Violencia de Género: “Cualquier acto de violencia sufrido por una mujer por su pertenencia al género femenino, que tenga o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico y que abarca el homicidio, las lesiones, las amenazas, las coacciones, la privación arbitraria de la libertad, la libertad sexual y los tratos degradantes, tanto en la vida pública como en la privada”. Mirat y Armendáriz (2006, p.12)

Históricamente hablando, hemos construido una sociedad en la que impera la desigualdad entre el hombre y la mujer.

Los medios de información se han encargado de reproducir y normalizar estos discursos machistas. A tal grado, que hay mujeres que minimizan y aceptan esta forma de represión.

Para la investigadora del Programa de Investigación Feminista del CEIICH Aime Vega Montiel "Los medios de comunicación han sido señalados como una de las instituciones que tiene la responsabilidad de erradicar la violencia contra las mujeres y, en consecuencia, contribuir a la realización de los derechos humanos de éstas. Al constituirse como una fuente de educación –formal e informal– para la sociedad, al lado de la familia y de la escuela, tienen una tarea central en la búsqueda de soluciones (2009)."

De acuerdo con Amparo M. Zamorano: ”El objetivo de la profesión periodística es lograr que la ciudadanía sea libre, y para ejercer la libertad las personas necesitan estar informadas; aquellas noticias de violencia de género que son cubiertas como noticia-suceso no pueden aportar información que ayuden a las mujeres a comprender el fenómeno de la violencia masculina contra ellas ni a defenderse de un posible hombre violento; ni a los hombres que la ejercen, a detectar la vergüenza social que su actuación merece a la sociedad”.

En una nota publicada el 15 de noviembre por el diario “La Jornada” bajo el siguiente título “Protesta feminista de casi 6 horas en Cancún; daños en edificios públicos”, el enfoque de la noticia es sobre los daños a los edificios. En un solo párrafo se menciona el por qué de la marcha, sin embargo, el discurso sobre los edificios dañados permanece sobre el por qué de la manifestación.

Ante esto la doctora Enriqueta Vázquez Curiel, investigadora sobre los asuntos de cultura y arte para el cambio social, explica lo siguiente: ”Cuando se habla de violencia de género, hay que hacer un análisis crítico de ello, se debe presentar los hechos, no limitarse a «rayaron los monumentos». Es cierto, mujeres enfurecidas vandalizaron un monumento, no hay que limitarnos a eso. Porque la orientación del lector se va a ir hacia una crítica y una desaprobación de la conducta de las mujeres. Por medio de las notas, los periodistas tienen la obligación de hacer entender al lector el trasfondo de la situación, qué hay detrás de la conducta de las mujeres. El periodismo tiene que analizar lo que hay detrás de una manifestación. El por qué de las cosas, es lo que debe informar los medios de comunicación”. (CUSur UdeG., 2020)

De acuerdo con al investigadora Aimeé Vega, en el caso de noticias que tratan la violencia de género, las coberturas tienden al amarillismo y al dramatismo. Básicamente, las mujeres son representadas de dos formas: como víctimas y sin el poder de remontar su experiencia, o como las provocadoras de la violencia de la cual son objeto, es decir que la forma de redactar una nota impacta en la percepción del lector en torno al movimiento feminista.

En este caso vemos que el medio de comunicación “La Jornada” a través de su nota, las mujeres son representadas como las provocadoras de la violencia de la cual son objeto. Y esto se puede ver reflejado en los comentarios que usuarios de Facebook dejaron sobre la publicación.

Esta violencia de género en los medios de información no se limita a notas sobre marchas feministas, también la podemos encontrar en notas sobre agresiones físicas contra la mujer o feminicidios.

Como dice la doctora en Comunicación Claudia Vallejo Rubinstein, La violencia de género es prácticamente el único tema “femenino” que se cubre rutinariamente por los medios. Ello implica elegir la manifestación más “extrema” del sexismo, mientras las numerosas discriminaciones cotidianas que sufren las mujeres no aparecen –al menos no de manera rutinizada- en la agenda de los medios.

Hacia una cobertura ética

La periodista española Pilar López Díez (2008) menciona cuatro recomendaciones para que los medios de comunicación hagan una cobertura ética, sin caer en la violencia de género contra las mujeres:

1. Que los medios de comunicación asuman la situación de discriminación de las mujeres y las consecuencias que les han acarreado dicha posición.
2. Que cuestionen y combatan la desigualdad en que se ha situado a las mujeres respecto a los hombres, acercando a la ciudadanía las dificultades estructurales que todavía hoy encuentran las mujeres para desarrollarse en la sociedad.
3. Que observen y comprendan cómo opera la discriminación negativa hacia las mujeres (invisibilizándolas y minimizando sus logros y aportaciones); y la discriminación positiva hacia los hombres (destacando en sus prácticas profesionales las actuaciones masculinas e invisibilizando o justificando comportamientos indeseados, incluso punibles, de los hombres).
4. Que colaboren, de forma activa y comprometida, en la erradicación de dicha desigualdad (en las redacciones, eligiendo idóneamente al personal responsable, sin discriminación de sexo, y dedicando medios y recursos para crear las condiciones precisas para que los medios de comunicación contribuyan a que las mujeres desarrollen su potencial humano y su autonomía; es decir, para que tomen el control de su vida en todos los ámbitos, sin la tutela masculina). (p.95-96)

Los medios de información poseen una gran responsabilidad social, ya que influyen en la forma de pensar de una sociedad o de un individuo, de manera positiva o negativa.

Nosotros como lectores debemos exigirles a los medios de comunicación una cobertura más ética, a fin de erradicar la violencia de género que impera en toda la estructura social.

La tarea es difícil pero no imposible.