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\r\n\r\n \r\n \r\n \r\n Por: Kennia Velázquez
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\r\n\r\n Cuando se llevaron a mi hermano Manuel, se llevaron la parte más bonita de mi vida. Aunque siempre nos\r\n sentimos\r\n abandonados por el lado paterno, yo sentía que a pesar de la pobreza y las dificultades lo tenía todo porque\r\n sabía que\r\n mis hermanos estaban bien y había mucho amor.
\r\n\r\nNuestra vida siempre ha sido un poquito complicada. Después de que enviudara, mi mamá se dedicó a trabajar,\r\n sola nos\r\n sacó adelante, nos dejaba encargados con gente en el rancho Refugio de Munguía, para poderse ir a trabajar\r\n como\r\n empleada doméstica a Irapuato. Le pagaba a gente para que nos cuidara, nos mandaran a la escuela o nos dieran\r\n de comer\r\n en lo que ella llegaba del trabajo.
\r\n\r\nSomos cuatro hermanos, yo soy la tercera y Manuel es el segundo, él y mi hermana mayor se fueron a vivir con\r\n mi\r\n abuela materna y yo los extrañaba mucho. Cada ocho días los íbamos a visitar y para mí era una alegría enorme\r\n verlos,\r\n comer juntos era maravilloso, como una celebración. A él le gustaba todo lo que preparaba mi mamá, no hacían\r\n falta\r\n grandes cosas, nos íbamos al campo y recogíamos verdolagas y mi abuelita solía hacerlas con chile súper\r\n picoso,\r\n frijoles y tortillas hechas a mano y con eso éramos felices. Luego nos íbamos a pasear, a ver el cerro, a\r\n correr por\r\n el campo.
\r\n\r\nNinguno de los cuatro acabamos la escuela: Manuel fue un tiempo a la secundaria y luego se metió a trabajar\r\n en el\r\n campo; yo sin avisarle a mi mamá dejé la escuela primaria, porque yo estaba muy chica y se veía mucha droga,\r\n me\r\n faltaba medio año para terminar sexto, ya hasta ahora de adulta, trabajando y con mis niños terminé hasta la\r\n preparatoria.
\r\n\r\nA los 13 años comencé haciendo limpieza en casas, luego tuve suerte, porque me llegaron a contratar como\r\n secretaria\r\n sin tener la escuela terminada y más recientemente, estuve en la empresa automotriz General Motors en Silao,\r\n como\r\n operaria.
\r\n\r\nSiempre nos frecuentábamos, nos procurábamos. Ahora que desapareció Manuel las cosas han cambiado mucho, la\r\n familia\r\n se ha distanciado. La desaparición de Manuel nos cambió la vida.
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\r\n\r\n Cuando se dio la desaparición de Manuel, yo todavía estaba trabajando y estaba embarazada. La última vez que\r\n estuvimos juntos, tenía cinco meses de embarazo y en esos días no lo veía mucho, estudiaba y trabajaba, los\r\n turnos en\r\n General Motors son de doce horas. Había días que salía de trabajar y sin haber dormido toda la noche, me iba a\r\n la\r\n preparatoria, y luego a atender a mi niño. Y el resto del día a lavar, recoger, planchar y demás cosas de la\r\n casa.\r\n Casi no me daba tiempo de ir a ver a Manuel. A mí me quedó remordimiento de conciencia de no haberlo\r\n frecuentado todo\r\n ese tiempo.
\r\n\r\nManuel desapareció el 8 de enero de 2018. Dejé de trabajar por la desaparición y porque estaba a punto de dar\r\n a luz,\r\n me puse muy enferma, pensé que iba a perder a mi hijo. De hecho mi mamá me dijo que Manuel les había marcado\r\n para que\r\n yo no me preocupara. En febrero nació mi segundo hijo y decidí salirme para cuidarlo y porque me sentía bien\r\n desesperada y quería salir a buscar a mi hermano.
\r\n\r\nYo no sabía que había desaparecidos, veía en Facebook que estaban matando mucha gente en Irapuato, me daba\r\n miedo,\r\n pero me sentía tan alejada de esa situación de violencia. A mí el que me preocupaba era mi hermano el chico\r\n que se iba\r\n de fiesta con sus amigos y cada vez que sabía de algún suceso violento lo buscaba.
\r\n\r\nManuel era tan buena persona y yo sentía que estaba a salvo en el rancho… nunca me imaginé que íbamos a pasar\r\n por un\r\n tema de desaparición en mi familia. Él siempre trabajó en el campo, en granjas lecheras, en unos terrenos de\r\n maíz, en\r\n campos de fresas… a mí no me queda claro por qué se lo llevaron, yo he preguntado si andaba en malos pasos y\r\n la gente\r\n dice que no. Que lo veían trabajando en su moto repartiendo molino para los puercos en las tiendas. Yo fui al\r\n rancho a\r\n preguntarle a la gente qué sabía, pero nadie me quiso decir nada. Sólo mi tío -que tiene 80 años- me dijo que\r\n unos\r\n hombres armados se lo llevaron.
\r\n\r\nEse día me habló mi cuñada como a las 10 de la noche y me dijo que mi hermano no había llegado del trabajo.\r\n Cuando\r\n colgué el teléfono salí a poner la denuncia y luego le avisé que había denunciado y ella me pidió que la\r\n quitara,\r\n porque tenía mucho miedo, no quiere saber nada de la búsqueda y abandonó la casa donde vivían.
\r\n\r\nElla sabe que yo lo estoy buscando, entonces sólo me comunico cuando les consigo apoyos para ella y sus dos\r\n niños.\r\n Pero casi no me comunico con ellos. Yo no tengo manera de ayudarlos, no tengo solvencia económica. Dependo de\r\n lo que\r\n mi pareja me da, pero he tratado de que las autoridades se hagan un poquito responsables de eso y trato de\r\n conseguirles las más ayudas que puedo.
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\r\nAquí lo malo es que la Fiscalía nunca investigó absolutamente nada, lo único que había en su carpeta era mi\r\n declaración y nada más. Yo iba diario al SEMEFO a buscarlo y siempre me decían que no había cuerpos sin\r\n reconocer.
\r\n\r\nUna vez mi mamá me acompañó a revisar los avances de la investigación y pasó una persona que al ver a mi mamá\r\n llorando le dijo: “ay señora no esté aquí con su lagrimerío, si su hijo anduviera en cosas buenas,\r\n usted no\r\n estaría aquí. Vienen aquí a chillar pero primero no cuidan a sus hijos.” Después supe que esa mujer era la\r\n fiscal en\r\n Irapuato.
\r\n\r\nYo me exalté mucho y le dije “usted ni conoce a mi hermano, no han investigado nada. Si a usted le consta que\r\n mi\r\n hermano es un delincuente, búsquelo y métalo a la cárcel, pero no le falte el respeto a mi mamá. Para eso hay\r\n leyes,\r\n para que los delincuentes estén en la cárcel y no para que anden desapareciendo gente”.
\r\n\r\nDuele mucho la discriminación de la gente conmigo y con mis compañeras. Yo creo que aún la gente que anda en\r\n malos\r\n pasos no se merece morir de esas maneras, no se merecen estar desaparecidos. Cuando te desaparecen a alguien,\r\n desaparecen tu manera de sentir, de vivir, la manera de convivir con las personas.
\r\n\r\nDespués conocí al colectivo “A tu encuentro”. En una publicación en Facebook que decía: “todas las personas\r\n que\r\n tengan un familiar desaparecido y quieran información los vamos a esperar en el DIF de Irapuato”. Yo tenía\r\n mucho miedo\r\n de ir, no sabía quién convocaba la marcha, no sabía si era verdad. Mi pareja estaba preocupada de que fuera,\r\n me decía\r\n “¿a qué vas? ¿Y si te pasa algo?” pero de todas formas fui.
\r\n\r\nAhí nos atendió la fiscal y nos trató horrible, nos dijo que nosotras no éramos víctimas de nada. El\r\n colectivo fue\r\n creciendo y ahora somos muchas las familias, cada día hay más gente desapareciendo.
\r\n\r\nUna creería que porque nos hemos reunido con el gobernador Diego Sinhue, con el fiscal Carlos Zamarripa, con\r\n el\r\n alcalde de Irapuato, Ricardo Ortiz, con el encargado de seguridad, que las cosas iban ser mejor, pero sólo\r\n aprendieron\r\n a fingir que nos tratan bien. Yo hoy voy a la fiscalía y ya no me tratan mal, pero nos dan atole con el dedo.\r\n Nos\r\n dicen que les pidamos lo que necesitemos, que les marquemos a cualquier hora, “estamos trabajando, usted no se\r\n preocupe”. Pero ves la carpeta y todo sigue igual.
\r\n\r\nYo era muy ingenua, la primera vez que nos reunimos con el gobernador y que nos abrazó y nos dijo que estaba\r\n con\r\n nosotras, que iba a salir la ley de desaparecidos por decreto y la comisión de búsqueda, yo salí feliz. Yo le\r\n creí,\r\n pensé que iba a encontrar a mi hermano. Pero van pasando los días, los meses y me doy cuenta que fueron\r\n palabras,\r\n fotos para la prensa y ahí quedó todo. Ya no le creo a ninguna de las autoridades.
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\r\n\r\n Un año viví con mis abuelos porque mi mamá planeaba irse a Estados Unidos. Hice el cuarto de primaria en el\r\n rancho,\r\n fue la época que más conviví con Manuel y con mi hermana.
\r\nManuel iba en la secundaria y mi escuela estaba a un lado, de regreso nos íbamos caminando, era un camino muy\r\n largo y\r\n corríamos y nos jalábamos los cachetes, nos hacíamos cosquillas y bromas pesadas.
\r\nCuando se llevaron Manuel se llevaron a la persona que más me ha hecho reír en mi vida, en esa época él ya\r\n trabajaba\r\n y lo esperábamos para comer, porque aunque llegara cansado y de mal humor, no faltaba que hiciera un chiste\r\n que nos\r\n alegrara, por eso lo esperábamos con muchas ansias.
\r\nEn el tiempo en el que viví en el rancho Manuel me llevaba a las fiestas. él nos daba dinero, no ganaba\r\n mucho, pero\r\n le alcanzaba para subirnos a los juegos a mí y a mis hermanos, éramos felices… Todos esos recuerdos los guardo\r\n con\r\n mucho cariño, yo sé que tal vez no es mucho que alguien te dé para un juego, pero sí lo es cuando no hay\r\n dinero y hay\r\n necesidades en la casa, entonces eso lo valoras muchísimo.
\r\nLuego de ese año yo regresé con mi mamá y Manuel y mi hermana se quedaron con mis abuelos, pero aunque no\r\n vivimos\r\n juntos nos queríamos mucho.
\r\nÉl era muy cariñoso conmigo, teníamos los dos un apego emocional muy grande, siempre fui su apoyo y él fue el\r\n mío. Ya\r\n grandes, una pareja que tuve me engañó, Manuel estuvo conmigo, siempre me decía “tú vales mucho, vas a salir\r\n adelante,\r\n no lo busques”. Y yo le decía: tú me dices eso porque me quieres y soy tu hermana y él me dijo: “precisamente,\r\n porque\r\n nadie te conoce mejor que yo, sé lo que vales”. No solía dar muchos consejos, pero era una persona muy\r\n cariñosa.
\r\nLo extraño todos los días y le pido a Dios que me lo devuelvan en vida. Siempre he tratado de aferrarme a la\r\n idea de\r\n que no lo voy a encontrar muerto, que un día me van a hablar de la fiscalía y que me van a decir “ya\r\n encontramos a\r\n Manuel, lo tenían en algún lado pero está bien”.
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\r\nEsto es algo muy difícil, yo puedo aceptar que las autoridades nos den la espalda… no que lo acepte, sé que\r\n es lo que\r\n hay. Pero cuando la misma familia te empieza a pedir que ya no busques, es muy difícil.
\r\n\r\nLas compañeras sabemos que si nosotras no movemos un dedo, que si nosotras nos paramos, nadie los va a seguir\r\n buscando. De hecho yo sé que nadie los está buscando allá afuera, nosotras sabemos que tenemos que seguir en\r\n la lucha,\r\n haciendo lo que nos toca hacer, para obligar a las autoridades a que nos respondan como debe de ser.
\r\n\r\nY no soy la única, una compañera busca sola a su hijo, su marido dice que por ahí debe de andar y un día va a\r\n regresar. Como que las mujeres tenemos más la idea de que, si no nos ponemos a buscarlos, no van a\r\n regresar.
\r\n\r\nAl principio me moría de miedo, no quería que nadie supiera que estaba en el colectivo, pero ahora me doy\r\n valor con\r\n mis compañeras.
\r\n\r\nEn este camino se van perdiendo amistades, se va perdiendo de todo. Una vecina me vino a decir que me iban a\r\n matar\r\n por andar buscando a mi hermano, que ya le parara, me insinuó que tenía miedo de vivir al lado de mi casa, por\r\n el\r\n peligro que represento por buscarlo. Yo no le expliqué nada, la gente no acaba de entender que ya nadie\r\n estamos\r\n exentos de que nos pase algo. Nadie, absolutamente nadie.
\r\n\r\nTambién tenemos muchos gastos, se necesita dinero que no tenemos y sólo nosotras sabemos de dónde lo sacamos,\r\n o cómo\r\n ahorramos o qué dejamos de comprar para poder ir a las búsquedas. Yo estaba acostumbrada a tener un sueldo, a\r\n ser una\r\n mujer independiente y pues ahora dependo de mi pareja y tenemos otros gastos. Trato de ser cuidadosa y gastar\r\n lo\r\n mínimo, lo indispensable para las búsquedas, trato de ser ahorrativa para que no se vea afectada la casa.\r\n Encontrar\r\n trabajo en estos tiempos es difícil, hay gente que me dice que busque algo para trabajar en casa, pero no\r\n hay.
\r\n\r\nMuchas están perdiendo su trabajo, hay ocho compañeras a las que ya les pusieron ultimátum, les dicen que o\r\n buscan a\r\n sus familiares o se ponen a trabajar, porque ya no van a dar permisos. A otras diez ya las corrieron.
\r\n\r\n✽✽✽
\r\nNavidad y Año Nuevo las pasábamos con Manuel, en su casa, era la tradición de todos los hermanos de reunirnos\r\n en el\r\n rancho, vernos ahí, comer y celebrar.
\r\nLlegábamos temprano, las mujeres nos poníamos a cocinar. No escuchábamos música porque él siempre vivió en\r\n situación\r\n precaria. No tenía estéreo, sólo tele y sin internet. Entonces no era de poner música pero ni falta nos hacía,\r\n prendíamos una fogata, hacíamos tamales, atole… todo el día nos la pasábamos comiendo y en la noche íbamos de\r\n casa en\r\n casa a pedir dulces.
\r\nEso se acabó. Ahora cuando nos vemos o nos reunimos sólo hablamos de la desaparición de Manuel. A veces estoy\r\n platicando con mi mamá de cualquier cosa y de pronto ella empieza a llorar y me dice “ya quiero encontrar a tu\r\n hermano, ¿qué te han dicho?” … yo la veo mal, ella tiene diabetes, es hipertensa, ya está grande. Dice que no\r\n quiere\r\n morirse sin saber de él. Mis hijos y los otros nietos ven esos episodios. Yo sólo le digo: “mami, lo sigo\r\n buscando y\r\n un día lo vamos a encontrar”.
\r\n\r\nCuando hablo con mi hermana es lo mismo, me pregunta qué he sabido de Manuel, qué sé de tal fosa o de un\r\n cuerpo que\r\n encontraron, ese es nuestro tema de conversación. Con un familiar desaparecido ya no hay vuelta atrás, ya no\r\n puedes\r\n convivir en familia.
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\r\nCon la pandemia nos fue pésimo porque llegó justo cuando estábamos en las mesas de trabajo para que saliera\r\n la ley de\r\n desaparición en el Estado de Guanajuato. Todos los diputados habían dicho que querían conocer nuestras\r\n historias,\r\n nuestras necesidades. Fuimos a algunas reuniones y empezó la pandemia y ya no pudimos seguir. Dijeron que\r\n sacarían la\r\n ley sin nosotros pero tomándonos en cuenta. Salió la ley sin nuestras sugerencias.
\r\n\r\nTuvimos que hacer un plantón en plena pandemia porque pusieron como comisionado de búsqueda a un\r\n administrador de\r\n empresas, sin experiencia.
\r\n\r\nEn la fiscalía no nos atienden, ni en el SEMEFO, que solo con cita. Yo entiendo el tema de la pandemia pero\r\n ellos\r\n también deberían entender que nuestros desaparecidos están afuera, no sólo con riesgo del COVID, sino con\r\n riesgo de su\r\n vida. Siento que la pandemia ha sido utilizada como pretexto para no atender un problema que los gobiernos no\r\n quieren\r\n atender.
\r\n\r\nYo le tengo respeto al coronavirus, pero la pandemia no nos puede parar, porque es una desesperación diaria.\r\n Tener un\r\n familiar desaparecido es una enfermedad más grave que COVID, porque se te enferma el corazón, la mente, el\r\n ánimo…
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\r\nYo sé que es complicado entenderme, en estos casi tres años he ido a muchas reuniones, salgo mucho, siento\r\n que\r\n descuido a mis hijos.
\r\n\r\nAntes era una mujer plena… aunque la felicidad es efímera, una vive feliz cuando tiene a la familia completa.\r\n Desde\r\n que se llevaron a Manuel vivo con miedo, no hay día que no sienta ese vacío… A veces cuando estoy comiendo o\r\n cuando me\r\n voy a dormir, me da culpa de que no estoy en la calle buscándolo y yo estoy muy a gusto y no sé si él está\r\n sufriendo o\r\n qué estará pasando o qué le estarán haciendo.
\r\n\r\nCon mis búsquedas quiero enseñarles a mis hijos el amor de hermanos, porque si un día a uno le pasa, el otro\r\n lo va a\r\n buscar, entre los dos deben cuidarse. Yo sé que si yo me hubiera perdido, mi hermano hubiera hecho lo mismo\r\n por\r\n mí.
\r\n\r\nAunque no he regresado a estudiar o a trabajar siento que no he hecho sacrificios por mi hermano, simplemente\r\n son\r\n prioridades: concentrarme en el colectivo y ayudar a la gente a que sus familiares regresen a sus casas,\r\n porque sé lo\r\n que se siente.
\r\n\r\nEl miedo a veces me impide disfrutar la vida, mis hijos no van a crecer como yo crecí, jugando en las calles\r\n con los\r\n amigos. Tienen prohibidísimo salir a la banqueta si no estoy yo, no pueden despegarse de mí ni un momento. Y\r\n eso les\r\n afecta en su desarrollo, veo que son cohibidos, no conviven si no estoy yo, pero prefiero eso a que un día les\r\n pase\r\n algo y no sepa de ellos.
\r\n\r\nMe encantaría que mi hermano conozca a mi hijo chico, a veces sonrío pensando el apodo que le pondría. Me\r\n duele mucho\r\n que mi hijo el grande ya no se acuerde de él, tiene 7 años y son casi tres años que no lo ve. Y yo le cuento\r\n que tiene\r\n un tío que lo amaba mucho y que a mi me chiqueaba… les hablo mucho de él.
\r\n\r\nUn día en la escuela a mi hijo le preguntaron a qué se dedicaba su mamá y él dijo: “a buscar a su hermano”.\r\n Yo me\r\n puse a llorar cuando la maestra me contó, porque yo sé que mis hijos no están para andar en las\r\n manifestaciones o en\r\n las marchas. El otro día estuvieron conmigo cinco horas en la procuraduría de derechos humanos porque fui a\r\n poner una\r\n queja. Sé que los he traído a lugares en los que niños de su edad no deben andar, pero lo debo buscar.
\r\n\r\nYo sé que en el camino voy a encontrar a mi hermano y lo voy a regresar a casa y un día veremos esto como un\r\n mal\r\n recuerdo.
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\r\n\r\n Lo que nosotras queremos es que se les busque vivos y de inmediato. Queremos que sean transparentes con las\r\n fosas, a\r\n principio de año encontraron una muy cerca de donde desapareció mi hermano, nunca dijeron cuántas personas se\r\n encontraron ahí y en la Fiscalía dicen que las fosas en la ley no existen.
\r\n\r\nHace poco les llamaron a 5 compañeras para ir a Santa Rosa de Lima a hacer una búsqueda acompañadas por la\r\n policía\r\n estatal. Decidimos que no irían porque era en el lugar más peligroso de Guanajuato, con la policía estatal que\r\n son los\r\n que nos han acosado, nos han perseguido, decidimos que no, porque son a los que les tenemos miedo. Luego vimos\r\n que\r\n hubo un enfrentamiento ahí, hubo personas muertas. Nosotras no podemos darnos el lujo de morirnos porque si\r\n nos matan,\r\n ¿quién los va a buscar?
\r\n\r\nLes hemos pedido a las autoridades que vayan a algunos puntos de búsqueda que tenemos ubicados, pero nos\r\n ignoran. Hay\r\n compañeras que se han ido a meter a comunidades bastante peligrosas a preguntar, la verdad sí da miedo irse a\r\n meter a\r\n esos lugares, la policía sabe dónde están las fosas pero nunca nos lo van a decir.
\r\n\r\nAhora que fuimos a las búsquedas en campo y encontramos cuerpos, no sabía si era mi hermano, pero sabía que\r\n esas\r\n personas iban a regresar con sus familias y ya podrían estar en paz. Y yo sé que quizá un colectivo hará lo\r\n mismo en\r\n otra parte y quizá encuentren a mi hermano y me darán la paz que tanto necesito y el descanso que mi hermano\r\n se\r\n merece.
\r\n\r\nLa fiscalía me asignó una psicóloga pero me insinuaba que no era adecuado andar en el colectivo, que quizá lo\r\n más\r\n conveniente era “soltar”. No regresé, no me dio confianza. A mí me sirve mucho cuando salimos a protestar y\r\n gritamos,\r\n o cuando hablamos entre nosotras; cuando encontramos a algún familiar desaparecido, aunque la mayoría han sido\r\n muertos…
\r\n\r\nLo que queremos es que nos traten con dignidad, queremos ayudar a más personas, gané una familia hermosa con\r\n mis\r\n compañeras, yo las admiro mucho, me dan mucha fortaleza. Odio las leyes, pero he tenido que leerlas y aprender\r\n para\r\n ver si lo que pedimos es viable ¡y sí, es viable!
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\r\n\r\n En todas las dificultades que he tenido en mi vida, desde que estaba chiquita, el amor es lo que nos ha\r\n ayudado.\r\n Cuando yo veo que pasábamos hambre, que en verdad vivíamos en pobreza, aún trayendo los zapatos rotos, yendo a\r\n la\r\n escuela con mochilas que le regalaron a mi mamá, el amor me rescató de todo eso. Ahora ya de grande me doy\r\n cuenta de\r\n la pobreza en la que vivíamos, pero el amor de mis hermanos y de nuestra madre nos hacía felices.
\r\n\r\nY ese amor es el que me impulsa a buscar a mi hermano: el amor que le tengo y el amor que él me dio. Yo lo\r\n voy a\r\n buscar hasta que me muera, al igual que mi mamá, siempre le pido a Dios que no me lleve de esta tierra hasta\r\n saber qué\r\n fue de mi hermano.
\r\n\r\nDesde que se llevaron a Manuel siento que no estoy completa, que algo me falta y aunque esté feliz con mis\r\n hijos o\r\n con mis amigas, tengo un vacío que me ahoga. El no saber si lo están haciendo sufrir, o si lo hacen creer que\r\n ya nadie\r\n lo está buscando, o si en verdad está muerto y lo dejaron ahí tirado como cualquier cosa, eso es algo que no\r\n tolero.
\r\n\r\nYo lo voy a seguir buscando.
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\r\n Por: Martha Silva
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\r\n\r\n Yo no conozco lo que es la felicidad. He tenido destellos, chispazos. Cuando nacieron mis hijos, cuando estoy con\r\n mis\r\n nietos, cuando íbamos a comer todos juntos y cantábamos. Estábamos tranquilos. La vida me puso pruebas y pude\r\n salir\r\n adelante, por ellos. Luego, ellos crecieron y se volvieron mi apoyo. Un día mi hijo no llegó a dormir y se nos\r\n acabó\r\n la paz. Ahora ya no tengo otra motivación más que encontrar a Alfredo. Sigo viva por mis otros hijos, pero nunca\r\n dejaré de buscarlo a él, mi motor, mi hijo mayor.
\r\nVengo de una familia de mujeres comerciantes. Mi abuela fue comerciante, mi madre igual. Yo también. Nací en\r\n Nuevo\r\n Urecho, Michoacán. A los 10 años me vine a vivir a Irapuato. Aquí me casé a los 16 años y tuve a mis hijos;\r\n Alfredo\r\n fue el mayor, también es cerrajero, una tradición que heredó de su abuelo y de su padre.
\r\nPor eso era muy conocido por los licenciados, porque trabajaba con los actuarios en los embargos, pero en\r\n ocasiones\r\n también compraba y vendía coches. El día que desapareció andaba vendiendo uno.
\r\nAlfredo desapareció el 21 de octubre de 2018. Fue una amiga suya quien lo invitó a un palenque, en la comunidad\r\n de\r\n San José de Guanajuato, en Celaya. Con Alfredo se perdieron otras cuatro personas: Nancy, Monserrat, Maritza y\r\n Moisés,\r\n ellos dos eran un matrimonio y las dos primeras, sus empleadas.
\r\nCuando mi muchacho no volvió a la casa con mi nuera, fuimos al Ministerio Público a presentar la denuncia, pero\r\n ahí\r\n no la quisieron recibir sino hasta pasados ocho días, que hasta que estuvieran todos juntos, dijeron. En mi\r\n desesperación, a tres días de no tener noticias suyas, me fui a recorrer los ranchos cercanos, a preguntarle a la\r\n gente.
\r\nHasta después supe del peligro en el que puse a los dos familiares que me acompañaron: en la zona se asienta uno\r\n de\r\n los grupos criminales que se pelean el territorio por delitos como el robo de combustible, las extorsiones, los\r\n homicidios y muchos más. Ese día, por andar preguntando, se nos acercaron personas en actitud hostil.
\r\nEn nuestra vida no había entrado la violencia, la nuestra era una vida tranquila. Mi hija y él eran muy unidos,\r\n se\r\n acompañaron siempre aunque ella era muy seria y mi hijo muy amiguero. Por eso ahora ella me acompaña a todas\r\n partes,\r\n pero parece que ella es la más acabada de las dos. Yo soy fuerte, me considero fuerte.
\r\nPero lo que yo estoy pasando ahora es más fuerte que cualquier cosa del mundo, para mí la desaparición de mi hijo\r\n es\r\n lo más fuerte. Hubiera preferido que me dejaran mil hombres, a perder a mi hijo. La verdad, no me dolería de una\r\n persona que no es nada de mí, que no nació de mí. No me importa que yo tuviera que mantener a mis hijos. Ahora\r\n solo me\r\n interesa encontrar a mi hijo.
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\r\n Me separé de mi esposo, el papá de Alfredo, a los 10 años de casada, cuando de plano no aguanté las golpizas que\r\n me\r\n daba. Lo denuncié muchas veces. La última vez casi me mata, no solo me pegaba, me rompió el tabique de la nariz y\r\n me\r\n hizo otras fracturas, en las piernas pero sobre todo en la cara, para desfigurarme, quería que no me quedara con\r\n nadie, así, tal cual, me lo dijo. Sí lo metían a la cárcel pero lo dejaban salir al otro día. Los policías me\r\n dijeron\r\n esa vez: «Si quieres vivir, déjalo». Desde ese momento vi que aquí no hay ningún tipo de justicia.
\r\nComo me quedé sin nada, solo con mis dos primeros hijos, que estaban chiquitos, volví a empezar y me fui de\r\n ilegal a\r\n Estados Unidos. Yo crucé la frontera embarazada. Un tío me iba a alojar en Los Ángeles. En el camino, mi hija se\r\n me\r\n perdió ocho días en un cerro, hasta que «el coyote» nos avisó que estaba con él, que estaba bien. Gracias a Dios\r\n que\r\n me regresó esa hija, pero ahora ya se me perdió este otro.
\r\nDuré tres años trabajando en casas. Mi tercer hijo nació allá, como metí a los otros dos a la escuela, ellos\r\n aprendieron algo de inglés, yo no, pero sí aprendí a manejar y pude sacar un carro. Allá te dan apoyos para los\r\n bebés,\r\n a los niños les dan de comer en la escuelas. Allá cuidan a las personas, aquí no. Pero yo quería estar en México,\r\n aquí\r\n vivía mi familia, aquí estaban construyendo mi casa, para eso mandaba dinero. Incluso tenía una maleta lista para\r\n el\r\n día en que decidiera regresarme, tenía ropa, perfumes, plumas, recuerdo que éstas se secaron porque duraron mucho\r\n tiempo guardadas.
\r\nEn mala hora lo hice, en mala hora me regresé. Desde que estoy aquí, ha sido estar trabaje y trabaje, ni un día\r\n de\r\n descanso, para sacarlos adelante. La vida aquí es más difícil, aunque mis hijos no andaban bien vestidos, no\r\n andaban\r\n descalzos. Me puse a vender zapatos, aunque también puedo cocinar y sacar pedidos.
\r\nA mi hijo el mediano, que como nació en EUA sí puede cruzar sin problemas, le pedí que mejor ni venga, no quiero\r\n que\r\n algo le pase.
\r\nMi hijo menor recién cumplió 18 años, él hasta cayó en depresión, se salió de la escuela y entró a trabajar. A\r\n veces\r\n se queda todo el día solo, come solo, ya es diferente. Yo pensé que él, el chiquito, era quien estaba en más\r\n riesgo,\r\n por lo mismo de la edad. No Alfredo, porque él ya es un hombre hecho y derecho, trabajador, generoso.
\r\nAlfredo era como el padre de mis otros hijos: fue el que les enseñó a manejar. Incluso es padrino de uno de los\r\n niños\r\n de mi hija y como Laura también prefirió separarse, convivían mucho con él, lo deben extrañar mucho.
\r\nCuando mi hijo desapareció, duramos muchos días encerrados, llorando, todos juntos, esperando a que regresara.\r\n Tener\r\n alguna noticia suya. Pero ni el coche que traía fue encontrado. O eso me dicen. He ido a preguntar a los lotes de\r\n los\r\n coches recuperados por la Fiscalía y ni siquiera me dejan entrar a revisar.
\r\nAhora la gente me dice «Ya suéltalo, ya déjalo, ya no lo busques, te vayan a hacer algo malo a ti». Les digo que\r\n a mí\r\n no me importa, es mi hijo y nunca lo voy a abandonar hasta que Dios me recoja.
\r\nMe trataba con una psicóloga. Me la pusieron las autoridades después de que empecé a ir al Semefo a reconocer\r\n cadáveres. Pero un día me habló por teléfono, no alcancé a contestar y ya no me ha vuelto a marcar.
\r\nCon la desesperación de encontrar a tu hijo, a veces hablas a lo puro menso. Un día, en un reportaje donde me\r\n entrevistaron para la televisión, pedí que los que se lo llevaron digan dónde tienen a los desaparecidos, dónde\r\n los\r\n enterraron. Las autoridades dicen que no los pueden obligar a hablar, pero yo digo que sí, que los obliguen.
\r\nPor eso, una señora que me conoce, me dijo «tú para qué andas haciendo eso, de salir en las noticias, con lo que\r\n dices te estás comprometiendo, te van a matar». Yo le contesté, «por eso, es lo que se tiene qué hacer,\r\n preguntarles\r\n dónde los enterraron».
\r\nAlfredo cumplió 34 años el pasado 17 de abril.
\r\n![\"\"](\"assets/elia/3.jpg\")
\r\n Es una desilusión de que el gobierno no hace nada con el tema de los desaparecidos, no te escucha, no te ayuda ni\r\n te\r\n da protección, nada. Como si le estuvieras pidiendo ayuda a la pared. Con esa desesperación fui a pedirle ayuda al\r\n alcalde de Irapuato, Ricardo Ortiz, él movió la cabeza y dijo que estaba muy difícil. Aún así fui con mucha gente\r\n a\r\n pedirle ayuda, a los tres días que Alfredo desapareció fui a las noticias, creyendo que me iban a ayudar y nada.\r\n No\r\n pasó nada.
\r\nEn el MP no me quisieron tomar la denuncia de la desaparición de Alfredo cuando fui, que hasta que estuvieran\r\n todos,\r\n luego me citaron para una junta, donde nos dijeron cómo habían entrado los carros, puro bla-bla-bla. Yo casi\r\n diario\r\n iba a preguntar de algún avance y todo iba igual, igual y hasta la fecha. Lo de las llamadas de celular, hasta\r\n como al\r\n medio año lo investigaron. ¿Ya para qué? Ya mi hijo solo Dios sabe si está aquí.
\r\nEs lo malo de ser pobre, si fuera uno rico, rápido encontraban a nuestro ser querido y paga uno el rescate y ya.\r\n Igual, si fuera funcionario. Supimos de un caso, que sí devolvieron a la persona. Fueron las Fuerzas del Estado a\r\n sacarlo de una casa, así le hubieran hecho con mi hijo y con los que desaparecieron con él, pero no. Nada\r\n hicieron.
\r\nTan solo el pasado sábado nos fuimos las dos, mi hija y yo, a Celaya. El licenciado nos citó a las 12 pero él\r\n llegó\r\n bien tarde y casi seis horas duramos ahí, enseñándonos las cosas que ha buscado y que según han encontrado. La\r\n última\r\n vez que lo vimos fue hace tres meses.
\r\nRegresamos a la casa en la tarde, con hambre. Gastamos en gasolina, tiempo... Y como tuvimos que dejar a los\r\n niños\r\n encargados en una casa porque por la pandemia ya no podemos llevarlos con nosotros, uno se cayó y se\r\n descalabró...
\r\nEs una cosa horrible... Yo ando con miedo, tengo tanto miedo de ir a Celaya, pero tenemos que ir a ver cómo va el\r\n caso\r\n porque si no, ellos no mueven un dedo. La verdad es que me desilusionan, ¿entonces qué están haciendo, qué\r\n hacen?
\r\nSi lo del robo del petróleo, del huachicol, es lo de menos, no tiene tanta importancia como las personas, con las\r\n miles de desapariciones que se han visto en los últimos años, eso es lo que más duele. Se los llevan a ellos pero\r\n a\r\n nosotros, las familias, nos matan en vida. Nosotros éramos muy unidos. Ahora ya no nos juntamos, ya no hacemos\r\n fiestas, no festejamos nada, anda cada quien por su lado. Las búsquedas, las juntas del colectivo, nos quitan\r\n mucho\r\n tiempo. Con su ausencia, se acabó todo para nosotros.
\r\nLos fines de semana nos organizábamos e íbamos a Guanajuato, al Callejón del beso, a comer a la Presa de la Olla\r\n en\r\n lancha. Alfredo compraba pollos rostizados y comíamos muy contentos. Él era muy generoso, siempre pagaba. También\r\n hacía viajes: alquilaba un camión sin ganancia para él, para llevar a la familia de mi nuera y a nosotros a\r\n visitar la\r\n playa, fuimos como tres veces a Ixtapa. Recuerdo que muy temprano se iba a desayunar al mercado de Zihuatanejo y\r\n que\r\n me daba miedo cuando él se aventaba clavados. Pero siempre salía.
\r\nA mí nunca me ha gustado sacarme fotos pero sí me tomaban. Tengo una foto que nos tomamos la última vez que\r\n fuimos a\r\n la playa. Y sí me gustó mucho porque salimos los dos.
\r\nTambién hacíamos viajes más cerca: Valle de Santiago, Yuriria, ahí me llevó en mi último cumpleaños. O nos\r\n juntábamos\r\n para comer o cenar, él con su familia, mi hija con la suya y mi hijo el menor y yo. A Alfredo le encanta la sopa\r\n de\r\n mariscos, yo la hago bien picosa, y a veces, sin ningún motivo, nos juntábamos los jueves, los viernes, en mi\r\n casa.\r\n Los domingos no, porque yo me iba a vender al tianguis. Ahora con lo del coronavirus, ya no dejaron vender ahí,\r\n tengo\r\n que andar vendiendo en las colonias, con mis conocidas, mis amistades.
\r\nEl gobierno no nos da seguridad, ni salud. Puro bla-bla-bla. Ellos están bien contentos en su casa, comiendo,\r\n divirtiéndose, haciendo fiestas, a ellos qué les importa el sufrimiento que tiene el pueblo.
\r\nA los que se llevaron a mi hijo, yo quisiera decirles que si ya algo les debía con la vida les pagó, que por\r\n favor\r\n nos digan dónde está. Y no solo de Alfredo, sino de todos los desaparecidos: que no los entierren o los quemen,\r\n necesitamos saber dónde están.
\r\nYo, en mi desesperación he recurrido hasta a adivinos. Les pregunto dónde está Alfredo y ellos me dicen que está\r\n vivo. Pero cuando pregunto detalles, me empiezan a pedir más dinero de los 500 pesos de la consulta, para decirme\r\n dónde está. Y entiendo que solo quieren sacarme dinero y dejo eso por la paz. Pero en mi corazón sigue el hueco\r\n por mi\r\n hijo.
\r\nNo dejo de pensar en él, día y noche pienso en mi Alfredo. Le platico, le hablo en las noches, cuando estoy sola\r\n en\r\n la casa. Le pregunto «Hijo, ¿dónde estás?, dime dónde estás». También le pido perdón por quizá no darle el amor\r\n que\r\n necesitaba, fui madre recia, dura. Pero traté de conducirlos a todos por el buen camino, seré pobre pero honrada.\r\n Cuando me separé del papá de mi hijo el más chico, de nuevo me quedé sin un quinto. Es que estaba repitiendo la\r\n historia: de nuevo violencia. Física y psicológica, pero sobre todo de esta última. No me veía con fuerza para\r\n volver\r\n a quedar sola, por eso aguanté muchas cosas. Pero tuve que volver a salir adelante, por mis hijos.
\r\nAhora, ya sin el apoyo económico de Alfredo, tengo que salir a ganarme la vida. Salgo a vender mis gelatinas,\r\n ropa\r\n usada, adornos de mi casa. Pero hay días en ni vendo nada.
\r\nAlfredo tiene una hija, ya es adolescente, la veo muy triste, muy sola. Ya casi no me visita porque me la paso en\r\n la\r\n calle tratando de vender mis cosas. No he recibido ningún apoyo económico, aunque dos veces en dos años nos dieron\r\n una\r\n despensa que nos repartimos entre mi nuera, mi hija y yo. Era del gobierno de Guanajuato, porque el de aquí, de\r\n Irapuato, no me ha dado ni un chicle.
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\r\n La pista más importante del caso de mi hijo es su credencial de elector, encontrada en un predio bardeado en\r\n Santa\r\n Rosa de Lima, con una pared balaceada. La encontraron tirada en febrero de 2019, cuando el gobierno entró a esa\r\n comunidad con el dichoso operativo «Golpe de timón» pero a mí me dijeron del hallazgo hasta cuatro meses después,\r\n en\r\n mayo. Me preguntaron si reconocía la credencial, ¿cómo no la voy a reconocer? Era mi hijo. La credencial está\r\n intacta,\r\n ni maltratada ni decolorada y de ahí no pudieron sacar ni siquiera una huella. Las investigaciones revelaron que\r\n en\r\n este lugar se realizaron las últimas llamadas pero ahí no han escarbado. No sé si mi hijo está ahí.
\r\nEl gobierno no da razón de lo que encuentra, porque no quiere decir cuánta gente han matado en esta guerra de\r\n cárteles, no le conviene.
\r\nEs que yo no conocía todo esto, nunca pensé que fuera a pasarme.
\r\nSupe del colectivo «A tu encuentro» porque nos invitaron a una junta, en una iglesia. Fuimos mi hija y yo. Somos\r\n como\r\n 50 o 60 personas ahí en el grupo. Por la pandemia hicimos una pausa, pero ya nos estamos juntando otra vez. Ayuda\r\n saber que estamos luchando y que estamos haciendo algo por ellos, para encontrarlos.
\r\nAhora me doy cuenta de la magnitud y cuánta gente se desaparece o tiene necesidad. Aunque muchas veces fui con\r\n mis\r\n hijos a repartir comida afuera de los hospitales, a los necesitados, nunca pensé que yo misma me iba a ver en la\r\n necesidad de agradecer un taco.
\r\nFui de las mujeres que participaron en el plantón del Teatro Juárez. Esperábamos que Diego Sinhue escuchara\r\n nuestra\r\n petición, de que no pusiera a ese señor, Héctor Díaz Ezquerra, como comisionado estatal de Búsqueda, porque no\r\n sabe\r\n nada de eso. Yo le mando bendiciones, pero ojalá le pusiera acción a hacer las cosas, porque al final de cuentas\r\n el\r\n plantón no tuvo ningún resultado.
\r\nAunque fue bonito cuando la gente de Guanajuato capital nos llevó cobijas y comida.
\r\nDesde que estoy ahí en el colectivo, siento que estoy haciendo algo por encontrar a Alfredo, por eso he ido a\r\n todas\r\n las juntas, a los plantones, he salido a búsquedas, he andado en todo. La que más ha buscado a su hijo, soy yo y\r\n mi\r\n hija Laura. Y ella es de las que van a sembrar árboles con el colectivo.
\r\nPero es una cosa horrible cuando al grupo llega una persona que se le acaba de perder su hijo, su hija. Yo hablo\r\n con\r\n las madres a las que veo más mal, les digo «Échale ganas, primeramente Dios... Mira, ya nos pasó esto, ¿ya qué\r\n vamos a\r\n hacer? Mas que salir adelante». Platicando nos apoyamos unas a otras.
\r\nPero las autoridades no buscan, no escarban bien, porque dicen que no hay maquinaria para escarbar. Al\r\n comisionado le\r\n dieron dinero, 14 millones de pesos, para las búsquedas. Se necesita herramienta y perros para que vayan y busquen\r\n ahí\r\n donde encontraron la credencial. Yo hasta estoy pensando que el día que vayan a buscar al predio del caso de mi\r\n Alfredo, porque en dos años no lo han hecho, hay que llevar maquinaria y perros, aunque los tenga que pagar yo de\r\n mi\r\n bolsa, porque el comisionado no creo que vaya a pagar ni a mover un dedo. Es que no hacen nada, no buscan.\r\n Nosotros\r\n hemos tenido que comprar hasta las varillas, para buscarlos en las fosas.
\r\nVan varios familiares perdidos del colectivo que se han encontrado, pero ni siquiera enterrados: en al menos dos\r\n de\r\n los casos, los cuerpos estuvieron todo el tiempo en Semefo pero no los entregaban. Uno duró por lo menos un año\r\n ahí.\r\n Yo creo que es porque las autoridades no hacen la investigación, no nos enseñan bien los cuerpos, no hacen\r\n correctamente el cotejo ni el examen del ADN, en mi caso se tardaron meses para procesar mi prueba. Quizá es\r\n porque\r\n tienen mucho trabajo, les falta gente, no sé, no me lo explico. Cómo es que guardan en la morgue un cuerpo durante\r\n tanto tiempo y su familia sufriendo. Yo no quisiera pasar por eso.
\r\nLo de la búsqueda en la fosa de Uriangato fue solo un simulacro. Las autoridades ya habían ido antes de invitar a\r\n los\r\n colectivos; dijeron que encontraron huesos y más cosas, pero en realidad no hicieron nada, yo no vi que sacaran\r\n algo\r\n de las fosas. El operativo de búsqueda terminó pronto porque, dijeron, «ahí andan los malos». No entiendo porqué\r\n se\r\n pararon los trabajos, si se supone que había policías cuidando.
\r\nAdemás del colectivo, estoy en un grupo de superación personal que también me ha ayudado a superar las pruebas de\r\n la\r\n vida. Cuando mis hijos estaban más chicos, tuve un problema con el alcohol, eso desembocó en más problemas con mi\r\n familia, uno de ellos siguió mi mal ejemplo.
\r\nPero yo no quería ver a mi hijo destruir su vida, pedí ayuda y pudimos ayudarlo. Ahí, en esos grupos de\r\n psicología\r\n las pláticas, las conferencias, me ayudaron a salir y brindarle a mi hijo el apoyo que necesitaba. A la fecha\r\n continúo\r\n yendo. Incluso mi hija ya se animó a dar conferencias, yo todavía no. Aún así, reflexiono mucho ahí, siento que\r\n eso me\r\n ha dado fortaleza para soportar tantos problemas. Pero eso no me quita de la cabeza que no tendría que haber\r\n pasado\r\n por esto, que mi hijo no tendría que haber desaparecido.
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\r\n De ahora que Alfredo falta, me he enfermado. El mero día que mi hijo cumplió un año desaparecido (el 21 de\r\n octubre de\r\n 2019) me puse muy mal, me tuvieron que operar de la vesícula, duré 15 días en el hospital.
\r\nFui a una marcha en Ciudad de México recién operada, pero fui.
\r\nMe duele constantemente un brazo, del hombro, que no puedo ni dormir del dolor, y también me duele una rodilla.\r\n En la\r\n mañana amanecí con un derrame en el ojo y mucho dolor de cabeza. Como solo tengo Seguro Popular y para una\r\n consulta\r\n hay que salir desde las 6 de la mañana, y yo tengo que irme a trabajar, mejor me aguanto. Alfredo siempre estaba\r\n al\r\n pendiente de mí, cuando me enfermaba aquí estaba cuidándome o mandaba a su esposa a cuidarme.
\r\nAhora ya no tengo interés de nada... La casa no me interesa, ni mi vida, nada. Casi al grado de dejarme morir\r\n pero\r\n tengo que levantarme por mi otros hijos y mi hija. Ella apenas acaba de regresar a trabajar luego de dos años, por\r\n andar buscando a su hermano, aquí y allá, conmigo.
\r\nYo le creí a Diego, el gobernador, cuando se reunió con los colectivos, cuando sí estuvo Zamarripa, el fiscal.\r\n Ese\r\n que no había querido ir a otras reuniones con nosotros y que luego siguió faltando. Ese día, Diego nos escuchó,\r\n nos\r\n abrazó, hasta le di una carta donde le pedía ayuda para encontrar a mi hijo. Tiempo después, en la Fiscalía me\r\n enseñaron esa carta y otra que mi hija le entregó al Presidente López Obrador en su propia mano. Ahora todas esas\r\n cartas, porque fueron más de dos, están archivadas en el expediente, pero nunca tuvimos contestación y seguimos\r\n sin\r\n noticias de Alfredo.
\r\nA pesar de todo, yo tengo fe en que el gobierno van a encontrar a mi hijo, que las autoridades lo van a buscar y\r\n lo\r\n van a encontrar. Me gustaría saber qué pasó, quién se lo llevó, por qué se lo llevaron. Qué les hizo él para que\r\n se lo\r\n llevaran. Solo así volveré a tener paz.
\r\n*Elia es el nombre ficticio que se dio a la buscadora por seguridad
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\r\n Por: Verónica Espinosa.
\r\n“Fui niña feliz, joven feliz, casada feliz, hasta que me llegó el zarpazo de la represión cuando me quitaron un\r\n hijo. Y empecé a ser la madre de un desaparecido” contó doña Rosario Ibarra de Piedra a la cineasta Shula Erenberg\r\n en el documental que lleva su nombre, “Rosario”.
\r\nMadres de Plaza de Mayo en Argentina; Rosario Ibarra de Piedra y el Comité Eureka en México: las referentes\r\n latinoamericanas de las mujeres buscadoras de personas desaparecidas encabezan esa lista interminable que comenzó en\r\n la segunda mitad de los años setenta y que sigue sumando nombres cada día en Latinoamérica.
\r\nEn México. En Guanajuato.
\r\nSon momentos distintos de una misma historia. La dictadura militar en Argentina y el periodo denominado “Guerra\r\n sucia” en México, fueron etapas marcadas por el abuso de las fuerzas militares y de corporaciones policiacas como la\r\n desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), cuyos integrantes sustrajeron a Jesús Piedra Ibarra, hijo de\r\n Rosario, en abril de 1975.
\r\nEn ambos casos, fueron mandos oficiales los que dieron la orden para que decenas o miles de personas fueran\r\n privadas\r\n de su libertad, con destino incierto y muy pocos casos de localización.
\r\nEn el 2006, otra guerra se desataba en México, oficializada como una estrategia de combate a los grupos del\r\n narcotráfico y la delincuencia organizada del gobierno del presidente panista Felipe Calderón.
\r\nEntonces, el infierno llegó a las puertas de miles de familias en Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz,\r\n Guerrero, Coahuila. Personas de todas edades, sexos, condición socioeconómica, historia personal, comenzaron a ser\r\n desaparecidas.
\r\nY fueron mujeres quienes en su mayoría salieron a buscarlas.
\r\nNo es una actividad únicamente a cargo de las mujeres, ciertamente. Pero los números, los liderazgos y la presencia\r\n de ellas son abrumadoramente mayoritarios a cargo de la infausta tarea.
\r\n¿Razones, una explicación? Muchas. Hay un desempeño social, el de las mujeres como cuidadoras de cada integrante de\r\n su familia, desde los primeros años hasta los últimos minutos.
\r\nHay una culpa inculcada. “Te culpas de haber nacido y de haberlos traído al mundo”, dijo alguna vez la potosina\r\n Edith\r\n Pérez.
\r\nHay un afán de preservar la memoria, de desterrar el olvido. Lo tienen las buscadoras, como lo tienen las mujeres\r\n que\r\n van a las prisiones a visitar a sus familiares internos, porque de lo que se trata es de no abandonar ni con el\r\n pensamiento al otro.
\r\nY entonces se conocieron otros nombres, como el de Silvia Ortiz, fundadora del colectivo “Vida” en 2004 en\r\n Coahuila;\r\n o el de Mirna Nereyda Medina, al frente de “Las Buscadoras del Fuerte” en Sinaloa en el 2014; María Herrera, quien\r\n tras la desaparición de cuatro de sus hijos en Michoacán creó “Enlaces nacionales” en el 2011. O Edith Pérez, quien\r\n en\r\n San Luis Potosí creó el colectivo “Voz y dignidad por los nuestros” después de que, en el 2012, su hermano, sus dos\r\n hijos y su sobrina desaparecieron por Ciudad Mante.
\r\nMientras tanto, la criminalidad envenenaba silenciosa pero inevitablemente al estado de Guanajuato. Ningún\r\n antídoto\r\n surgió de autoridades, éstas más bien ufanas en aparentar, en mentir y en colocar a cualquier víctima de\r\n desaparición\r\n en el camino de los malos pasos.
\r\nComo pasó en el resto del país, en Guanajuato las buscadoras caminaron primero solas. Fueron ignoradas, fueron\r\n vejadas a la manera en que las instituciones y sus funcionarios lo hacen, cerrando puertas en las instancias\r\n obligadas\r\n -ellas sí- a buscar y encontrar a sus familiares desaparecidos.
\r\nFueron y son todavía amenazadas e intimidadas.
\r\nPero el hartazgo también une y hoy levantan la frente; se sientan frente a autoridades, reclaman, piden cuentas,\r\n mientras hacen lo que aprenden y aprendieron a hacer cuando les cambió la vida: escarbar la tierra hoy inhóspita de\r\n Guanajuato para rastrear a los suyos.
\r\nEn POPLab ponemos la mirada en estas buscadoras guanajuatenses, en un intento por aportar a la construcción de esa\r\n dolorosa pero necesaria memoria colectiva de la desaparición de personas en Guanajuato.
\r\nEn su propia voz, las buscadoras Bibiana, Elia, Matilde y Mariana cuentan sus historias para tampoco ser olvidadas.\r\n Para que, como Rosario Ibarra, como Mirna Medina, como las Madres de Plaza de Mayo, sepamos sus nombres, sus\r\n historias, sus pérdidas, frente a un perverso afán institucional de borrarlas de la historia oficial, en ese mismo\r\n afán de borrar también uno de los más prolongados y oscuros episodios de impunidad en México y en Guanajuato.
\r\nY entonces descubrimos que estas mujeres se construyeron como las buscadoras que son, porque han logrado sobrevivir\r\n y\r\n han dejado atrás todo tipo de violencias y entornos agraviantes: embarazos adolescentes; violencia familiar de\r\n padres\r\n o esposos, adicciones, pobreza, discriminación.
\r\nEs su propio rastro el que reconoceremos en estas historias.
\r\nHay una violencia estructural que persiste, porque ahora autoridades de cualquier nivel no les reciben las\r\n denuncias\r\n por la desaparición de sus familiares; no les permiten conocer las investigaciones; no las acompañan a rastrear; no\r\n les contestan el teléfono. La violencia institucional, por si fuera poco.
\r\nEsta es una de las muchas razones por las que tres de estas buscadoras son presentadas en esta serie con nombres\r\n ficticios. Porque, lamentablemente, seguirán saliendo a buscar y en estas tierras guanajuatenses les aguardan\r\n riesgos\r\n que no se ven conjurados en el corto plazo por quienes son responsables de hacerlo.
\r\nCuando ellas buscan, lo hacen llevando a cuestas todo lo que implica su decisión: hacen a un lado sus propias\r\n vidas;\r\n muchas veces dejan la vida en común con sus familias, la que -como nos dicen todas en esta serie- de por sí ya no\r\n será\r\n la misma. Pero nunca dejan de mirar esa fotografía, la de aquéllos que les fueron arrebatados bajo cualquier\r\n circunstancia.
\r\nPorque, parafraseando a Rosario Ibarra de Piedra: “A nuestros (hijos, hijas, hermanos, padres) no les vamos a\r\n quitar\r\n la vida ni con el pensamiento”.
\r\n \r\n \r\n\r\n![\"\"](\"assets/portadas/mariana-d.jpg\")
\r\n \r\n Por: Alonso Merino Lubetzky
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\r\n\r\n Alberto y yo éramos así...uno. Aunque fuera a la distancia, aun lejos el uno del otro, siempre sabíamos de\r\n nosotros.\r\n No había día que no le mandara mensajes y si veía que no me contestaba le marcaba de mi celular o del teléfono de la\r\n casa. Con que respondiera, con solo verlo "en línea", me sentía tranquila. Diario le daba los buenos días\r\n o\r\n su bendición en la noche. Así fue hasta que lo desaparecieron y me destruyeron por completo.
\r\nMi hijo estaba en Torreón trabajando y reconciliándose con su padre. Siempre le dije que quería que se alejara de\r\n los\r\n vicios y accedió a irse para empezar de nuevo. Se fue justo cuando el crimen empezó en Guanajuato. Sentía terror,\r\n pánico, de imaginar que algo le llegara a suceder.
\r\nEstábamos en plena contingencia cuando le propuse que él y Selene, su novia, se vinieran dos semanas al pueblo, a\r\n Silao. Una noche antes de que partieran rumbo a Torreón tres hombres armados se lo llevaron. Era 20 de julio. Lo\r\n último que dijo fue que iba a comprar de cenar. Veinticuatro días estuvo desaparecido, veinticuatro días lo\r\n busqué.
\r\n✽✽✽
\r\nYo nací aquí en Silao, Guanajuato, pero mis mejores recuerdos son con mis hermanos y mis abuelos, cuando nos íbamos\r\n al rancho. Era tan bonito andar allá que no nos queríamos regresar. En ese rancho nació mi mamá: San José de Gracia,\r\n se llama. Le llorábamos para no venirnos. Era muy libre. La casa de mis abuelos es grande, tiene árboles frutales y\r\n está a la orilla del río.
\r\nEra donde nos dábamos la gran vida. Ahí tenían los carritos de mulas, esos en los que se vende fruta, y nos\r\n encantaba\r\n andar trepados con mis tíos. Son carros con un caballo o dos mulas adelante. Esos son de los momentos más bonitos\r\n que\r\n vivimos porque mis abuelos de allá eran bien diferentes a los de aquí. Los de Silao eran muy duros, muy pegones, y\r\n allá en el rancho no. Eran diferentes: muy amorosos.
\r\nSoy la más chica de cinco mujeres y un hermano. A pesar de que tuve a un papá muy machista, alcohólico y golpeador,\r\n mi niñez fue una de las etapas más bonitas de mi vida. Hubo un tiempo que viví con un hermano de mi mamá aquí en\r\n Silao. Me iba con mi tía, su esposa, porque como no tuvo hijos me invitaba a ayudarla a vender muebles, pero también\r\n porque quería alejarme de todo lo que estaba viviendo en mi casa. Toda la semana yo salía de la escuela y me iba\r\n directo con mi tía, salvo los fines de semana. Nunca me fui del todo porque yo sabía que se llegaba el fin de semana\r\n y\r\n mi papá iba a tomar. Yo quería estar ahí para cuidar a mi mamá.
\r\nCuando cumplí 15 años me fui a vivir a Ciudad Juárez, pero me fui yo sola, sin mi familia. Estaba en la secundaria\r\n y\r\n la dejé para irme a trabajar. Al principio estaba en una tienda de ropa, pues como era menor de edad, no podía\r\n entrar\r\n a una empresa formalmente. Me fui sin avisar, allá me recibió la familia que tengo por parte de mi mamá.
\r\nNo sé cómo pude tener el valor para hacer eso, porque me fui en el tiempo en el que estaba más fuerte el\r\n feminicidio,\r\n en el que había muertas todos los días. Loca, tomé esa decisión tan arrebatada, y hui. Mis papás estaban enojados y\r\n aunque me pedían que regresara yo les decía que no, pero siempre me pregunté por qué no fueron a buscarme. Ellos\r\n podían hacerlo, sin embargo, no lo hicieron.
\r\nFui diferente con Alberto. Hice muchas cosas por él, pues lo buscaba incluso antes de que desapareciera. Yo quería\r\n lo\r\n mejor para él y para mis hijas, y por eso siempre andaba detrás suyo. Si a mí me preguntan hoy en día que si tengo\r\n remordimiento en mi relación con él, les diría que no, pues sé que hice más de lo que estaba en mis manos. Hay gente\r\n que\r\n no sabe o que no tiene la mínima idea. Todas las veces que yo lo metía a un anexo o a una clínica, él me decía que\r\n no\r\n le gustaba, pero me decía que me amaba, que me lo agradecía.
\r\nAl papá de Alberto y de mis hijas lo conocí en Juárez. Él trabajaba en una empresa japonesa de plásticos a la que\r\n me\r\n ayudaron a entrar con una carta, pues era menor de edad. Pasó el tiempo y nos juntamos, luego vinieron los hijos. En\r\n Ciudad Juárez nacieron los más grandes, mi hija la mayor y Alberto; allí estuve como siete años. Después me fui a\r\n Torreón donde nació mi hija la más chica.
\r\nYa siendo mamá, ya con hijos, comienzo a ver realmente la situación. Estando chica no percibía la inseguridad. Y\r\n entonces fue que me dije a mí misma que no quería que mis hijos crecieran en ese ambiente. Ciudad Juárez es horrible\r\n en todos los aspectos, tanto en el clima como en la violencia. Si tú vas sigues viendo papeles pegados de mujeres\r\n desaparecidas.
\r\nNos mudamos a Torreón porque el papá de mis hijos es de ahí. Para entonces ya teníamos problemas, tal vez era la\r\n diferencia de edades entre el señor y yo, quien es 11 años más grande. Era muy posesivo y después agarró amistades\r\n que\r\n a mí no me gustaban y aumentaron los conflictos.
\r\nAl principio era como cualquier papá, miraba por sus hijos, pero luego fue cambiando mucho. Al tiempo de que lo\r\n conozco, me embarazo y me salí de trabajar. Él ganaba muy bien en el trabajo. Pero, así como ganaba bien, era muy\r\n mujeriego. Tomaba más de lo normal y consumía sustancias. Se volvió irresponsable, y desde ahí empezamos a\r\n distanciarnos. Salía de trabajar el viernes y llegaba hasta el sábado, pero ya llegaba sin un peso. Entonces, ¿qué\r\n tenía que hacer yo? Pues trabajar. Por eso estando en Torreón trabajé en varias empresas automotrices.
\r\nEl papá de Alberto fue violento físicamente conmigo. Aunque solo una vez me golpeó, con esa vez tuve. Me amenazaba\r\n constantemente y nunca quiso ayuda de nadie con sus problemas de adicciones. Conforme su adicción crecía, su\r\n violencia\r\n también. La vez que me golpeó me mandó al hospital. Me golpeó a puño cerrado dejándome inconsciente tirada en un\r\n charco de sangre. Coincidió que mi hermana estaba allá y me dijo que abriera los ojos, que no era posible que yo\r\n soportara eso. Eso pensé, que no tenía por qué estarlo aguantando.
\r\nNo era responsable de sus hijos y no me ayudaba económicamente. Se volvió la peor persona, ya no trabajaba, ya no\r\n aportaba nada. Solo pensaba en el vicio. Tenía una mujer que le compraba droga para que estuviera con ella, y eran\r\n todo ese tipo de cosas que yo tenía que aguantar. Yo decía "como para que ande con esa persona, entonces yo\r\n quién\r\n soy o qué soy", al grado de que se me bajaba la moral. Desde que nos separamos, yo estando allá, tuve que\r\n trabajar sola para salir adelante.
\r\nTal vez era miedo de que me hiciera algo más. Llegó un momento en que me dije que eso no podía continuar, que no me\r\n podía quedar ahí, que tenía que hacer algo.
\r\nDe vivir en el norte del país me queda la violencia, que ahora es la misma en Guanajuato. Torreón estaba igual que\r\n Juárez: muchísima inseguridad, muchos muertos por donde quiera. En las escuelas de Torreón amenazaban a los\r\n maestros,\r\n les iban y les cobraban cuota y amenazaban que si no pagaban que les pedían se llevarían a ciertos niños y a los\r\n maestros. Y sí lo llegaron a hacer. La mejor opción fue regresarnos a Silao con mi familia. Yo pensé que ya no tenía\r\n nada que hacer ahí, pues ya para entonces no estaba con el papá de mis hijos.
\r\nAl tiempo de haber regresado a Silao conocí a mi pareja actual, Luis. Nos empezamos a tratar y tenemos juntos desde\r\n entonces. Él tiene una niña también y vive con nosotros. Desde que nos conocimos él me ayudó con mis hijos y yo con\r\n su\r\n niña. Luis también siempre fue muy cercano a Alberto. Seguido los encontraba platicando mientras miraban la\r\n televisión.
\r\n![\"\"](\"assets/mariana/2.jpg\")
\r\n Siempre he querido mucho a mi mamá. Siempre. Para mí ha sido lo mejor que me ha pasado. Para mí es una mujer\r\n admirable porque nunca nos dio un mal ejemplo. Nunca. Sufrió mucho y yo también por ella. Te quedas marcada. Alberto\r\n también la quiso mucho, donde quiera que la viera, la abrazaba y la besaba siempre. Con su abuelita también era muy\r\n allegado, por eso antes de irse a Torreón, antes de que lo desaparecieran, en el último lugar en el que quiso estar\r\n fue en su casa.
\r\nElla viene de una familia en la que mi abuelo tenía tierras, sembraban. No le faltaba nada, tenía todo lo\r\n necesario.\r\n Se casó de 28 años. Ella dice que sus hermanos no la dejaban tener novio y por eso se fue con mi papá a escondidas,\r\n porque realmente se la pasaban cuidándola. Obviamente si hubieran visto al señor con quien se iba a ir no la\r\n hubieran\r\n dejado.
\r\nMi hija le pregunta a su abuela por qué cambió su vida para irse a meter a una casa donde la golpeaban y le hacían\r\n de\r\n todo cuando tuvo una vida muy buena con sus papás. Cuando se vino del rancho a Silao hasta sus propios suegros la\r\n trataban mal. Fue totalmente un cambio porque acá mi papá era tomador, mujeriego, golpeador. Igual, si se le\r\n antojaba\r\n se gastaba todo el dinero y ya no daba para la semana.
\r\nEn muchas ocasiones la dejaba embarazada y se iba a Estados Unidos y se quedaba con otras mujeres. Mi mamá siempre\r\n ha\r\n sido de las personas que decía que, si tú te casas, te casas para toda la vida. Siempre que le pregunto por qué,\r\n ella\r\n contesta que era su cruz. Le decía que no, que no era cierto, no tiene por qué una estar aguantando golpes.
\r\nCuando mi papá murió le dijimos que se casara de nuevo. Y dijo que no. Yo creo que mi madre empezó a tener vida\r\n después de que mi papá falleció. El 18 de octubre cumplió 10 años de muerto. Casarse con él fue lo peor para ella.\r\n Su\r\n matrimonio duró treinta y tantos años, y ella va a cumplir ochenta.
\r\nTal vez por eso yo nunca me casé. En mi casa con mi mamá era de que a fuerza me tenía que casar, por la iglesia y\r\n por\r\n el civil. Todas mis hermanas así lo hicieron. Todas menos yo. Con ninguno me casé.
\r\nRecuerdo mucho cuando estaba en sexto de primaria. Cuando mi papá tomaba, comía mucho. Todo el día quería estar\r\n comiendo y le exigía a mi mamá que le sirviera de comer. "No, sírveme otra vez, porque no me has dado", le\r\n decía mi papá. Fue un domingo y ese día había hecho caldo cocido. Cuando ella le sirve un plato, agarra y dice:\r\n "Mmm,\r\n ni para caldo eres buena" y se lo aventó. Mi mamá se quedó asustada. Agarró una madera y se le dejó ir para\r\n golpearla. Le grité que no le pegara y me puse enfrente de ella. El golpe que le iba a dar, me lo dio a mí en la\r\n cabeza. Él se fue y me quedé escurriendo de sangre.
\r\nCuando me fui a Ciudad Juárez fue lo peor dejar a mi mamá. Después me arrepentía de haberme ido. Te das cuenta que\r\n dejaste tu hogar, que las cosas no son como te las platicaron. Es doloroso dejar a tu familia atrás, pero lo que más\r\n me dolió fue dejarla a ella.
\r\nCuando llegué a Silao con ella, llegué como desorientada. Estaba acostumbrada a vivir en otra ciudad más grande.\r\n Pero\r\n me sentí tranquila de vivir aquí. Entonces no había peligros, era muy calmado todo. Ese cambio fue muy radical, pero\r\n yo vi a mis hijos contentos.
\r\n✽✽✽
\r\nLlegando a Silao estuvimos un tiempo en casa de mi mamá. Estaba encantada porque estábamos juntas. Mi hermano vive\r\n ahí con ella, nunca se casó y no tiene hijos. Si hacían alguna travesura, él se enojaba. Los amenazaba con pegarles\r\n y\r\n yo lo confrontaba. "A mis hijos no los vas a tocar", le decía. Como me sentía harta de esas amenazas y no\r\n quería que nada le pasara a mis hijos, decidí salirme también de ahí.
\r\nPor eso, y como no pensaba pasarme toda la vida con mi mamá, me metí a trabajar al Parque Bicentenario cuando lo\r\n abrieron. Trabajaba como cajera y los horarios se me acomodaban. Rentamos un departamento, ahí teníamos más\r\n privacidad. Mi hija se graduó de la primaria y entró a la secundaria. Cambié a mis hijos más cerca. Ellos se iban\r\n caminando a la casa de su abuelita cuando salían de la escuela y yo los recogía al terminar el día.
\r\nDe pronto me quedé sin trabajo. Entonces entré a una empresa en Puerto Interior donde se hacen motores para los\r\n limpiaparabrisas de los carros. Estuve casi dos años ahí. Al tiempo me salí porque Alberto se estaba haciendo pato\r\n en\r\n la secundaria. Los maestros me llamaron y me dijeron que Alberto sí llegaba a la escuela, pero que no entraba a los\r\n salones.
\r\nMe di cuenta que necesitaba atención. Y un lunes me pregunta Alberto: "¿Por qué no vas a ir a trabajar?"\r\n --"Porque\r\n tengo un niño de kínder que tengo que llevar a la secundaria para que entre al salón". --"No es cierto, sí\r\n entro", dijo. -- "No, niño --le dije--, yo no voy a estar pagando para que usted se quede en el patio. Yo\r\n pago para que usted ocupe la silla y se ponga a estudiar como es. Así es de que vámonos, lo voy a llevar y voy a\r\n hablar con sus maestros".
\r\nAlberto creció y comenzó a tener problemas de adicciones. Yo quería que fuera una persona de bien, que saliera de\r\n eso. Nunca me iba a resignar a que estuviera perdido en algún vicio. No tengo ni el mínimo remordimiento ni siquiera\r\n de las veces que lo reprendí porque sé que él siempre estuvo consciente que fue por su bien. Como madre uno lo tiene\r\n que hacer. Nunca le solapé nada, en ninguno de los aspectos.
\r\nIba a ser su cumpleaños, tenía 14, y se me salió con unos amiguillos. Me pidió permiso para dormir en casa de un\r\n amigo. Se lo negué, le di solo permiso de salir con ellos, pero no de dormir afuera. Cuando fuimos a buscarlo, no lo\r\n hallé. Llegué a la casa y le marqué de nuevo. "No soy tu juguete. ¿Dónde estás?", le dije. "No te doy\r\n permiso". Pero insistió que ahí estaba y ahí voy de nuevo. Luis me llevó por él en el carro y cuando se sube\r\n nos\r\n percatamos que olía a alcohol. Apenas llegamos a la casa le pedí que subiera a la habitación. "¿Qué pasó,\r\n Alberto? A ver, ¡sóplame!" Le di un cintarazo, lo regañé. Me pidió perdón, me dijo que sus amigos lo\r\n convencieron\r\n porque era su cumpleaños. Fue la primera y la última vez que le pegué, pero cuando me fui a trabajar me sentía súper\r\n mal.
\r\nMi momento más feliz con él fue cuando lo llevaba a la escuela, en las vacaciones, cuando iba a sus festivales.\r\n Cuando veíamos películas, cuando íbamos al cine. Cuando se graduó de la primaria, no le busqué madrina. Yo fui su\r\n madrina para bailar su vals con él. Hay un video donde estamos bailando y está llorando porque se estaba despidiendo\r\n de sus amigos. Yo sabía que era muy noble y sentimental. Lo abracé y le dije de cerca que sí, que ya no iba a ver a\r\n sus amigos, pero que comenzaba una nueva etapa y que así tenía que ser.
\r\nCuando nos llegamos a ir a Guayabitos estábamos por un camino rumbo a Los Ayala. Nos fuimos caminando y el paisaje\r\n estaba muy bonito por toda la carretera. Él sabe que yo odio las lagartijas, las iguanas y todo eso. Me dan mucho\r\n pánico. Ese día ya veníamos y sale corriendo con una iguana enorme. "¡Te la voy a echar!", me dijo. "Dame\r\n 500 pesos, si no te la voy a echar encima". Yo grité. Le pedí ayuda a mi mamá porque pensé que estaba viva. Se\r\n la\r\n encontró atropellada. "Pinche niño", le dije. Se murió de risa porque yo me asusté.
\r\n\r\n![\"\"](\"assets/mariana/3.jpg\")
\r\n\r\n Alberto vivía en Torreón. Le recomendé que se fuera de aquí para protegerlo, pues la violencia crecía en el pueblo.\r\n Yo pensé que le servirían los consejos de su papá, el hecho de que regresara y lo viera, que empezaran a platicar y\r\n arreglaran todos sus problemas. Las hermanas del papá de Alberto me habían dicho que ya estaba cambiado. Ciertamente\r\n me dolía mucho que se fuera, y aunque se me rompía el corazón porque nunca nos habíamos separado, lo veía bien\r\n allá.
\r\nPero su papá y un amigo suyo lo habían golpeado días antes de que regresara a Silao. Acordamos que él y su novia se\r\n vinieran por la pandemia, porque económicamente se estaba poniendo difícil. Alberto me contó que llegaron él y su\r\n novia a casa de su papá y lo encontraron drogado con un amigo. Se hicieron de palabras por algo de la casa y su papá\r\n y\r\n su amigo, los dos, se le fueron encima a golpes. El amigo de su papá le pegó con un envase de cerveza y quedó todo\r\n cortado del brazo. Hasta la fecha yo sigo enojada con su padre por eso. No se lo perdono.
\r\nEstando acá ya en Silao, Alberto me dijo que no se iban a quedar mucho tiempo. Selene y él llevaban poco de haberse\r\n juntado. Le dije: "Vente y se quedan quince días". El plan era que cuando regresaran a Torreón, llegarían\r\n a\r\n vivir a casa de una tía y pondrían un taller de motos. Él había trabajado en uno y queríamos que abriera el suyo\r\n allá.\r\n Yo lo veía que estaba saliendo adelante.
\r\nEstaban por cumplir un mes aquí cuando tuvimos nuestra última conversación. Fue un sábado en casa de mi mamá. Me\r\n dijo\r\n que el lunes se irían de regreso a Coahuila. Estaba en casa de su abuelita porque se estaba despidiendo y fue cuando\r\n me platicó que había tenido un problema con una persona que vendía droga.
\r\nEl domingo fui de nuevo a casa de mi mamá y los vi a él y a mi nuera. Al día siguiente, el lunes, pedí permiso para\r\n ausentarme porque quería despedirlo. A las 12:00 del día llegué a casa de mi mamá y lo primero que me dicen es que\r\n Alberto no había llegado en toda la noche. Les había dicho que iba a ir a comprar cena, pero ya no regresó.
\r\n![\"\"](\"assets/mariana/4.jpg\")
\r\n Lo primero que hice fue ir a hospitales. Luego al Pentágono --así le llaman al edificio de Seguridad\r\n Pública\r\n en Silao-. Fui varias veces ese mismo día, pero no me dejaban entrar a barandilla. No era la primera vez que Alberto\r\n no llegaba y podría estar ahí. Una vez hasta se cambió el nombre y por eso yo les pedía que me dejaran ver, porque\r\n su\r\n nombre no aparecía en la lista. Entonces salió un hombre a quien lo habían arrestado por tomar. Saco una foto y se\r\n la\r\n muestro. Me dijo que no había nadie como él adentro.
\r\nEl tiempo estaba corriendo y yo no sabía nada. Le dije a Selene que me iba a regresar porque tenía que darle de\r\n comer\r\n a mis hijas. Pasó el lunes, se hizo de noche y mi hijo tampoco llegó. Volví a ir más tarde al Pentágono, pero ya\r\n estaba oscuro. Les pedí que si me dejaban entrar y tampoco tuve suerte. Me dijeron que podía ir al día siguiente a\r\n las\r\n 8:00 de la mañana, cuando hay cambio de juez. Tampoco pude entrar.
\r\nFui al Ministerio Público como a eso de las 3 de la tarde del martes y pongo la denuncia por desaparición. Me\r\n tomaron\r\n algunos datos. En un primer momento no me pidieron sus características personales. No me preguntaron cuánto medía,\r\n qué\r\n tatuajes tenía, qué ropa llevaba. Nada. Solamente su nombre, mi nombre, dirección y la última vez que se le vio.
\r\nEstaban mis hermanas en mi casa y llegó la persona sospechosa de su desaparición. Aseguró que tres hombres armados\r\n llegaron en un carro gris, que estaba sentado frente a su casa cuando vio que se lo llevaron. Me cayó un balde de\r\n agua\r\n fría. Las versiones sobre la desaparición de Alberto cambiaron cada vez. Ellos las cambiaron. A mi nuera esta\r\n persona\r\n le dijo que Alberto estaba en su casa y que los hombres armados habían entrado por él. Unos días antes de que\r\n encontrara a mi hijo, él mismo dijo que Alberto les había hablado por teléfono para irse con ellos.
\r\nEstuvo casi un mes desaparecido, veinticuatro días. Cuando iba al Ministerio Público o me mandaban llamar, me\r\n decían\r\n que no sabían nada. Cuando me enteraba de algo acudía al MP para decirles lo que sabía, para aportar lo poco que\r\n podía, pero siempre me decían "que yo qué sabía". Realmente no sabemos a quién irle a confiar lo que uno\r\n sabe.
\r\nLo último que hizo el Ministerio Público fue venir hasta mi domicilio. Entraron los ministeriales sin identificarse\r\n mientras yo no estaba en casa. Mi nuera les abrió y se pasaron. Nunca pude saber quiénes eran porque no llevaban\r\n nada\r\n visible: ni placa, ni nada. Nos pidieron llevarlos a la casa donde Alberto desapareció. Con desconfianza nos subimos\r\n a\r\n la camioneta mi nuera y yo.
\r\nHicieron un cateo para ver si podían encontrar las pertenencias de mi hijo, pero nunca se cercioraron de que el\r\n sospechoso estuviera ahí. Otras personas me dijeron que iba llegando cuando vio a los agentes haciendo el cateo. Me\r\n llamaron al MP y sus últimas palabras fueron que ya no había nada qué hacer. Me notificaron que la carpeta de\r\n investigación se iba a Irapuato.
\r\nEn esas fechas habían encontrado fosas y yo ya estaba en los colectivos de búsqueda, por eso supe. Mi colectivo es\r\n "De Pie Hasta Encontrarte". Selene, la novia de mi hijo, se fue conmigo a Irapuato. No sabíamos llegar,\r\n pero\r\n igual tomamos un camión bajando de la central de autobuses. Les pedí que me orientaran para llegar al CERESO y al\r\n SEMEFO.
\r\nLlegando al Servicio Médico Forense uno de los agentes en la puerta me pidió el número de carpeta de investigación.\r\n Se lo doy. Yo quería ver si me podían enseñar las fotos de las personas no identificadas. Me pregunta qué relación\r\n tiene la persona desaparecida conmigo. --"Es mi hijo", le dije. Tomó el papel donde llevaba anotado el\r\n número de carpeta y se fue. A los pocos minutos apareció de nuevo.
\r\nNos dijeron que nos dirigiéramos al edificio de Homicidio. Me registro y me piden que me pase. Cruzo la puerta de\r\n arriba y salen agentes de investigación, quienes nos dijeron que nos llevarían a ver las fotos. Nos subimos a su\r\n camioneta y ya arriba una agente se me queda viendo. Saca su teléfono y empieza a pasar fotos. Me mira de nuevo y me\r\n pregunta por la ropa de Alberto, por sus tatuajes. Me pidió tranquilizarme y me mostró las fotos. Era él.
\r\nSu respuesta fue que el mismo domingo que desapareció lo encontraron entre las 11 y 12 de la noche por el parque\r\n industrial Castro del Río. Estuvo casi un mes en SEMEFO, con todo y que les proporcioné fotos. Todo.\r\n Características.\r\n Todo. Pruebas de ADN. No entiendo cómo, si tenían mis pruebas de ADN y las de mi hija, en ningún momento nos\r\n avisaron\r\n que estaba ahí.
\r\nEn ese momento me pidieron su acta de nacimiento, pero no la llevaba. Llamé a mis familiares para que me la\r\n llevaran.\r\n Finalmente liberaron el cuerpo, así que partimos rumbo a SEMEFO. Me dijeron que empezara los trámites con la\r\n funeraria\r\n para que lo recogieran. Cuando llegué y pasé a firmar los papeles que me pedían, me negaron el cuerpo de mi hijo una\r\n vez más: me faltaba una copia. A esas horas de la noche no había ni un solo lugar dónde sacar una copia, además de\r\n que\r\n no estaba la trabajadora social para firmar.
\r\nTuve que regresar al día siguiente antes de las 9 de la mañana. Cuando terminé los trámites me pidieron pasar a\r\n reconocer a Alberto. Antes, cuando lo estaba buscando, le había dicho a mi hermana que si algo malo pasaba ella\r\n debería reconocerlo por mí, porque yo no tenía el valor.
\r\nTuve que hacerme más fuerte porque solo yo tenía permiso para entrar. Su cuerpo ya estaba en estado de\r\n descomposición, pero todavía se alcanzaban a ver sus facciones. El cuerpo se lo llevó la funeraria y por instantes\r\n me\r\n quisieron negar también el velatorio "porque ya tenía muchos días allá", según dijeron. Insistí que para\r\n esa\r\n noche y al día siguiente lo sepultamos.
\r\nDurante casi un mes dormí en el sillón de la sala. En las noches esperaba despierta que tocara la puerta y entrara.\r\n Hasta el momento no sé lo que pasó. La única versión que existe es que fue por 200 pesos de marihuana. No me cabe en\r\n la cabeza que eso valiera su vida.
\r\nLa ropa de Alberto la conservaba toda hasta hace unas semanas. Poco a poco la he ido regalando como él de por sí lo\r\n hacía con sus amigos. Cuando los veía sin tenis o sin algo para vestir, él se los daba a escondidas. Ahora solo\r\n guardo\r\n algunas cosas en su clóset.
\r\nSiempre se los dije, incluso se lo dije a la persona que está detenida: yo estoy segura que mi hijo no tenía nada\r\n que\r\n ver. Y yo tampoco, porque soy una de las personas que se levanta día a día a trabajar, y a trabajar honestamente\r\n para\r\n sacar a mi familia adelante. Yo no tengo por qué esconderme, porque yo he hecho las cosas bien. Si hay alguien que\r\n no\r\n ha hecho las cosas bien, son ellos. Eso siempre le dije a mi familia: yo no tengo miedo, porque yo no estoy haciendo\r\n nada equivocado. Lo busqué sin parar hasta encontrarlo.
\r\nY lo encontré, pero no se ha hecho justicia.
\r\n![\"\"](\"assets/mariana/5.jpg\")
\r\n *Mariana es el nombre ficticio que se dio a la buscadora por seguridad
\r\n![\"\"](\"assets/mariana/silueta.jpg\")
\r\n ![\"\"](\"assets/portadas/matilde-d.jpg\")
\r\n ![\"\"](\"assets/portadas/matilde-m.jpg\")
\r\n Por: Carmen Pizano
\r\n\r\n![\"\"](\"assets/matilde/1.jpg\")
\r\n\r\n A pesar de que tuve una infancia con muchas carencias en cuestión de ropa, de comida, que no teníamos regalo\r\n de Día de\r\n Reyes, regalos de Navidad, vivía feliz con mis hermanos. La vida me obligó a madurar muy rápido, de golpe: fui\r\n para\r\n mis hermanos menores como una mamá, poco antes de cumplir mis 15 años me enteré que estaba embarazada, fue una\r\n pesadilla vivir con el papá de mi hijo, pero luego conocí a Fernando, mi esposo.
\r\nCon Fernando todo era risa, con él nunca escuchamos gritos, nunca peleas. Siempre trataba de hacernos ameno el\r\n día,\r\n de vernos reír.
\r\nNos encantaba ver el amanecer, cuando íbamos en carretera nos parábamos. Yo no conozco la playa, por eso él\r\n siempre\r\n me proponía irnos a la aventura, nunca lo hicimos. Me decía que cuando estuviera viejo nos fuéramos a vivir a\r\n una\r\n costa porque él se quería morir en el mar.
\r\nLa vida tranquila con Fer se acabó cuando se lo llevaron hombres armados en Silao, muy cerca del Pentágono,\r\n como se\r\n conoce a los separos municipales, a la vista de policías que nada hicieron para detener el vehículo al que lo\r\n subieron.
\r\nEl 19 de julio pasado una niña se quedó sin papá, yo me quedé sin esposo, una madre se quedó sin hijo, es algo\r\n que\r\n esas personas no ven. No miden el daño tan grande que le causan a la gente.
\r\n✽✽✽
\r\nSoy la mayor de cinco hermanos, desde que era pequeña cuidaba de ellos, principalmente del "Huevo",\r\n así le\r\n decíamos al hermano hombre que sigue de mí. Yo lo defendía cuando lo agredían en la primaria, aunque solo le\r\n llevo 11\r\n meses, para él era como su mamá.
\r\nA mi otro hermano le gano por tres años, le sigue el hermano hombre más pequeño que ahora tiene 21 años, con él\r\n siempre tenía mucho cuidado porque tiene una enfermedad que se conoce como huesos de cristal.
\r\nMi hermano ha sido muy apegado a mí, aunque tenemos nuestras diferencias, pero es uno de los que me sigue más.\r\n Ya\r\n después nació mi hermana, la más chica.
\r\nCuando era pequeña yo jugaba como los niños, jugaba con mis hermanos a las canicas, a los tazos. En ese tiempo\r\n estaban los Power Ranger, jugaba a eso con ellos. Tuve una infancia muy feliz.
\r\nCon mi hermano "el Huevo" éramos como dos amigos, como a él no le gustaba pelear yo era la que lo\r\n defendía\r\n y a mi mamá siempre la mandaban llamar porque yo peleaba. A mi hermano me lo mataron el día 20 de diciembre de\r\n 2019.
\r\nUn día antes, el 19 de diciembre lo vi, platicamos con él. Ese día acudimos con Fernando al hospital pediátrico\r\n de\r\n León para llevarles juguetes a los niños que estaban hospitalizados. En la mañana del 20 de diciembre le mandé\r\n un\r\n audio porque yo me sentía rara, ya como a eso de las 9 de la noche me entró una llamada de mi mamá, comencé a\r\n escuchar\r\n un montón de sirenas. Mi mamá lloraba y me decía: 'me lo mataron, me lo mataron'.
\r\nPrecisamente cuando mi hermano estaba cumpliendo siete meses de haber muerto se llevaron a Fernando. En solo\r\n siete\r\n meses me quitaron a dos de las personas que más quiero.
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\r\n Tengo 28 años y dos hijos: un niño que va a cumplir 14 años de mi anterior pareja y la niña de seis años, hija\r\n de\r\n Fer.
\r\nFui mamá por primera vez a los 15 años, a mi fiesta yo iba embarazada, pero mis papás no sabían en ese momento.\r\n Es\r\n algo curioso porque mi mamá y yo estábamos embarazadas al mismo tiempo, ella de mi hermana la más chica y yo de\r\n mi\r\n primer hijo.
\r\nCuando supe que estaba embarazada sentí mucho miedo, cuando le dije al papá de mi hijo lo que pasaba llegó a\r\n pedirme\r\n que lo abortara porque él no lo quería, pero yo luché porque mi hijo naciera. Me armé de valor.
\r\nTuve que salirme de la escuela, yo ya iba en la prepa. Entré a trabajar para poder comprarle a mi niño una\r\n cobija,\r\n ropa, pañales para cuando naciera y no estar dependiendo del papá.
\r\nTrabajé en una empresa de limpieza, me ponían a barrer calles, yo fui a trabajar hasta un día antes de que\r\n naciera mi\r\n bebé, hice el esfuerzo porque no quería que a mi hijo le faltara nada.
\r\nNo fue muy díficil ser mamá en cuestión de cuidarlo porque yo cuidé a mis hermanos, lo díficil fue la cuestión\r\n económica. Los gastos de leche, pañales, de vestimenta siempre los tenía que pagar yo. A la fecha, me hago cargo\r\n de\r\n todo.
\r\nDurante años viví en un infierno con el papá de mi hijo, desde que estaba embarazada del niño sufría\r\n agresiones.\r\n Siempre me golpeaba, me humillaba, me hacía sentir como una basura, decía que nadie se iba a fijar en mí, que\r\n nadie me\r\n iba a querer. Son palabras que ya pasaron, pero no se me olvidan.
\r\nLuego conocí a Fernando y llegué a un lugar donde todo era felicidad, donde no escuchas un grito, no te dicen\r\n una\r\n mala palabra, no te levantan la mano. Yo creía que ya había salido de lo duro, que por fin podía ser feliz.
\r\nCuando empezamos a salir, Fer me decía que iban a pensar que yo era su hija por la diferencia de edades, cuando\r\n desapareció había cumplido 41 años, pero a mí nunca me importó lo que la gente pensara, porque nos dimos la\r\n tranquilidad emocional que necesitábamos.
\r\nMi esposo era jefe de circulación de un periódico, vivíamos en Salamanca.
\r\nNos levantábamos con él a las 4 de la mañana, nos íbamos a trabajar. Llegábamos al lugar donde recogíamos el\r\n periódico, íbamos por las voceadoras para dejarlas en su punto.
\r\nTeníamos un pequeño negocio, vendíamos en los tianguis ropa y zapatos, nos íbamos todos los lunes para amanecer\r\n martes en la moto de Salamanca a Moroleón.
\r\nNos aventurábamos a la nada, era irnos de noche. El regreso a la casa era pararnos en cualquier montaña,\r\n veíamos el\r\n paisaje, para mí eso era bonito porque no necesitábamos dinero para demostrarnos el cariño. Todo era como una\r\n aventura.
\r\nVivimos juntos desde hace tres años, en nuestro pasado sufrimos mucho, entonces seguirle sus locuras era\r\n bonito. Me\r\n decía que disfrutáramos lo que teníamos.
\r\nNos subíamos a los juegos en la feria como si fuéramos dos niños.
\r\nAunque estuviéramos en la casa me mandaba mensajes, videos, algunos para hacerme reír, y cuando no estaba en la\r\n casa\r\n era para recordarme que me amaba.
\r\nEl 30 de abril me dijo que cambiara a la niña porque le había prometido que la llevaríamos al lago y ese día\r\n íbamos a\r\n ir. Yo no sé si presentía que le iba a pasar algo.
\r\nA veces estábamos en la casa y me decía que fuéramos al jardín, al centro. Íbamos y nos sentábamos en una\r\n banca, nos\r\n comprábamos un elote, nos poníamos a platicar y parecía que éramos novios. Eran cosas que no se compraban con\r\n dinero,\r\n pero son las que más recuerdo.
\r\nMe acuerdo bien de que para su cumpleaños el 9 de mayo no teníamos dinero, pero en nuestra casa nunca faltaba\r\n la\r\n harina para hot cakes, la leche, porque él era muy de comer hot cakes, de comer pan.
\r\nMi niña y yo decidimos hacerle muchos hot cakes y se lo decoramos como si fuera un pastel, mi niña le cantó las\r\n mañanitas. Son cosas que él no había vivido, se ponía a llorar de felicidad como si fuera un niño.
\r\nTodos esos sueños, las promesas, los planes, la vida feliz, la tranquilidad, todo terminó cuando unos hombres\r\n se\r\n llevaron a mi esposo frente a mí y a mi hija.
\r\n![](\"assets/matilde/3.jpg\")
\r\n El viernes 13 de julio de 2020 mi esposo regresaba de León a Salamanca, en la carretera, a la altura de Silao,\r\n policías estatales lo detuvieron. Primero dijeron que era por evasión, luego que la moto en la que él iba era\r\n robada y\r\n después que llevaba droga. Lo enviaron al Pentágono, cuando lo presentaron ante el Ministerio Público iba\r\n golpeado.
\r\nMe habló, yo fui a Silao donde vi cuando cinco policías lo llevaban. Al no poder comprobar ninguno de los\r\n delitos, el\r\n Ministerio Público dijo que tenían que liberarlo. Me dijeron que el domingo iba a salir del Pentágono.
\r\nA las 2:50 de la tarde él salió, lo esperábamos mi hija y yo afuera, le puso las agujetas a sus zapatos y ya\r\n nos\r\n íbamos en el camión. Una cuadra adelante mi hija vio un señor que vendía helados y nos bajamos a comprar, fue en\r\n ese\r\n momento que llegó el Jetta gris, hombres armados se bajaron y subieron a la fuerza a mi esposo.
\r\nEllos dijeron que eran ministeriales. Mi esposo les dijo que no había hecho nada, pero lo obligaron a subirse\r\n al\r\n vehículo. Mi esposo lo único que me gritaba era 'cuida mucho a la niña, cuida mucho a la niña'.
\r\nDetrás del vehículo en que se llevaron a mi esposo iba una patrulla de la policía de Silao, yo gritaba que me\r\n ayudaran, que habían secuestrado a mi esposo, pero no me hicieron caso. Me vieron y siguieron el camino como si\r\n fueran\r\n custodiando el Jetta. 20 minutos más tarde regresó la misma unidad.
\r\nUna policía se bajó y solo me dijo: 'mira, tú ya sabes de aquí qué sigue. Toma a tu niña y vete a tu casa'.\r\n Todavía me sigo preguntando a qué se refería.
\r\nYo nunca vi que se llevara a cabo un plan de búsqueda.
\r\nSe supone que cuando a una persona la detienen, ni policía municipal ni estatal tiene el derecho de brindar\r\n información o fotografías a medios locales, sea el medio que sea. No fue así, hicieron llegar a un medio de\r\n Silao\r\n información y una foto de mi esposo que le tomaron afuera del Pentágono.
\r\nQuiero saber quién es la persona responsable de la fuga de información, porque gracias a ellos se destrozó una\r\n familia con la pérdida tan grande de la cabeza de la familia.
\r\n✽✽✽
\r\nDesde el día que se llevaron a Fernando yo iba casi diario a la agencia del Ministerio Público, me decían que\r\n lo\r\n estaban buscando. Yo creí en lo que ellos me dijeron.
\r\nMe decían: 'no se preocupe, doñita, si nosotros sabemos algo, nosotros le hablamos'. El Ministerio\r\n Público me\r\n decía 'por ahí debe andar su esposo, al rato aparece'.
\r\nDos días después de que se lo llevaron yo fui a Silao a hablar con una agente de Investigación Criminal (de la\r\n Fiscalía) para hacerle saber que el celular de mi esposo estaba prendido, pedí que se rastreara la ubicación.\r\n Ella me\r\n dio un número de celular para mantener contacto, leía mis mensajes, pero nunca los respondía. Yo dije: 'no\r\n me van\r\n a ayudar'.
\r\nOpté por buscar a mi esposo por mis propios medios. Me uní a un colectivo de búsqueda, era ahí donde me\r\n apoyaban.
\r\nDurante 25 días yo destiné la vida entera y las emociones, tenía que sacar fuerzas para buscarlo. A veces\r\n acompañada\r\n de mi hermano, siempre con mis hijos, recorrí los hospitales de Salamanca, Irapuato, Silao y León. Preguntaba\r\n por\r\n hombres heridos que no estaban identificados para que me permitieran pasar a los cuartos a verlos, cuando\r\n encontraba\r\n tres o cuatro hombres sin identificar, el personal médico me dejaba pasar a ver si encontraba a Fernando.
\r\nRecorrí los Ceresos de Valle de Santiago, de Irapuato, de León y de Celaya, también pasé por los separos\r\n municipales.\r\n A cada lugar entraba con esperanza y salía destrozada.
\r\nAcudía a Semefo (Servicio Médico Forense) en la ciudad de León, acudí a Semefo en Irapuato, donde supuestamente\r\n se me\r\n mostraron fotografías a nivel estado, donde incluían cuerpos que estaban como no identificados.
\r\nEn la Fiscalía me trajeron casi un mes con puras mentiras. Mi esposo estaba en Semefo en Celaya desde el 20 de\r\n julio\r\n y yo no lo sabía.
\r\nLo encontré el 13 de agosto sin la ayuda del Ministerio Público, de ninguna autoridad. Mi familia me apoyó,\r\n también\r\n mis compañeras del colectivo al que me uní cuando me di cuenta que en la Fiscalía no iban a hacer nada.
\r\nAl principio se nos había informado que a mi esposo lo habían encontrado en un canal de aguas negras, este\r\n cuerpo\r\n había fallecido por un disparo de arma de fuego en la cabeza.
\r\nUn día después, el viernes 14 de agosto nos hacen el certificado de defunción y me percato que mi esposo no\r\n había\r\n muerto por un disparo de arma de fuego, a mi esposo lo decapitaron.
\r\nNos entregaron el cuerpo a las 2 de la tarde y hasta entonces nos piden hacer la identificación forense.
\r\nSemefo ni siquiera se tomó el tiempo de poner la cabeza en su lugar, a mí me lo entregaron así decapitado, en\r\n una\r\n bolsa, la cual contenía demasiado líquido y sangre. No se tomaron el tiempo de limpiarlo, cosa que a mi me\r\n parece\r\n humillante porque mi esposo no era un animal. ¡Vaya! ni un animal merece eso.
\r\nEn el certificado pusieron que a mi esposo lo encontraron en la comunidad de La Noria en Apaseo el Grande.
\r\nMi esposo tampoco fue localizado en Apaseo el Grande, fue encontrado entre Salvatierra y Tarimoro.
\r\nLo único que quiero es que se haga justicia porque mi esposo no merecía morir, mi esposo no tenía problemas con\r\n nadie. Que se investigue lo que se tenga que investigar, que se haga lo que se tenga que hacer, pero que hagan\r\n justicia, que me digan qué fue lo que pasó.
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\r\n Me queda el sentimiento de culpa de que yo pude haber hecho más, es algo que no me deja en paz, tengo que\r\n estarlo\r\n cargando diario. Yo sé que a lo mejor no fue mi culpa, imposible que lo pudiera defender, pero si yo me hubiera\r\n aferrado más a los policías, si yo les hubiera pedido más fuerte que lo buscaran, a lo mejor lo hubiera\r\n encontrado\r\n vivo.
\r\nDespués de todo me uní a las búsquedas de campo con la Comisión Estatal de Búsqueda y colectivos, fui a la que\r\n se\r\n hizo en la comunidad Malpaís en Valle de Santiago, también he ido a las que se han hecho en Salvatierra.
\r\nEn el colectivo al que pertenezco, Buscadoras Guanajuato, y en otros colectivos tengo compañeras de la tercera\r\n edad,\r\n están enfermas y por su edad ya no les es posible ir a las búsquedas.
\r\nYo quiero ayudarlas, quiero regresarles un poquito de lo que ellas me ayudaron a mí. Aunque ellas no me\r\n acompañaban\r\n físicamente a Semefo o a los hospitales, siempre estuvieron al pendiente de todo lo que pasó.
\r\nAl principio mi familia me decía 'ya para qué buscas si ya lo encontraste'. Sí, pero tal vez hay muchas\r\n personas que no tienen la manera de ir, no tienen la facilidad porque ir a una búsqueda es ir entre piedras,\r\n arañas,\r\n cortando hierba, abrir una vereda para llegar a donde hay rastros de cuerpos o ropas.
\r\nCuando veo que el forense se lleva los cuerpos que sacamos, lo único que digo es 'ya te encontramos, ya vas\r\n a\r\n regresar con tu familia', aunque no los conozca.
\r\nA mi hija su papá le dejó una tarea y cada que alguien le pregunta:
\r\n-¿Para qué quería tu papá que estudiaras?
\r\nElla responde:
\r\n-Para ser fuerte y no depender de ningún hombre.
\r\nEs algo que ella tiene en su cabecita.
\r\nElla ha recorrido conmigo todo este camino. Mi hija, a pesar de que solo tiene seis años es bien valiente,\r\n siempre ha\r\n sido bien valiente.
\r\nHace una semana me decía que quiere ser una buscadora como yo, quiere buscar personas, porque no quiere que las\r\n demás\r\n niñas sufran como ella, que no estén tristes.
\r\nLa gente tiene la tonta idea de decir que por algo se los llevaron, que andaban metidos en algo malo, pero\r\n muchas de\r\n las veces no es así.
\r\nTengo bien clara la idea de que ningún ser humano por malo que haya sido merece que los desaparezcan, ninguno\r\n merece\r\n morir de la manera en la que Fernando murió.
\r\nConozco muchos casos de buscadoras, algunas con maestría, muchas niñas, hombres de familia que no merecen vivir\r\n lo\r\n que están viviendo.
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\r\n Aquí en la casa le tengo su altar con la lona que le mandé hacer en un aniversario, siempre le tengo flores, su\r\n vela,\r\n postits con mensajes, porque yo sé que él me escucha, que él sigue aquí, que sigue conmigo.
\r\nAl principio yo tenía mi mente ocupada en hacer trámites, ir aquí, ir allá, ahorita mi tiempo como que se\r\n empieza a\r\n desocupar y es cuando veo las cosas. Ir a un lugar y recordarlo es difícil porque es tratar de aceptar que ya no\r\n va a\r\n estar.
\r\nMi vida ahora es amanecer, estar en la casa, anochecer y esperar a que mis hijos se duerman para poder llorar. Es\r\n una\r\n situación que no le deseo a nadie.
\r\nPerdí mi negocio, lo que hago es que saco ropa que ya no me queda a mí, que ya no les queda a mis hijos y me\r\n voy a\r\n vender a las plazas.
\r\nAparté su lápida, como pude fui juntando el dinero. Se la puse sencilla, a mis posibilidades. Solo esperaba el\r\n día\r\n para poder ir a ponerla, apenas se la pudimos colocar.
\r\nA mí no me gustaba hablar de la muerte, pero él siempre me decía que cuando ya no estuviera lo recordara como\r\n él era\r\n de alegre, que cuando alguien me pidiera de comer yo no le negara un taco a nadie porque era de la manera en que\r\n yo\r\n iba a saber que él iba a estar cerca de mí.
\r\nHay un muchacho de la colonia que tiene problemas familiares, seguido lo corren de su casa, él siempre me decía\r\n 'júrame\r\n que el día que no esté y mientras tú puedas a él nunca le va a faltar un taco'.
\r\nTe queda el recuerdo, pero es difícil porque sabes que no van a volver los paseos con él, los detalles, las\r\n risas.
\r\nTeníamos la promesa de ir a la playa todos, por la falta de dinero nunca pudimos cumplirla. Ahora que se pueda\r\n quiero\r\n ir a hacer algo así como una ceremonia.
\r\nÉl se quería morir en la costa, que sus cenizas las arrojarámos al mar. Me habría gustado hacerlo,\r\n desgraciadamente\r\n el Ministerio Público no me permitió cremarlo, pero me comentaba una psicóloga que si tengo la oportunidad de ir\r\n a la\r\n playa lo haga con una foto, quemar una foto de él, hacer una carta para él, quemarla y arrojar todas las cenizas\r\n al\r\n mar.
\r\nLo haré.
\r\n*Matilde es el nombre ficticio que se dio a la buscadora por seguridad
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\r\n Martha Silva,
\r\n Kennia Velázquez
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