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A propósito de diseñar un sistema de gestión y administración del agua
En entregas anteriores he sido incisivo en matizar la necesidad de una responsable y auténtica gestión y administración del agua, lo anterior...
En entregas anteriores he sido incisivo en matizar la necesidad de una responsable y auténtica gestión y administración del agua, lo anterior, obedece a la lamentable práctica recurrente de administraciones gubernamentales de los tres ámbitos, federación, estados y municipios en actuar bajo interés mercadológico.
Boletines y eventos en que reluzcan los titulares de los ejecutivos estatales, o federales o incluso el que pareciera ser el sucesor, lo mismo con alcaldes que pretenden pasar a otro cargo electoral, pero todo queda en eso, en imágenes para vender, utilizando el pretexto de la realización de acciones para lograr mejoras en la calidad de vida del ciudadano, pero al volver a la realidad las acciones son estériles, no producirán el efecto anunciado. Porque se destinaron a vender la imagen de un personaje cuyo oficio es disputar campañas para ostentar el poder.
Bueno, estimado lector como no todo es queja ahora viene lo que podría ser la interrogante, entonces, ¿Qué hacer? Para el sector agua he sido enfático en la necesidad de comenzar con el diseño de un sistema, pero siempre he advertido que no se trata de diseñar un software, suele pensarse eso a la hora de hablar de un sistema o de sistematizar, al hablar de un sistema parto de contar con una visión que se considere sistémica, pero antes de continuar si digo que no se trata de un software, claro un software sería una de las herramientas de un sistema de gestión hídrica. Así que vamos con lo que se considera un sistema.
Optaré por la forma en la que nos explica el filósofo Humberto Maturana: “un sistema surge en un proceso de reducción de complejidad”. De modo complementario también formula la interrogante sobre “¿Qué son los elementos? A lo que responde “Es aquella unidad no más reductible del sistema” (aunque considerada microscópicamente pudiera aparecer, a su vez, como un entramado demasiado complejo) “no más reductible”, significa, también, que un sistema sólo puede constituirse y cambiar relacionando a sus elementos y nunca mediante la desintegración y la reorganización”
Continuando con Maturana en el momento de que aborda el “Acoplamiento estructural, este concepto presupone que todo sistema autopoiético opere como sistema determinado por la estructura, es decir como un sistema que puede determinar las propias operaciones sólo a través de las propias estructuras”. De qué se trata eso de autopoiético: “es la capacidad de un sistema, especialmente un sistema vivo, de producirse y mantenerse a sí mismo a través de la continua creación de sus propios componentes y procesos. En otras palabras, es la característica de un sistema que se define y se reproduce a sí mismo”. Según lo define Maturana en conjunto con Francisco Varela.
Recordarán estimados lectores que también en entregas anteriores les he mencionado de la imperiosa necesidad de abandonar la visión antropocéntrica respecto a la administración y gestión del agua, optando por una visión más integradora de todo el entorno ambiental, pues incluso he cuestionado el concepto de “ambiocéntrico” por caer en una visión centralizadora. Considero que administrar el agua va más allá de una visión tanto “antropocéntrica” como “ambiocéntrica”, así que si se cuenta con un sistema que conforme al modelo de Maturana y Varela pudiera tener un comportamiento más versátil por si mismo, un sistema lejos de la centralización.
Partiendo de ello, si hablamos de un sistema del Agua, ya sea nacional o estatal, se estará hablando desde una visión tradicional de un sistema social, por ser de índole administrativo- político, visto como una forma de cumplir con una de las funciones básicas del Estado y del gobierno, que es el rubro de los servicios y mirando más allá el de garantizar la sustentabilidad del recurso hídrico. Lo que menciono puede generar controversia, porque me dirán para me mencionas social y político, si por otro lado hablas de sacudir el antropocentrismo. Es indudable que las rocas o los animales no podrían emprender por si solos las acciones necesarias para recuperar el ambiente y aquellos daños propiciados por la mano humana.
La mano humana es la que debe reparar, es una acción humana, con un objetivo que debe ser más allá de lo humano, un objetivo que va hacia todos los elementos que integran un ambiente y en el cual el propio ambiente se vuelve aliado, ero ni el humano al centro, incluso el agua no es el centro, es uno de los componentes necesarios, ningún componente puede faltar ni ser menos importante.
Volviendo con la discusión sobre el concepto de “autopoiesis” que expone Maturana es evidente que significa un elemento nuevo. “Los sistemas “autopoiéticos” son los que producen por sí mismos no sólo sus estructuras, sino también los elementos de que están compuestos, precisamente en la trama de estos elementos”. “Los elementos en el plano temporal son operaciones, de los cuales los sistemas autopoiéticos están constituidos”, “no tienen una existencia independiente, no se encuentran simplemente, ni son simplemente colocados”.
“Más bien son producidos por el sistema, y exactamente por el hecho de que (no importa cuál sea la base energética o material) son utilizados como distinciones”. “Los elementos son informaciones, sin distinciones que producen la diferencia en el sistema”. “Son una unidad de uso para la producción de unidades de uso, para los cuales en el entorno no existe correspondencia”.
De modo complementario voy con otro clásico de la denominada teoría de sistemas, me refiero a Niklas Luhmann quien nos expone como una de las consecuencias más importantes de la “transición hacía una teoría de sistemas autorreferenciales, concierne al nivel operativo, o mejor a los procesos del sistema”. “La autorreferencia en el nivel de los elementos, quiere decir que éstos, al referirse a sí mismos, se entrelazan, con lo que se facilitan las relaciones entre sus elementos”. A decir de Luhmann: “Lo importante se resuelve en los sistemas de funciones: cada sistema regula él mismo los temas que trata, las reglas con las que comunica y la posición que con esto le atribuye a las personas”.
Estoy consciente de la forma compleja en que he expuesto, porque de hecho lo he manifestado en esas tantas veces, la gestión y administración del agua, es altamente compleja, no se logran resultados con boletines, productos mercadológicos de reuniones o espacios inútiles de simulación de participación ciudadana, observatorios de agua, etc.
Buscar soluciones factibles y contundentes implica sacudirse de las malas prácticas gubernamentales que lamentablemente son reiterativas y predominantes.
Mis apreciables lectores, nos vemos la próxima semana, no olviden la importancia de emprender políticas y acciones que permitan que en México el agua nos alcance.
Comentarios: saalflo@yahoo.com
1 de agosto de 2025, 00:07
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