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12/14/2025
Consulta tras consulta: ¿para qué, si nada cambia?

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Conversa Sur
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Consulta tras consulta: ¿para qué, si nada cambia?

La gente no necesita más mesas de trabajo vacías ni formularios con opciones de respuesta preestablecidos. Necesita resultados, respeto a su trabajo y un compromiso real con transformar sus comunidades

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    Es el mismo guion cada vez: el gobierno anuncia con bombo y platillo talleres, mesas de trabajo, formularios en línea y consultas abiertas para "escuchar" a la ciudadanía. Prometen que esta vez sí se tomará en cuenta la voz de la gente. Pero, al final, lo de siempre: un plan que parece haber sido escrito antes de la consulta, con propuestas recicladas y ninguna solución real.

    Este es el caso de la consulta ciudadana para la elaboración del Plan Municipal de Desarrollo de Aguascalientes 2024-2027, la cual se realizó del 2 al 6 de diciembre. Pero esto mismo aplica para otros planes y programas municipales o estatales. Además de este Plan, este año en Aguascalientes se llevaron a cabo procesos participativos para por lo menos otros 5 planes y programas de desarrollo, desarrollo urbano o ambiental.

    La gente está cansada. Y no es porque no quiera participar; al contrario, abundan personas, colectivos y organizaciones que todos los días trabajamos para mejorar nuestras comunidades. Lo que pasa es que sabemos cómo termina la historia: presentas tus propuestas, haces el trabajo, y luego te enteras de que todo quedó en papel.

    ¿Talleres abiertos? Claro, suena bien, pero ¿quién puede ir si son a las 10 de la mañana en pleno horario laboral? ¿Formularios en línea? Perfecto, siempre y cuando tengas acceso a internet, tiempo para llenarlos y una pizca de esperanza de que no se pierdan en el limbo burocrático.

    Se podrá argumentar que estos procesos son inclusivos porque "cualquiera puede participar". Pero eso es solo en apariencia. La realidad es que no consideran las barreras estructurales que enfrentamos: horarios imposibles, desigualdad digital y desconfianza acumulada. Y así, las voces que realmente necesitan ser escuchadas terminan apagándose.

    Las organizaciones ya están hartas. Para cada plan o programa es lo mismo: talleres, mesas y consultas. Les piden propuestas con una sonrisa, y al final les entregan un gracias genérico. En el mejor de los casos, las ideas terminan decorando informes que presumen logros que no son del gobierno, sino de quienes sí están trabajando en el terreno. En el peor, ni siquiera se mencionan.

    ¿Cómo no sentirse agotado? No es solo la falta de resultados; es la ilusión rota de que esta vez será diferente. Porque al final, lo único que cambia es el logo del gobierno en turno.

    Esto abona al sentimiento de poco reconocimiento al trabajo que realizan las organizaciones. Son personas que le dedican su tiempo libre, fuera de horarios laborales, a un esfuerzo muchas veces no remunerado, impulsado únicamente por su compromiso con su comunidad. En lugar de buscar cómo apoyar y fortalecer lo que ya están logrando, el gobierno las ve como una competencia, o peor, como un enemigo político.

    La participación social no puede ser un trámite aislado ni un evento de checklist. Para que sea real, debe ser el eje central de cualquier plan o política.

    Esto implica tres cosas fundamentales:

    1. Metodología integral: Desde el principio hasta el final, los procesos deben incorporar, analizar y retroalimentar las opiniones y voces de la gente.
    2. Reconocer las dinámicas de poder: Identificar quién tiene voz y quién no, y trabajar para equilibrar esas desigualdades en el proceso.
    3. Partir de las prácticas existentes: La gente ya está actuando. Hay colectivos que organizan mantenimiento de ecosistemas, vecinos que gestionan áreas verdes, mujeres que crean redes de apoyo. Reconocer y potenciar estas iniciativas debería ser el punto de partida, no un apéndice.

    Si no se rompe este ciclo, la participación social seguirá siendo solo una palabra bonita en los informes de gobierno. La gente no necesita más mesas de trabajo vacías ni formularios con opciones de respuesta preestablecidos. Necesita resultados, respeto a su trabajo y un compromiso real con transformar sus comunidades.

    Así que, cuando la próxima consulta toque tu puerta, pregúntate: ¿están escuchando o solo están llenando un checklist más? Porque, al paso que vamos, lo que nos están vendiendo no es participación, es un espejismo.

    12 de diciembre de 2024, 07:03

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