Estimados lectores hoy haré una reflexión esta columna cumple 750 semanas de escribirse en cada viernes, así que vamos a una de tantas reflexiones que se han hecho a lo largo de estos más de 14 años. Es de su conocimiento que se ha derramado mucha tinta y gastada saliva, así como tiempo, a lo que podemos agregar una serie que no pararíamos de contar de ocurrencias y acciones que no tenían sentido y si parecían tenerlo no se tuvo el resultado esperado o más bien el resultado necesitado.

A veces parecería que en el sector agua los tomadores de decisiones saben que no tienen soluciones y de modo perverso emprenden proyectos que no tendrán un resultado esperado, pero que lamentablemente se ha convertido en su “modus vivendi”, venden proyectos o propuestas que suenan prometedoras para quienes no conocen realmente el sector agua, creen en las buenas intenciones y pequeñas acciones que pareciera salvaran de un problema que es cada vez mayor.

Vale la pena decir que el problema más visible para una gran mayoría es el uso doméstico, y digo esto por que el problema en el sector hidroagrícola se habla de problemas, medio mundo lo menciona aun cuando recibe impactos por la crisis hídrica en el precio de los productos que vienen de ese uso, pero su impacto es indirecto, lo viven con drama los productores y más aún los pequeños productores.

Debemos ser honestos y darnos cuenta que nuestra forma de conocer el problema es sesgado, más aún cuando nuestra forma de conocer la problemática viene viciado por que se ha formado un esquema basado en las “percepciones”, nuestra forma de conocer la realidad tiene condicionamientos construidos por los intereses del consumismo y la mercadotecnia, ahí tenemos a la que se denomina clase política, que más que ello son un grupo de poder que emergió gracias a lo perverso de la mercadotecnia electoral. Y esto ha viciado nuestras formas de percibir.

Volviendo con los problemas del sector agua el conocimiento lo viven en carne propia los usuarios del agua, quienes adolecen de buenos servicios, tienen mala calidad de agua, pagan recibos ajenos al consumo real, o bien no reciben la atención ante quejas como reportes de fugas, o padecen las limitaciones que producen las obras de los organismos operadores que tardan en abrir, en reparar, en retirar el escombro afectando vialidades y por supuesto en tiempo de lluvias, se mezcla esa agua contaminada con la de lluvia o se arrastra el escombro produciendo problemas más adelante, o la otra los señalamientos son insuficientes y algún conductor o peatón padece un accidente.

Podríamos también reflexionar que en México la calidad de los servicios públicos de agua siempre han sido un problema que no parece terminar. Pareciera que en cada etapa de la evolución de la forma de la urbe carga con los lastres o pudiéramos decir se ha estancado.

Es sabido a través de estudios históricos arqueológicos que las civilizaciones en el territorio que ahora conocemos como México las diversas civilizaciones se las ingeniaban en como tener acceso al agua, desde canales o construcciones cercanas a los ríos, en la época virreinal la arquitectura en materia hidráulica heredada de la civilización romana y de varias tecnologías del mundo árabe se hacen presentes, con los acueductos, cajas de agua y fuentes que además de ser parte del ornato suministraban agua.

En el porfiriato bajo la óptica de convertir a un país a un modelo como se veía en las grandes ciudades del mundo se introducen el concepto de agua entubada, llevarla a cada domicilio, con la intención de hacer a un lado a las fuentes las cuáles ya no eran un ejemplo a seguir entre ello por no ser higiénicas, ahí se bañaban algunas personas, bebían caballos y perros y estaba a la intemperie. El agua considerada como potable  era suministrada por aguadores que en sus cantaron vendían el agua a domicilio, muy pocos tenían pozos en sus propiedades, el agua potable se vendía por llevarla al domicilio, o bien cada quien podían ir por ella a las fuentes o manantiales.

Así comenzaron, se abrieron calles y dio inicio la modernización, sin embargo, sólo se construyó la red primaria, por lo que cada vecino debía conectar a su manera a ella, las disposiciones reglamentarías en México lo delegaron a las autoridades municipales que no hicieron mucho, fueron omisas en cómo cada vecino se conectara, y así comenzarían con las historias de fugas, clandestinaje e irresponsabilidad de las autoridades municipales por no conocer la realidad que impera en los servicios.

Podría pensarse que con el paso del tiempo se superarían los problemas, que hubiera existido un proyecto de largo plazo, pero fue más atractivo para quienes han ocupado hasta la fecha las administraciones municipales, en decir que se atenderían y solventarían los problemas, sin hacer más que la simulación de proyectos que sólo les han dejado dinero para ellos y para realizar campañas electorales para cargos de elección o liderazgos de partidos políticos.

La población creció, por el otro lado el concepto de ciudad debió haber evolucionado, pero no fue así siguió el ejemplo de “ciudad dispersa”, no de “ciudad concentrada” y los problemas valga forma de decirlo se dispersaron y se han salido de control, cada vez se dispersan los problemas e incrementan, ahí esta la seguridad pública y la insuficiencia en la satisfacción de necesidades colectivas que debe ser la prioridad de los servicios públicos.

El modelo de ciudad, sin duda ha impactado en el estrés hídrico y en el propio cambio climático, lo mismo en dar estímulos para que la pobreza crezca y sus impactos sean mayores, el modelo de ciudad llamémosle “consumista” es construir y construir, vender, y agotar el territorio como otros recursos, ahí sólo pocos ganan y cada ciudadano pierde.

Estimado lector, ¿Ha visto alguna propuesta gubernamental en lo federal, estatal o municipal encaminada en revertir estos problemas? Me atrevo a decirles que lo único que se visualiza son acciones tendientes a destruir lo que se concibe como servicio público y en agotar recursos, así como en diluir propuestas sensatas y pretender visualizar acciones que podríamos denominar como “populismo verde”, o en el sector agua “populismo azul”, creer que por plantar muchos arbolitos en donde sea será una gran solución es errático, se deben plantar árboles sí muchos árboles pero en lugares específicos que generen el efecto que deseado.

Por su parte el “populismo azul” pretende con slogans de botargas de gotas de agua, que por lavarse los dientes con un vaso de agua se hará una gran contribución, por favor, no confundan que estoy diciendo que no se cuide el agua, es necesario formar cultura, pero eso no basta para revertir el problema, más aún cuando el gran dilapidador de recurso agua es el propio municipio que no tiende las fugas que se traducen en miles de metros cúbicos.

Nos vemos la próxima semana, no olviden la importancia de emprender políticas y acciones que permitan que en México el agua nos alcance.

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