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12/14/2025
Alguna vez haré un chiste sobre ti: Martin Amis ha muerto

Alguna vez haré un chiste sobre ti: Martin Amis ha muerto

¿Por qué me gusta tanto Amis? Porque siempre me lleva al borde de la literatura, nunca conozco alguien más que se enfrente con las palabras, con el lenguaje, como él. Eso de que trataba de todos los temas, me hacía verlo como una persona que cumplía todas las fases del novelista. El novelista como el gran periodista de la realidad. Un amigo me dice: demasiado realista para mí. Yo, que alabo la realidad más allá de los sueños (aunque soy poeta), él es mi escritor favorito.

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    Cuesta escribir esta noticia: Ha muerto Martin Amis (1949-2023). No sabía nada de su cáncer de esófago (la misma enfermedad de la que murió su gran amigo, Christopher Hitchens) y pensaba en él como esos ídolos a los que nunca le pasaba nada. En cierto modo, no le pasó nada. Para mí seguirá viviendo en sus libros, como ese acompañante que a raíz de la inteligencia, de la erudición, me llevaba contra la pared y me hacía entender cosas que antes no entendía.

    Como esa vez que frente al escritor Rodrigo Fresán, que le hacía una entrevista para el Festival de la Risa en Bilbao, él explicó la frase de Friedrich Nietzsche: “Toda broma es un epigrama después del sentimiento”. Lo explicó con un chiste (que no entendí de acuerdo a la traducción) sobre la princesa Diana. Hablaba de que un amigo de él, muy duro y sentimental como todos los tipos rudos y entonces comprendí que su trabajo sobre el humor me hacía ver a Franz Kakfa como un escritor que movía el humor como nadie (ese texto hermoso y terrible que es La metamorfosis, decía), en un contexto en el que también predijo: no se puede hacer humor sobre los desaparecidos, pero sí sobre los desaparecedores.

    Otro gran libro de Martin Amis. Editó Anagrama. Foto: Cortesía
    Otro gran libro de Martin Amis. Editó Anagrama. Foto: Cortesía

    Alguna vez lo vi, alguna vez lo entrevisté (con mi inglés paupérrimo), pero nunca pude decirle que para mí él era mi cadena de la literatura. Vamos a ver: de Mujercitas, de Louisa May Alcott, yo empecé a leer siempre a autores ingleses y estadounidenses. Por esas cosas de que no había biblioteca cerca y en mi casa sólo periódicos y revistas, leía lo que caía en mis manos: Manhattan Transfer, de John Dos Passos, El sonido y la furia, de William Faulkner, Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca (que para mí era de USA, porque ese libro construye una Nueva York –que no conozco todavía- muy potente en mi cabeza), hasta llegar al dream team británico y desde allí no salir nunca más sin leer “el último libro de Amis”.

    ¿Por qué me gusta tanto Amis? Porque siempre me lleva al borde de la literatura, nunca conozco alguien más que se enfrente con las palabras, con el lenguaje, como él. Eso de que trataba de todos los temas, me hacía verlo como una persona que cumplía todas las fases del novelista. El novelista como el gran periodista de la realidad. Un amigo me dice: demasiado realista para mí. Yo, que alabo la realidad más allá de los sueños (aunque soy poeta), él es mi escritor favorito.

    Un día habla de Josep Stalin otro día habla del Holocausto. Un día habla de esos hinchas terribles en Lionel Asbo y otro día nos obliga a reflexionar sobre los medios, esos que siempre lo han molestado.

    “Con la maquinaria de la crueldad como telón de fondo, la novela desarrolla una historia de amor y celos entre funcionarios de la barbarie. Es el marco para indagar en el horror y preguntarse: ¿qué sucede cuando descubrimos quiénes somos en realidad? ¿Cómo podemos llegar a aceptar las consecuencias de nuestros actos?”, es la visión de Anagrama sobre Zona de interés, que ayer precisamente se presentó en Cannes en forma de película, con la dirección de Jonathan Glazer.

    No ganó el Nobel, aunque se lo debieron dar hace miles de años. Si los tarados que entregan el premio se lo dan a alguno que se lo merezca o se deciden como siempre por la corrección política, lo cierto es que este enorme autor se fue sin la gloria merecida.

    Desde que conocí Campos de Londres, esa novela monumental que intenta lavar los trapos sucios con su querida Inglaterra, he seguido cada publicación del escritor.

    Lionel Asbo. El Estado de Inglaterra. Foto: Cortesía
    Lionel Asbo. El Estado de Inglaterra. Foto: Cortesía

    Lo último que me ha conmovido ha sido Lionel Hasbo. El Estado de Inglaterra, una novela que dialoga en forma directa con el lector. Como debe ser. Desatando un universo donde las acusaciones de misoginia o de fascismo con que suele etiquetarlo la crítica británica, se desvanecen frente a la experiencia transformadora y profunda que plantean sus novelas.

    Hay dos Martin Amis, me parece. Por un lado todo el universo que plantean sus novelas, ese mundo al que regresas una y otra vez para encontrarse con un hombre amigo, con un cómplice que piensa lo mismo que tú y que lo dice de un modo irremplazable, hasta ese víctima del sistema de comunicación donde una y otra vez expresa pensamientos extremos, impropios para ese escritor que tanto amas.

    Pasó con la negativa de Francia y Alemania a publicar su novela The zone of interest, por reírse del Holocausto, pero sin embargo vas a la obra y encuentras que esa misma risa constituye el mayor horror que puede despertar la represión contra los judíos, el nazismo.

    No sé cómo son las letras en Inglaterra, pero durante mucho tiempo las noticias de Martin Amis fueron sus dientes, su pelea con su mejor amigo íntimo Julian Barnes y todas las declaraciones –concisas- sobre Oriente y Occidente, que lo pintan como el hombre más derechista del mundo.

    Koba, El Temible. Foto: Cortesía
    Koba, El Temible. Foto: Cortesía

    Él no leía las críticas ni la información, pero cuando se trataba de una entrevista como la de Jordi Graupera, para el sitio Jot Down, llevada a cabo en su departamento de Nueva York, uno comienza a cerrar el círculo entre el escritor y el hombre de verdad.

    Martin Amis había dejado de beber y de fumar. De hecho, tenía un cigarrillo electrónico durante toda la entrevista. Comienza la entrevista hablando de su horrible relación con la prensa británica, algo que él llama “odio”.

    Habla también de su padre, el famoso Kingsley Amis: “Teníamos una relación fantástica. Era una relación padre-hijo muy buena. Christopher Hitchens decía que era la mejor que había visto nunca. Pero además era una amistad literaria. Y aunque teníamos opiniones diferentes sobre literatura moderna, estábamos de acuerdo en los principios básicos. O sea que no, no me puedo quejar.”

    Habla de los escritores y la ciencia, de su cuestionado ateísmo, prefiriendo ser considerado agnóstico y por supuesto, habla de todo lo que piensa en torno al islamismo.

    ¿Qué es la literatura?

    Siempre pienso que lo literario no accede al cliché ni mucho menos al lenguaje florido. Cuando alguien escribe en un lenguaje florido, habla de esas cosas abstractas que tienen un sabor amargo y falso, está muy lejos de ese libro que al abrirlo tiene una magia que me lleva por otros caminos y otras personas.

    Leía anoche a Theodor Kallifatides diciendo que el mundo del cliché es un mundo con amnesia, en un contexto donde cuando no hay nada que decir, cuando no hay un recuerdo preciso, aparece el cliché, aparece lo no dicho.

    Recuerdo entonces el libro de Martin Amis, La guerra contra el cliché, un conjunto de sus artículos en 25 años del siglo XX, donde el famoso escritor inglés ataca todo lo que se dice en los medios y, por supuesto, todo lo que decimos en este mundo occidental y “tan informado”, hasta claro, caer en él mismo, atacado por esos clichés absurdos y dominantes que muchas veces llevan el control de nuestras vidas.

    En el medio, la literatura. Adiós, querido Martin. Una tristeza enorme.

    Este texto se publicó originalmente en el sitio Maremoto, en este enlace.

    22 de mayo de 2023, 02:48

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