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DÍAS DE GUARDAR Domingo 15 de junio de 2025
El ángel oscuro de Cristina Villaseñor; *Libia y una agridulce elección judicial* ; López Mares, el malagradecido
1.- Fidel García, consejero áulico en Economía
Cuando el entonces alcalde de León Héctor López Santillana comenzó a investigar las irregularidades de la administración de la priista Bárbara Botello, uno de los primeros expedientes que integró fue el del director de Medio Ambiente, el abogado Fidel García Granados, a quien logró fincarle una inhabilitación de 8 meses.
Hábil litigante, además acicateado por la defensa de su propia imagen, García Granados se pasó el siguiente año y medio peleando encarnizadamente ante el Tribunal de Justicia Administrativa hasta que logró la anulación de la resolución del Cabildo.
Desde luego, la exoneración formal no libra al ex funcionario de muchos señalamientos sobre su actuación en el gobierno 2012 - 2015, donde hubo una polémica asignación de un contrato de recolección de basura que a la postre también fue cancelado en tribunales.
Hay que recordar que este tribunal no goza del mejor prestigio: entre sus logros está el de haber exonerado a Enrique Sosa Campos, el tesorero de León, que vendió en remate el terreno de un kínder a un empresario leonés, para construir una alberca.
García Granados ha hecho una carrera en las filas de los gobiernos panistas después de su rehabilitación. Fue subsecretario de Ordenamiento Territorial de la fugaz Secretaría de Medio Ambiente, creada por Diego Sinhue y desaparecida por Libia García, donde sólo duró tres años, pues fue cesado por la titular, María Isabel Ortiz Mantilla, con la que quiso competir.
Pero ahora está de regreso y recargado como un multifuncional director jurídico nada más y nada menos que de la Secretaría de Economía. Aunque recibió su nombramiento del poderoso consejero jurídico del ejecutivo, Alejandro Sierra Lugo, lo cierto es que Fidel llega al cargo por decisión de Cristina Villaseñor Aguilar, de quien fue maestro en la Universidad de La Salle Bajío.
Aunque las materias en las que se ha especializado son el derecho ambiental y el municipal, Fidel ahora asesora convenios para impulsar la actividad económica, desde las microindustrias hasta las grandes empresas de manufactura. Pero no se limita a ello.
El director jurídico también se ha convertido en el principal asesor de política y relaciones públicas de la secretaría, lo que ya ha propiciado choques con otros funcionarios y está creando un denso ambiente de trabajo en la dependencia que tiene la responsabilidad de hacer frente al impacto de los cambios de la economía mundial.
Hasta ahí podría tratarse de un tema casi normal de curva de aprendizaje, pero hay más. Fidel García Granados parece no haber olvidado los agravios que le causó Héctor López Santillana en el lejano 2016 y es uno de los mayores animadores de la animadversión que la secretaria Villaseñor ha mostrado consistentemente en contra del director de Guanajuato Puerto Interior.
Acuerdos de consejo que no transitan, intentos para desplazar al titular de GPI, además de un gran desdén personal de Cristina Villaseñor a Héctor López, son algunas de las actitudes que desalinean al gabinete económico de la gobernadora Libia García y entorpecen su trabajo.
No todo debe ser provocado por Fidel García, pues la secretaria muestra de por sí un ánimo competitivo y está tratando de hacerse un espacio propio en un territorio monopolizado por varones que se conocen entre sí desde hace dos décadas. Sin embargo, el director jurídico no emplea su ascendiente para trazar estrategias inteligentes, sino que abona a la confrontación y desgasta a su jefa.
Con el pasado que ostenta como uno de los funcionarios más criticados de la administración Botello; como un subsecretario conflictivo de la SMAOT que debió ser despedido y cuyo mal funcionamiento abonó al fracaso de la dependencia, es el colmo de la insensatez que se le utilice su nueva oportunidad para pequeñas venganzas.
Otro caso para el apagafuegos Jorge Jiménez Lona, que ya no se da abasto con las impericias del gabinete de la gente.

2.- Los saldos de la elección judicial
La gobernadora Libia García fue muy exitosa en empujar la candidatura de la abogada Dolores López Loza como aspirante a magistrada de la Sala Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, a grado tal que convenció a los gobernadores de oposición de la segunda circunscripción, cuatro de ocho, a que la colocaran en sus listas.
Sin embargo, lo que no funcionó fue la movilización en Guanajuato, precisamente de donde es oriunda López Loza, ya que en esta entidad ni siquiera ocupó el primer lugar, pues quedó un punto y nueve mil votos por detrás de la neoleonesa Guadalupe Vázquez Orozco.
La muy pobre capacidad del aparato electoral panista hizo quedar mal a la gobernadora con sus homólogos panistas de Querétaro y Aguascalientes, Mauricio Kuri y Tere Jiménez; así como el priista Manolo Jiménez, de Coahuila, quienes cumplieron su compromiso y sacaron adelante a López Loza para llevarla hasta el primer lugar de la elección y por ende a la presidencia de la Sala.
La lección no puede pasar desapercibida, más allá del quemón con los colegas. El aparato del PAN que sacó adelante la elección de Libia a bayoneta calada contra Morena, hace un año, parece estar desmantelado y sin dirección.
El día de la votación judicial, Aldo Márquez, el jefe del PAN en el estado, andaba degustando platillos típicos en un evento de cocina tradicional, mientras otros arroces se quemaban.
En los corrillos panistas justifican la baja votación por las confusiones entre el gobierno de la gente y la estructura del partido, donde todavía no quedan claras las responsabilidades, así como en las señales previas de que la elección debía ser ignorada.
Y mientras comienza la temporada para la promoción y el registro de nuevos partidos, donde varios de ellos buscan hacerse con la clientela conservadora de Guanajuato, los blanquiazules que están hoy en la responsabilidad desde diversos espacios parecen muy extraviados.
3.- López Mares y la mano que le dio de comer
Si hubo un político que abrió las puertas y respaldó a la familia López Mares de Irapuato para crecer en cargos y responsabilidades en la vida partidista y en la administración pública, ese fue Juan Manuel Oliva Ramírez.
Como jefe del partido, candidato y gobernador, Oliva fue un dirigente popular y populachero que logró construir un movimiento de masas y volver al PAN una fuerza auténticamente estatal, más allá de León y de las ciudades del corredor industrial.
Así fue como logró derrotar dos veces al injerencismo nacional, primero de Vicente Fox y después de Felipe Calderón, en 2006 y 2012, para construir candidaturas eminentemente locales, como la suya y la de Miguel Márquez.
En ese trayecto, Oliva fue dado a empoderar políticos de los municipios y pagar lealtades con candidaturas y oportunidades en cargos públicos: la red que construyó y que dura hasta la fecha, aunque cada vez más deteriorada, no se podía hacer de otra manera más que con un acentuado clientelismo.
Eduardo López Mares y sus hermanos se vieron beneficiados por esa forma de hacer política. Entre 2003 y 2012, el panista irapuatense se convirtió en asesor del Congreso, coordinador de asesores y luego diputado local, en una meteórica carrera que no podía haber logrado sin el beneplácito del hombre fuerte de entonces.
Por todo ello, llama la atención la rudeza innecesaria de que hizo gala el consejero del Poder Judicial del Estado, premio que le otorgó Diego Sinhue por haberse hecho cargo del despacho del PAN con absoluto sometimiento, con respecto a la renuncia de Oliva a ese partido.
Con una enrevesada sintaxis, López Mares dio a entender que Oliva “le costaba mucho al PAN”. Para luego asegurar que el exgobernador le debía al partido más de lo que éste le debía a él, incluyendo ”su propia familia”.
Ciertamente, la separación de Oliva parece irrelevante a estas alturas, pero por ello resulta menos elegante el tono desdeñoso de un político favorecido de forma importante por aquel a quien critica, que se limita a la descalificación sin argumentos.
Pero eso no es todo, al enredarse en su declaración (lo suyo no es la claridad de pensamiento), el ingrato irapuatense termina por involucrar en su crítica al actual secretario de Gobierno; Jorge Jiménez Lona, emparentado políticamente con Oliva. Para todos tuvo.
Ya desde que era presidente del PAN, López Mares había dejado claro que lo suyo no es la prudencia y que le emocionan los micrófonos, aunque no tenga nada inteligente para decir...
14 de junio de 2025, 19:41
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