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Mis libros favoritos no tienen género, explotan a cada límite
¿Dije formal? ¿Dije cuento, novela o ensayo? Uno de los propósitos que me hice este año es no preguntar a los nuevos escritores si el libro tiene género o no.
Los libros inclasificables, esos que podrían ser de ensayo o de poesía, de memoria o de recuerdos, esos que son tan afectos a mí, a mi manera de leer, tienen en esta lista un ancho corazón, dispuesta a rendirme en el 2024 a estos textos que se levantan en el medio de tanta literatura formal.
¿Dije formal? ¿Dije cuento, novela o ensayo? Uno de los propósitos que me hice este año es no preguntar a los nuevos escritores si el libro tiene género o no. Me parece que es como preguntar ¿eres mujer o eres varón? No importa eso, importa si el lenguaje se expande, dice cosas nuevas o si pintan otro horizonte. Claro, hay muchos de periodismo.
Allá vamos.
1
Todo lo de cristal, de Rafael Pérez Gay (Seix Barral)
Para mí, mi libro favorito del año. Rafael ha diseñado un nuevo género, el de la memoria autobiográfica o el recordarlo todo como Funes, el memorioso, para rompernos el corazón
2
Tríptico del cangrejo, de Álvaro Uribe (Alfaguara)
Siempre estamos atentos a la nueva literatura que avanza sobre el famoso tema Literatura y Enfermedad. Este es un gran trabajo de Álvaro Uribe que colabora con esa cuestión de qué hace el escritor cuando avanza la enfermedad.
3.
Mariposa negra, de Mónica Mateos (UANL)
La narrativa de Mónica es profunda y directa, como es profundo y directo la enfermedad de la que habla. Es un libro maravilloso que agrega, otra vez, otra mirada a Literatura y Enfermedad.
4.
Las oponentes, talento y resistencia, de José Garza (UAS)
Las oponentes, talento y resistencia, editado por la Universidad Autónoma de Sinaloa, habla de Elena Poniatowska, de Oriana Fallaci, de Alma Guillermoprieto y de Arundathi Roy, cuatro profesionales impecables y de las que todos nos hemos copiado.
La pluma y el achique, de Alejandro Toledo (UANL)
Un libro que rescata los años que Alejandro Toledo trabajó como cronista deportivo en El Universal, un hecho que le sirvió para ser mejor escritor, para contar historias y transcribir el contexto, porque después de todo, es el entorno lo que hace mágico este futbol de gloria y de miseria, tan latinoamericano.
6.
La masacre de Allende, un crimen de Estado, de Juan Cedillo (Terracota)
Esta obra investiga y documenta una de las peores masacres que se ha perpetrado en México en los últimos años. Después de diversos gobiernos estatales en Coahuila y federales en México. quienes intentaron por todos los medios tergiversar los hechos y ocultarlos a la opinión pública. por primera vez se revela cuáles fueron las circunstancias que condujeron a la matanza de Allende en el 2011, donde fueron ultimadas más de trescientas personas, en una operación conjunta entre la policía estatal y el crimen organizado.
Editó Terracota. Foto: Cortesía
7.
Los días de la ira, de Jesús Lemus (Terracota)
En este libro Lemus cuenta las historias de agravios y asesinatos de periodistas porque considera que aun cuando ya se ha hablado de este tema, no se ha dicho con absoluta verdad todo lo que hay dentro y detrás de él. “Quise emprender este trabajo para contar, con estricto rigor periodístico, la historia de la violencia contra los verdaderos portadores de la libertad de expresión en nuestro país. Para hablar no solo de los datos estadísticos que refieren cifras, fechas, lugares y modos de ejecución e intimidación, sino para darles rostro y alma a cada una de las tantas historias de periodistas recabadas a lo largo de los últimos años en todo el territorio nacional, donde es evidente que el Estado no nos protege.”
8.
Materia que arde, de Sara Uribe (Lumen)
Sobre la vida de Rosario Castellanos. Es un ensayo, pero va más allá, sobre todo porque la autora es una de nuestras más notables poetas. Las ilustraciones son de Verónica Gerber y el libro es bestial, clava una daga en el corazón.
9.
Los genios, de Jaime Bayly (Galaxia Gutenberg)
Es una novela, pero no. Es ficción, claro, pero al mismo tiempo trae un hecho primordial en la literatura latinoamericana del siglo XX: el puñetazo de Mario Vargas Llosa a Gabriel García Márquez. Como metáfora esa de que nuestras letras se valieron de un puñetazo está bien. Como no metáfora, también.
10.
Venus triste, de Ana Romero (Grijalbo)
Es la historia de Miss México, llamada María Teresa Landa, que primero es hermosa y luego una asesina, cuando mata de varios tiros a su marido. Le pregunto a Ana Romero, autora de Venus Triste (Grijalbo), si cuando un hombre es asesinado hay un cierto sentido de justicia y me contesta que sí. También le indico que la novela tiene un tono melancólico inevitable.
11.
El lado b de la cultura (2), de Julia Santibáñez (Reservoir Books)
“Efectivamente, hay una intención estilística en mi libro, no solamente de comunicar los hechos, sino también de buscar un tono ameno, divertido, pero también literario. Soy escritora, soy poeta y eso no se puede olvidar fácilmente”, afirma Julia, en entrevista.
12.
Antígona plástica, de William Brinkman
Imposible estar desatento a este libro que contrae una palabra a veces complicada. Recuerdo, sin duda, la chica plástica, de Rubén Blades, para tratar este material que trae por un lado el sufrimiento por la tragedia de Antígona y las claves para el futuro de una humanidad que a veces no tiene futuro.
13.
El amor el mar, de Pascal Quignard (Sexto Piso)
A mediados del siglo XVII, el reino de Francia se ve sacudido por las epidemias, las protestas de los hambrientos, las piras de los renegados y las revueltas contra el poder monárquico, mientras toda Europa malvive devastada por unas guerras de religión que duran ya décadas y parecen interminables. Sobre este escenario dantesco, la música aparece como refugio de lo sublime.
14.
Casi nada que ponerte, de Lucía Litjmaer (Anagrama)
Un libro divertido y que al mismo tiempo te hace pensar. La incomparable Lucía, argentina aunque residente en Barcelona, realiza una investigación sobre cómo se construye una identidad a partir de fragmentos de culturas diversas y relatos divergentes.
15.
Mandrágora, de Santiago Moyao (FCE)
Una novela gráfica sobre los desaparecidos en México. La novela cuenta la historia de una buscadora con un hijo desaparecido que articula nuevos lazos comunitarios. La historia, de altísimo interés político y social, es desplegada con maestría, en dibujos con rostros desenfocados, medio borrosos.
16.
Soriano, de Ángel Berlanga (Sudamericana)
Años estuvimos todos esperando que alguien resucite a Osvaldo Soriano, el gran escritor argentino, olvidado por el stablishment. Apareció Soriano, un libro de 500 páginas, de Ángel Berlanga y vuelve a poner en el centro al gran autor, cuestionando el canon latinoamericano. Además, es un libro precioso.
17.
La hija del francés, de Enrique Escalona (Montena)
Leemos pocos libros infantiles y pocas veces hablamos de ellos, pero este La hija del francés, de Enrique Escalona, nos conmovió muchísimo. La hija del francés narra la vida de una niña pelirroja, que sufre bullying porque no tiene padre y otro por el color de su pelo, comienza a establecer pesquisas para buscar a su progenitor y al mismo tiempo, como una Alicia de Lewis Carroll, narra sus pensamientos ilógicos, que a veces encuentran destino, en un pueblo, Monte de Santiago (¿Podría ser el Cancún del futuro?), que en otros tiempos fue una atracción turística y que hoy se encuentra devastado.
18.
Los puentes salvajes, de Walter Lezcano (Temátika)
¿Qué le pasaba al gran escritor chileno con esa literatura propia, tan distinta a la suya, por cierto también con grandes figuras, desde Pablo Neruda a Nicanor Parra? Desde ahí toma el periodista y escritor Walter Lezcano para construir en su libro Los puentes salvajes (Temátika) y construye a un Bolaño vivo y provocador para la literatura argentina.
19.
Donde el río se toca, de Rose María Salum (Sudaquia)
“Es un libro distinto a los otros que he publicado. Es un bestiario que trata de indagar en la otredad que son los animales, en ese ente que consideramos que están al servicio de nosotros. Cuando nosotros somos animales como ellos. Fue una forma de indagar en esa otredad y saber qué piensan, cómo actúan, en su ser animal”, afirma Rose Mary Salum.
20.
Equipaje de mano, de Roberto Urbano Contreras (Editorial Aparte)
Roberto Contreras, ave migratoria, se posa sobre la crítica, el ensayo, la autobiografía y la relectura constante de sus escrituras preferidas (Arlt, Onetti, Rojas, Piglia, Benjamin, Bolaño y Levrero) para hacer de la crónica literaria un espacio de indagación antes que un inventario de certezas”.
8 de enero de 2024, 19:10
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