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Cofepris y la publicidad de “comida chatarra”: retrocesos en la protección de la infancia
Por supuesto hago eco del diagnóstico y las exigencias planteadas al respecto por organizaciones que integran la Alianza por la Salud Alimentaria, como El Poder del Consumidor, el Centro de Orientación Alimentaria y el Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, las cuales señalan con contundencia que la propuesta actual no representa un avance si se le contrasta con la vigente desde 2014
Mientras Chile y países europeos avanzan de manera decidida en la protección de sus infancias ante la publicidad de alimentos no saludables, México se encamina a dar un preocupante paso atrás con la nueva propuesta de lineamientos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que se encuentra en consulta.
Por supuesto hago eco del diagnóstico y las exigencias planteadas al respecto por organizaciones que integran la Alianza por la Salud Alimentaria, como El Poder del Consumidor, el Centro de Orientación Alimentaria y el Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, las cuales señalan con contundencia que la propuesta actual no representa un avance si se le contrasta con la vigente desde 2014.
De acuerdo con el documento enviado por Cofepris a la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), la restricción en televisión para la publicidad de productos con uno o más sellos del etiquetado frontal de la NOM-051 se limitaría al horario de 19:00 a 22:00 horas, de lunes a domingo, lo que representa apenas tres horas diarias de “protección”.
Esto, a pesar de que los estudios de audiencia muestran que el mayor consumo de televisión entre niñas y niños ocurre entre las 13:00 y las 17:00 horas, y alcanza su punto más alto entre las 20:00 y las 22:00, como ha quedado claro en los estudios de audiencias del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). ¿Qué sentido tiene regular tres horas si gran parte de la exposición infantil ocurre fuera de ese margen?
Lo más alarmante es que esta propuesta reduce drásticamente la cobertura horaria establecida, ya le comentaba, desde de 2014. Estos lineamientos establecen restricciones de 14:30 a 19:30 horas de lunes a viernes (5 horas) y de 7:00 a 19:30 horas los fines de semana (12.5 horas en total). Es decir, estamos ante una reducción sustancial en la protección de las audiencias infantiles, justo cuando el entorno publicitario es más agresivo y sofisticado que nunca.
Pero el problema no termina ahí. Como bien señala la Alianza por la Salud Alimentaria**, la propuesta ignora por completo** la necesidad de regulación para los y las adolescentes, quienes están también altamente expuestos a la publicidad de alimentos ultraprocesados, especialmente en redes sociales y plataformas digitales.
Hoy en día, las campañas publicitarias de comida chatarra apelan a este segmento a través de conciertos, retos virales, contenidos con celebridades, influencers, *hashtags* y mecanismos de engagement que inducen a la interacción. ¿Dónde queda la protección para este grupo etario que forma hábitos decisivos para su salud futura?
¿Y qué han hecho otros países?
En Chile, la Ley Nº 20.606, vigente desde 2016, prohíbe toda forma de publicidad de alimentos “altos en” (con etiquetado de advertencia) entre las 6:00 y las 22:00 horas en todos los medios, sumando 16 horas continuas de restricción diaria. Además, se agregan controles sobre personajes, regalos y ganchos dirigidos a niñas y niños.
A su vez, Noruega anunció en septiembre pasado una prohibición específica de publicidad de comida basura dirigida a niñas, niños, adolescentes y jóvenes de 18 años, a través de una legislación que parte de umbrales nutricionales claros para identificar productos poco saludables. La regulación no se limita a la televisión: incluye redes sociales y plataformas digitales.
Gran Bretaña también impulsa mayores restricciones en televisión y plataformas digitales ante el incremento de la obesidad y niñas y niños.
Frente a estos referentes, la propuesta mexicana parece atender más las exigencias de la industria que al interés superior de la infancia, consagrado en nuestra Constitución y en tratados internacionales.
Las organizaciones que firman el comunicado exigen el retiro inmediato de estos lineamientos de la plataforma de la Conamer y su revisión profunda bajo un enfoque de derechos humanos y de salud pública. También piden que en la nueva versión haya “una protección extendida en un horario de 6:00 a 22:00 horas en todos los medios de comunicación, incluyendo espacios digitales, además de ampliar la lista de estrategias publicitarias restringidas, para que incluya elementos de atracción dirigidas a adolescentes, que actualmente no están siendo considerados”.
Como sociedad, como audiencias, debemos exigir que no se flexibilicen los controles justo cuando la evidencia científica, las experiencias internacionales y la realidad del país nos demandan más firmeza. La salud infantil no es negociable.
Un llamado respetuoso pero firme a la Cofepris y al titular de la Secretaría de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, para que reconsideren estos lineamientos, bajo una visión del segundo piso de la 4T. Las políticas públicas deben priorizar el bienestar de las futuras generaciones sobre los intereses comerciales de la industria alimentaria. No basta con restringir la comida chatarra en escuelas. Se debe avanzar de manera decidida también en el tema publicidad y su vínculo con medios, plataformas digitales y redes sociales.
NAVEGANDO POR EL ÉTER
Quizás no gusten las formas o el estilo, pero lo que ha hecho el periodista Luis Guillermo Hernández, director de La Sexta W, de exigir rendición de cuentas sobre la toma de decisiones y el uso de los recursos públicos a la titular de Canal Once, Renata Turrent, y su equipo, es no sólo su derecho, sino también una actividad necesaria en una democracia. Los medios públicos, como bien lo recordó la presidenta Claudia Sheinbaum en “La mañanera del pueblo”, no son medios del gobierno sino de la sociedad. Nos pertenecen a todas y todos. Y por supuesto que no sólo a la titular de la televisora del IPN debemos exigir transparencia, sino a todas y todos los responsables de la operación de los medios públicos. Por ejemplo, hasta ahora no conocemos una postura oficial de los cambios que se realizan en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), que dirige Fernando Chamizo, particularmente en la emblemática estación Reactor 105.7, donde se ha generado un intenso debate al respecto en redes sociales. Los medios públicos se deben regir bajo los principios de la pluralidad, la diversidad, la inclusión, la independencia editorial, la transparencia (en toda decisión en la que se usen recursos públicos, incluidos los nombramientos de quienes integran los equipos o en las modificaciones que hagan a la programación), la universalidad y, claro, el respeto pleno de los derechos de las audiencias… El secretario de Educación Pública, Mario Delgado, informó en X que el escritor y académico Ismael Carvallo, quien se desempeñaba como director del Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados, será el nuevo titular del Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE). Sustituye en el cargo a Salvador Percastre, quien llevó a cabo desde el 2022 una estupenda labor al frente de dicho organismo internacional con innumerables actividades de formación y educación a distancia, producción de contenidos educativos, desarrollo de aplicaciones, entre otros logros. Muchas felicidades a ambos servidores públicos.
1 de abril de 2025, 20:48
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