición entre las ideologías políticas del liberalismo y el conservadurismo. Para muchos de sus oponentes estas categorías políticas hoy están fuera de tiempo pues existen muchas otras propuestas de lo político, señalan. Sobre esto último tienen razón, actualmente hay múltiples opciones ideológicas como la democracia cristiana, el ecopacifismo, el comunitarismo, el neofascimo, la social democracia, los neopopulismos, el antiglobalismo y muchas más. No obstante, con respecto a eso de que ya es anacrónico hablar de liberalismo y conservadurismo cometen un error ya que, al menos en sus generalidades, siguen siendo válidas estas ideologías políticas. Veamos cómo se da esto en el caso mexicano en la actualidad pero teniendo en cuenta su historia previa, pues sólo desde ella se entenderá realmente sobre este asunto.
Comencemos por aclarar qué es eso de liberalismo y conservadurismo -en sus generalidades, se enfatiza- pues sólo desde ahí es posible interpretar razonablemente la 4T del lopezobradorismo como un movimiento liberal y a su oposición como conservadora. El filósofo mexicano Samuel Ramos, reflexionando sobre la lucha entre liberales y conservadores en el siglo XIX, señalaba que liberal “Es el que ha dejado de ser servil, el que ha conquistado su libertad” (1993: 130). De ahí se deduce que el liberalismo representa la ideología política que promueve que los miembros de una sociedad se quiten de encima aquello que los esclaviza y les impide realizarse individualmente como lo deseen; mas con sus respectivas limitantes en beneficio del bienestar común. En lo que toca al conservadurismo en el Diccionario de Ciencias Políticas y Sociales, a cargo de Torcuato S. Di Tella, se define al sujeto político que representa esta ideología de la siguiente manera: “El conservador es aquel que tiende a mantener el orden establecido” (2001: 120). Dentro de este marco teórico ha de entenderse la confrontación actualmente existente entre liberales y conservadores que menciona AMLO, y para ello tenemos que analizarla desde su desarrollo histórico:
La 1T y la anti 1T. La Independencia de México
La Nueva España sin duda fue la joya de la Corona española por su infinidad de riquezas; por lo tanto, no está de más recordar el profundo interés que tenía la metrópoli en mantener su colonia. Sin embargo, el Imperio Español debía de justificar porqué tenía el derecho a conservar, a perpetuidad por cierto, su dominio sobre la Nueva España. Señalaban varios argumentos para esto los españoles, y algunos criollos que se beneficiaban de que la colonia se conservara como tal. Todos esos argumentos tenían un denominador común: la deuda. Los españoles decían que trajeron a esta tierra la civilización, pues antes de venir aquí sólo existían pueblos bárbaros; así que se tenía con ellos una deuda civilizatoria. Pero el argumento más fuerte para legitimar su dominio sobre la Nueva España se fundaba en uno religioso, así lo enunciaban: los españoles llevaron a América la verdadera fe, la católica, prueba de ello fue que cuando llegaron la Virgen María se apareció en tierras novohispanas bajo la advocación de Guadalupe; y como la fe católica tiene un valor infinito, los colonos de la Nueva España tienen una deuda perpetua con los peninsulares, deuda que sólo puede ser pagada con un domino español temporalmente infinito; así que no hay justificación alguna para la independencia. Para liberar a los novohispanos de este conservadurismo colonialista hubo varias propuestas, y aquí se señalan dos muy destacadas, una de fray Servando Teresa de Mier y la otra del mismo Miguel Hidalgo y Costilla.
El padre Mier, de la Orden de los Dominicos, entró a la historia nacional con su célebre Sermón Guadalupano del 12 de diciembre de 1794 que pronunció en la mismísima Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México ante las máximas autoridades del virreinato. Ésta es su “tesis guadalupana”: El ayate de la Virgen de Guadalupe ya había sido traído a los indígenas americanos por santo Tomás el apóstol en el siglo I d.C., pero como los indios volvieron al paganismo el ayate fue escondido, posteriormente Juan Diego lo único que hizo fue redescubrir el ayate; luego -esto que a continuación se menciona no lo dijo el fraile dominico pero lo dio a entender-, los novohispanos no le deben nada a los españoles pues ellos no trajeron la fe católica ya que ésta ya estaba aquí antes de su llegada (Cfr. Teresa de Mier: 235-255). ¡Eso dijo fray Servando ese 12 de diciembre! Sí, esta tesis es un “disparate teológico”, como la calificó Alfonso Reyes (1995: 433), pero lo importante es su intensión política, la de justificar la liberación de la Nueva España del dominio hispano. No está de más decir que esto le costó al padre Mier su inmediata detención y deportación a España; y ahí comienza su agitada vida de encarcelamientos, fugas y una rica y compleja actividad intelectual y política. Por su parte el Padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla, en su poca conocida Disertación sobre el verdadero método de estudiar Teología Escolástica, de 1784, señalaba que la Teología (“ciencia sobre Dios”) no ha de estudiarse con conceptos fríos y alejados de la historia de los hombres sino en relación con ésta, pues sólo así la Teología es un saber vivo. Lo siguiente ya no lo dice Hidalgo en ese texto -tal vez por miedo a la Inquisición- pero es fácil deducirlo: ¿Y qué ha sido Dios en la historia de los seres humanos? Un libertador. Yahveh liberó al pueblo de Israel tanto del dominio egipcio como del babilónico, mientras que el Nazareno buscó liberar de sus dolores a mujeres y hombres a partir de la invitación a un cambio del corazón que los hará bienaventurados. Y trasladado esto a las intensiones independentistas es razonable postular que el padre Hidalgo pensara al pueblo novohispano como el nuevo pueblo de Israel y a sí mismo como su Moisés. ¡He ahí las bases conceptuales de la actividad política de nuestro Padre de la Patria! En las posturas de estos dos personajes se puede ver su intención de liberar a la Nueva España del dominio de los españoles, los cuales, como se señaló, buscaban conservarlo.

La 2T y la anti 2T. La Reforma
⁣1821. ¡Ya se logró la liberación política de México! No obstante para muchos todavía no hay qué festejar, aún no se han ido muchas estructuras políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales opresoras que se conservan de tiempos de la colonia y de las que se tienen que liberar los mexicanos. Ya no es necesaria una guerra de independencia, ésta ya se dio, ahora tan sólo se necesita una Reforma. ¿En específico de qué se buscó liberar en esta 2T a los mexicanos? Se pueden englobar en dos ámbitos los asuntos. Primero, liberar de los privilegios políticos y económicos que unas cuantas clases sociales sólo podían tener: alto clero, militares de alto rango y familias de prosapia. Segundo, liberar de la intervención de la Iglesia en asuntos políticos, económicos y de libre pensamiento. Sobre lo primero, aunque ya lograda la independencia de España, en el país se seguían privilegiando a unos grupos sociales, estos eran los de las clases consideradas altas. Se reservaban para ellos altos puestos del gobierno, se les favorecía en negocios públicos y se les daba preferencia jurídicas sólo por el hecho de pertenecer a esas clases. En relación a la Iglesia ésta tenía un profundo poder sobre lo público: intervenía en las actividades políticas, poseía grandes cantidades de tierra que no trabajaba ni dejaba que otros lo hicieran y, lo más acuciante, se postulaba como la rectora de la conciencia de los mexicanos.
José María Luis Mora, el “Doctor Mora”, fue el más relevante representante del liberalismo mexicano de la primera mitad del siglo XIX. En su Discurso sobre los perniciosos efectos de la Empleomanía (1827), denuncia cómo se reservaban los puestos públicos sólo para algunos privilegiados cuyo único mérito era ser lambiscones de sus superiores. Así lo dice el Doctor Mora: “[el empleómano] es eterno y constante adulador de aquel de quien espera su colocación” (1941: 24). Por desgracia lamentablemente esto es aún muy vigente en México. Y con respecto a liberar al mexicano del poder que sobre su conciencia ejercía la Iglesia -aunque no la menciona- el Doctor Mora redactó el Discurso sobre la libertad de pensar, hablar y escribir (también de 1827). La posición de los conservadores: ¡No a estas ideas liberales, hay que mantener el status quo colonial! En lo político Lucas Alamán, por ejemplo, consideraba que México debía ser gobernado por los pudientes, pues las clases medias, por su falta de recursos, harían del servicio público un botín personal. Y en lo relacionado a que la Iglesia conservara el monopolio de la conciencia de los mexicanos, son relevantes las siguientes palabras de José María de Jesús Díez de Sollano y Dávalos, primer obispo de León, Gto, en el ensayo Nociones sobre la disciplina eclesiástica (1857); ahí señalaba: “Ahora bien: ¿qué otra cosa hace la Iglesia santa cuando prohíbe los malos libros, sino amonestar á sus hijos del peligro que en ellos hay, y en virtud del cual deben huir de su lectura? ¿Qué cosa más racional y justa que una madre amante y tierna emplee toda su autoridad, todo su dominio y fuerza en apartar á sus incautos hijos del riesgo que les amenaza?” (1999: 137). Los liberales terminaron ganando, la 2T aconteció aunque no del todo; pero no sin una larga y cruenta guerra que en un inicio se pretendió no sucediera.
La 3T y la anti 3T. La Revolución mexicana
Aunque los liberales impusieron la 2T, ésta, con el porfiriato que al principio decía representarla, poco a poco fue desmontada en varios de sus postulados. Es cierto, en la dictadura de Porfirio Díaz se lograron muchos beneficios, como un alto desarrollo económico, estabilidad financiera, muchas obras públicas, adquisición de tecnologías que necesitaba el país (ferrocarriles, electricidad, telégrafos, etc.) y, principalmente, se logró la paz luego de que México no dejara de estar en llamas desde los mismos inicios de la guerra de Independencia. Pero, ¿a costa de qué se logró todo esto? A costa de la anulación de los derechos políticos de los mexicanos con la dictadura, a costa de dejar en manos extranjeras los principales bienes de la nación, a costa de una violencia de Estado contra los enemigos del gobierno (la Guerra de castas, Río Blanco, Cananea, etc.), a costa de la anulación de los derechos laborales de la naciente clase obrera, a costa de un vergonzoso empobrecimiento de los campesinos con el latifundismo. Los que promovían que se conservara el porfiriato en lo político señalaban que era preferible un solo dictador que mantuviera la paz a muchos revolucionarios que, en nombre de las libertades, causaban guerras. Sobre la conservación del orden socioeconómico porfirista, el cual promovía un no a los cambios sociales, es significativa la propuesta de Miguel S. Macedo expuesta en su Ensayo sobre los derechos políticos de los superiores y los inferiores, de 1877. Postulaba Macedo -influido por el darwinismo social de Herbert Spencer- que “por naturaleza” hay en la sociedad superiores e inferiores. Los primeros lo eran por “ser más” en lo económico, físico y moral que los segundos. Estos tenían por deber trabajar y hacer ricos a los superiores, y una vez que se lograba, estos podían descansar, y al hacerlo tenían tiempo para pensar qué trabajos crear para que los inferiores pudieran obtener su sustento y sobrevivir, así como también podían ponerse a pensar sobre las obras de beneficencia que podían realizar para los inferiores (hospitales, orfanatos, escuelas, etc.) Éste era el deber de los superiores con los inferiores (Cfr. 1877).
La respuesta al porfiriato fue la Revolución mexicana. A diferencia de las anteriores transformaciones la revolución no tuvo un respaldo ideológico explícito que la sustentara, lo fue teniendo. En torno a esto medita Alfonso Reyes en el ensayo Pasado Inmediato (1939): “Porque es cierto que la Revolución Mexicana brotó de un impulso mucho más que de una idea. No fue planeada. No es la aplicación de un cuadro de principios, sino un crecimiento natural [...] Nació casi ciega como los niños y, como los niños, después fue despegando los párpados” (1997: 185-186). Tal vez los únicos opositores serios al régimen porfirista fueron los hermanos Flores Magón, pero no propiamente como acabados ideólogos que dieran las bases teóricas de la revolución, a lo más como férreos denunciantes de las injusticias sociales del gobierno de Díaz. Pero la Revolución mexicana pudo liberar, al menos parcialmente, de ciertos elementos del porfiriato a los mexicanos. Francisco I. Madero logró liberar a México de la dictadura política de un solo hombre; las vagas ideas de justicia social de los Flores Magón, Francisco Villa y Emiliano Zapata luego fueron retomadas y de cierta manera aplicadas por Lázaro Cárdenas con la creación del sindicalismo mexicano y el reparto de la tierra; en suma la Revolución mexicana trajo -parcialmente, se insiste- ciertos beneficios sociales: educación universal, derecho a una salud digna, sindicalismo, entre otros.
Pero el régimen posrevolucionario, encarnado principalmente en el PRI y sus presidentes de la República, no tardó en tornarse conservador. En lo político sustituyó la dictadura personal por una dictadura de partido; en lo económico, con Miguel Alemán Valdez, regresó fuertemente la corrupción y los favores y privilegios sólo para ciertos personajes; y en lo político y lo social si bien se mantuvieron algunos beneficios para las mayorías, se coptó o de plano se combatió con fuego a los que cuestionaban al régimen y pedían cambios. Esta estrategia se utilizó contra los ferrocarrileros, los maestros, los médicos y contra los estudiantes del movimiento del ’68; por mencionar. El régimen posrevolucionario implotó, y de sus cenizas surgió una élite de gobernantes que dieron primacía a lo económico sobre lo político, a la creación de la riqueza por encima de su justa distribución, a la indiferencia a las cuestiones sociales, y para las mayorías más desprotegidas sólo dieron apoyos asistencialistas con intenciones clientelares. A esta élite de gobernantes, que ejerció el poder desde el último tercio del siglo XX hasta 2018, es la que llama el lopezobradorismo “neoliberales conservadores”.
La 4T y la anti 4T. ¿El lopezobradorismo?
Postulándose como el continuador de la tradición liberal, AMLO dice encabezar esta nueva transformación proponiendo que liberará a la vida pública del México de hoy de tres grandes males que la aquejan: la corrupción, la violencia y la injusta distribución de la riqueza. ¿Lo logrará? ¡Quién sabe! La oposición ha manifestado reclamos y actitudes que indican que desea que las cosas se conservaran como antes estaban; por eso aquí proponemos llamar a esa opción la anti 4T. En el ámbito de liberar al país de la corrupción si bien con gran ahínco dicen estar en contra de ella, en la práctica siguen promoviéndola al oponerse a que se investiguen a fondo a los gobernantes del pasado, que estuvieron entre sus filas. También el actual gobierno ha cerrado la puerta a ciertas actividades en que se daban serios actos de corrupción, como el subsidio a los servicios de salud, de guarderías, las becas del CONACyT o la corrupción en la compra de medicamentos; entre otros. Pero aunque el gobierno debería revisar caso por caso es innegable que de estos subsidios y compras se beneficiaron corruptamente muchos personajes, muchos de ellos miembros la política. Además los de la anti 4T no han reconocido que ellos fueron en mucho causantes de esta endémica corrupción que padece el país y, lo peor, no han hecho propuestas serias para combatirla; tal vez porque se podrían llevar a sí mismos entre los pies, ya sea ahora o en el futuro.
En lo referente a liberar al país de la ola de desoladora violencia que se padece, los anti 4T se oponen a que el gobierno de AMLO centre su estrategia en el “¡Abrazos, no balazos!”. En parte tienen razón, pues la pura persuasión amorosa no alcanzará. Pero por su parte muchos anti 4T insisten en que se regrese y se conserve la política de enfrentamiento directo al crimen que llevaron a cabo cuando gobernaron; política que, además de haber demostrado ser ineficaz, costó y cuesta ríos de sangre a la nación.
En el tema de liberar a México de la injusta distribución de la riqueza a partir de la propuesta lopezobradorista de “Por el bien de todos, primero los pobres”, es ahí donde más se opone la anti 4T al gobierno, y ferozmente está luchando porque las cosas se conserven como estaban. Esto se debe a que la política de la 4T intenta pegar en algo que el conservadurismo mexicano siempre ha tenido arraigadamente en lo más íntimo de su corazón: el amor al dinero. Por eso las fuertes reacciones contra las actuales políticas públicas que buscan que se acaben los beneficios fiscales para ciertos grupos privilegiados; por eso la molestia a que la riqueza pública se distribuya directamente a los más necesitados y no a través de ayudas económicas a los más ricos que, dicen, con esas ayudas ellos crearán riquezas que sacarán a los pobres de su condición;. Esto ya se ha llevado a cabo y los pobres siguen igual o más de pobres y los grandes ricos del país, más ricos. La propuesta de AMLO de acabar con la pobreza distribuyendo la riqueza entre los más necesitados es más que probable que no alcance, pues esto es imprescindible pero insuficiente, pero al menos hoy se están llevando recursos directamente a los más desprotegidos.
En fin. La actual 4T tiene su anti 4T, como las tuvieron las anteriores transformaciones.
Conclusiones
- La 4T aún está en marcha, no ha ganado nada importante todavía. Tiene muchos enemigos externos, pero los más terribles tal vez sean los de adentro: personajes corruptos que no ven más que para sí, aún es ineficaz en políticas públicas muy delicadas, existe una seria indisciplina interna entre los miembros de la 4T que la puede llevar a su fragmentación. Y, lo peor, el carácter de su líder a veces ayuda mucho, pero otras tantas también perjudica demasiado.
- La oposición de hoy, que busca que se conserven muchas cosas del pasado, cuando gobernó se engolosinó tanto con el dinero y el poder, que se olvidó del saber; y saber es poder. Así que se desatendieron en formar cuadros políticos. La oposición actualmente tiene buenos técnicos, es decir, esos que saben hacer cosas (economistas, abogados, articulistas, etc.); pero no tiene personas inteligentes, es decir, sujetos que puedan “leer por dentro” (intus legre) lo que las cosas son en su esencia, y desde ahí postular nuevas ideas políticas más allá de sus viscerales “no” que lanzan a toda propuesta y acción del gobierno. La anti 4T, a diferencia de sus antecesoras, no está “intelectualmente derrotada”, hoy está prácticamente muerta.
- La política que realmente mueve a las multitudes es aquella que imagina nuevos y mejores horizontes, esa que emociona con mejores mundos posibles; no la que lleva al miedo, no la que sólo tiene un “no” como propuesta. En este ámbito discursivo la 4T le lleva bien ganada la partida a la anti 4T.
- Liberalismo y conservadurismo siguen más que vivos en el México de hoy.
Referencias
* Jorge Jacobo Arenas Rivera es Licenciado en Filosofía por el Centro de Estudios Filosóficos Tomás de Aquino. Profesor de la Licenciatura en Filosofía en el Centro de Estudios Filosóficos Tomás de Aquino. Profesor en temas de Bioética en el Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío. Asesor en cuestiones éticas en la revisión de ensayos clínicos en el Comité de Ética en Investigación Clínica de Clínica Bajío, CLINBA. Presidente del Comité Hospitalario del Bioética de Clínica Bajío, CLINBA. Twitter: @Potiks1
2 de octubre de 2020, 02:57
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