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12/14/2025
De turismos, arqueologías e imperialismo: El proyecto estadounidense para la Cuenca Mirador-Calakmul

De turismos, arqueologías e imperialismo: El proyecto estadounidense para la Cuenca Mirador-Calakmul

Una iniciativa norteamericana busca convertir a la antigua ciudad maya de El Mirador, al norte de Guatemala, en un parque turístico privado. El proyecto incluye a zonas en el sur de México, aunque hay muchas interrogantes y poca discusión al respecto en nuestro país

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    Hace un par de meses comenzó a circular la noticia de los planes de desarrollar un parque turístico privado en la antigua ciudad maya de El Mirador, en la región del Petén al norte de Guatemala. La iniciativa es amplia, compleja y poco clara en muchos de sus detalles. Involucra un proyecto de ley que actualmente se discute en el senado estadounidense en el cual también se incluye a la frontera sur de México, específicamente la Reserva de la Biósfera de Calakmul.

    Detrás de este controversial proyecto se encuentra el arqueólogo estadounidense Richard Hansen, quien ha dedicado su vida a estudiar El Mirador y que por más de 20 años ha intentando convertir al sitio en un gran destino turístico. Su objetivo es instaurar un parque temático gestionado de forma privada, un Disneyland “maya” en la selva que incluirá hoteles, restaurantes y un mini tren turístico en los restos arqueológicos mayas de más de 2 mil años de antigüedad. Hansen asegura que su proyecto va a proteger las ruinas y a la selva circundante, la cual del lado guatemalteco está constituida como la Reserva de la Biósfera Maya por la UNESCO.

    El cabildeo de Hansen, tanto con autoridades guatemaltecas como estadounidenses, tuvo un importante avance cuando, en diciembre del año pasado, se formalizó una iniciativa de ley del senado estadounidense, la Ley de Asociación para la Conservación y Seguridad Maya de la Cuenca Mirador-Calakmul de 2019, impulsada por los senadores Jim Inhofe, Tom Udall y Jim Risch. La iniciativa pretende invertir 60 millones de dólares en el proyecto para “fomentar los esfuerzos de investigación colaborativa entre Estados Unidos y entidades locales para crear un modelo de turismo sostenible que proporcione acceso controlado y de bajo impacto a los sitios arqueológicos de la Cuenca Mirador-Calakmul en Centroamérica con un énfasis en brindar oportunidades económicas para las comunidades en y alrededor de la cuenca.” El Banco Centroamericano de Desarrollo (BCIE) igualará la inversión estadounidense, por lo que el propuesto Programa de Asociación de Seguridad y Conservación Maya tendrá 120 millones de dólares para invertir en el desarrollo de esa área de Centroamérica buscando proteger el patrimonio natural y cultural, mitigar la migración hacia EUA, y luchar contra el tráfico ilegal de drogas, antigüedades y vida silvestre en la zona.

    A primera vista la iniciativa no suena mal. Sin embargo, al rascarle un poquito, empiezan a aparecer varios aspectos problemáticos. El proyecto y la forma en cómo Hansen lo promociona tienen un enorme número de inconsistencias y áreas grises. Muchas de sus aseveraciones son científicamente infundadas, en cosas tan básicas como la nomenclatura que se le da al área que pretende proteger, ya que varios especialistas han comprobado que la zona no se trata siquiera de una cuenca, sino más bien una meseta.

    Vista de la Estructura II de Calakmul.
    Vista de la Estructura II de Calakmul.

    Por la forma en que se plantea el proyecto aparentaría que la zona se encuentra completamente desprotegida en términos medioambientales, cuando la realidad es que toda la Reserva de la Biósfera Maya tiene un sistema de manejo de concesiones forestales comunitarias que se lleva implementando exitosamente por más de 20 años, el cual ha recibido premios y distinciones nacionales e internacionales. El plan de Hansen se opone completamente a las concesiones comunitarias y busca imponer un modelo turístico manejado de manera privada que busca generar empleo para las comunidades locales. Sin embargo, las concesiones forestales ya permiten que las comunidades locales se mantengan por sí mismas al sostener miles de empleos y generar más de 5 millones de dólares de ingresos anuales.

    La experiencia en otras latitudes, como en la mal llamada “Riviera Maya” de Quintana Roo, nos dice como los modelos turísticos capitalistas como el que Hansen busca implementar realmente no benefician a los locales ni mejoran su nivel de vida, orillándolos a tomar trabajos mal pagados y con pocas o nulas prestaciones en el sector de servicios, mientras que son los dueños, inversionistas y administradores los que se quedan con el grueso de las ganancias. Asimismo, la entrada a la selva de corporaciones privadas en busca de ganancias trae consigo muchos otros riesgos desconocidos para las reservas de la biósfera y la gente que habita en ellas.

    Detrás del proyecto hay mucho dinero e intereses. Además de las implicaciones ambientales y patrimoniales, su implementación traería consigo notables impactos políticos, ya que requiere de modificaciones en la legislación guatemalteca que protege la Reserva de la Biósfera Maya, alterando la concesiones de tierras a comunidades locales.

    Así, al buscar despojar a las comunidades locales de su territorio e impulsar la toma de decisiones sin tomar en cuenta a quienes han vivido y trabajado en esas tierras por generaciones, el proyecto de Hansen tiene muy marcados tintes imperialistas y neocoloniales. El futuro del norte del Petén debe estar en manos del pueblo guatemalteco, y no en las de un arqueólogo extranjero y el grupo de senadores y empresarios estadounidenses que lo apoyan.

    Pero a todo esto, ¿dónde figura México en el proyecto?

    Hasta hace unos meses México no figuraba dentro de los planes que Hansen tenía para la Cuenca del Mirador, pero con el lanzamiento de la iniciativa de ley en el congreso estadounidense en diciembre del año pasado esto cambió. La propuesta ahora expandió su área de alcance incluyendo en el proyecto al sitio arqueológico de Calakmul y la selva circundante en el sur de Campeche. Una vez más aquí la iniciativa de ley no proporciona información sobre la extensión del territorio mexicano que está siendo considerada, sin embargo, en ella se plantea alentar al gobierno Mexicano a priorizar la protección de la Cuenca Mirador-Calakmul y establecer un programa compartido junto con EUA y Guatemala de seguridad y conservación en la zona.

    En la página oficial de la Maya Conservation Partnership, el consorcio internacional detrás de la iniciativa legislativa estadounidense, se pueden encontrar algunas otras pistas sobre los objetivos del proyecto relacionados con México. En uno de los mapas presentados se ve la delimitación de lo que ellos definen como la Cuenca Mirador-Calakmul, la cual incluye una parte considerable de la Reserva de la Biósfera de Calakmul al sur de Campeche, en donde se encuentra el importante sitio arqueológico maya del mismo nombre, así como otros como Uxul y Balakbal. Sin embargo, la información sigue siendo escueta y con muchas imprecisiones, de tal forma que continúan muchas dudas sobre los alcances y las formas de implementación del proyecto.

    Mapa de la Cuenca Mirador-Calakmul.
    Mapa de la Cuenca Mirador-Calakmul.

    La Maya Conservation Partnership nuevamente exalta las amenazas al patrimonio natural y cultural de la zona así como los altos índices de pobreza y actividades ilegales que suceden en la zona, y plantean su propuesta como la mágica solución a todos estos problemas. Se plantean una serie de compromisos y acciones que los gobiernos de Guatemala y México deberán tomar para impulsar el desarrollo por medio de un modelo de “ecoturismo sustentable” y la implementación de medidas de protección incrementando la presencia de fuerzas de seguridad en el área. También toman en cuenta cómo la iniciativa del Tren Maya en el sureste mexicano presenta un considerable potencial para facilitar el trasporte de turistas a los límites norte de la Cuenca desde la Riviera Maya, brindando acceso a las ruinas de Calakmul y la mitad mexicana de la Cuenca.

    Tanto en Guatemala como en Estados Unidos el proyecto de la Cuenca Mirador-Calakmul y la iniciativa de ley estadounidense han sido ampliamente discutidas, así como cuestionadas y criticadas por comentaristas, académicos, varias ONG e importantes asociaciones como la Sociedad de Arqueología Americana. Contrastantemente, en México el caso casi no ha sido reportado y discutido. Sin embargo, las autoridades patrimoniales de México sí se han pronunciado al respecto. Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de arqueología del INAH, señaló en entrevista que no existe ninguna petición oficial por parte de Hansen y sus colaboradores para realizar trabajos de investigación, conservación o desarrollo en la zona de Calakmul, recordando también cómo cualquier proyecto extranjero de intervención arqueológica debe cumplir con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

    Ilustración: Pinche Einnar.
    Ilustración: Pinche Einnar.

    Como lo ha demostrado la pandemia de COVID-19 y las numerosas y legítimas oposiciones al controversial proyecto del Tren Maya en el sureste mexicano, la apuesta al turismo como única vía de desarrollo de zonas mayoritariamente rurales y naturales es riesgosa y puede resultar contraproducente. Proyectos como el de Hansen impulsan la privatización del patrimonio cultural y natural, restringiendo su uso y aprovechamiento para sólo unos cuantos. El hecho de que políticos, inversionistas e investigadores estadounidenses estén buscando desarrollar un proyecto multimillonario con importantísimas implicaciones ambientales y culturales sin la activa participación y consentimiento de los habitantes y autoridades de las regiones involucradas en Guatemala y México es muy grave. Debido a sus imprecisiones y la falta de transparencia todo tiene aspecto de ser un negocio imperialista encubierto tras las vistosas pantallas de la protección y salvaguarda del medio ambiente y la arqueología.

    Por el momento la iniciativa de ley del proyecto de la Cuenca Mirador-Calakmul continúa en revisión y discusión en el comité de relaciones exteriores del senado estadounidense. Puede que por la pandemia se haya congelado mientras asuntos más apremiantes son atendidos, pero aún no ha sido rechazada y en cualquier momento podría haber algún cambio o avance. Es importante que este proyecto, el cual afectará a personas, ecosistemas y vestigios arqueológicos mexicanos, sea discutido e investigado en el país. Hay que mantenerse alerta, informarse y no quitar el dedo del renglón.

    Fuentes del material gráfico:

    Fig. 1 – Vista de la Estructura II de Calakmul (Fuente: Wikimedia Commons).

    Fig. 2 – Mapa de la Cuenca Mirador-Calakmul (Fuente: Maya Conservation Partnership)

    8 de septiembre de 2020, 12:00

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