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DÍAS DE GUARDAR Domingo 17 de agosto de 2025
Diego Sinhue: dinero público para caprichos; Sapica: la vitrina del conflicto intestino del PAN; Municipios: en busca del recato perdido
1.- El legado de un sexenio sin brújula
La evidente falta de formación del ex gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo como hombre de Estado, produce secuelas catastróficas que afectan el desempeño de la administración de Libia Dennise García Muñoz Ledo, semana a semana.
La serie de escándalos que se han conocido tienen una constante: el uso de recursos públicos al contentillo del gobernante, el empleo del erario como bolsa para beneficiar a amigos, a funcionarios consentidos y a empresas favorecidas.
La marca de la casa no es una sorpresa. Ya muy temprano se pudo apreciar episodios como el regalo del terreno de un preescolar público a un empresario compañero de francachelas del gobernador, Gabriel Padilla Cordero. El mismo empresario al que se favoreció seis años con la renta exorbitante de varios pisos que el gobierno no necesitaba, en absoluto, de un edificio en el Puerto Interior de Guanajuato.
Que un político decida usar los bienes del estado con una liberalidad con la que no dispone de sus bienes personales, habla de un personaje que nunca comprendió la responsabilidad del poder y la gravedad de la conducción de los esfuerzos públicos.
Esa conducta no fue una excepción, creció y se convirtió en un patrón repetido en temas de mucha mayor envergadura. Hasta ahora se conocen la creación de una arrendadora innecesaria para el estado, pero beneficiosa para socios privados; los constantes obsequios presupuestales a negocios deportivos de toda laya; el flujo constante de recursos a organizaciones empresariales con más beneficio para los directivos que para los agremiados; la cesión a un privado de una carretera que producía ganancias anuales crecientes al estado; o los subsidios otorgados a empresas propiedad de funcionarios públicos.
Pero, lejos de intentar significarse con una ruptura política que no sería tanto distanciarse de una ala del panismo, como alejarse de la mala política, el patrimonialismo y la corrupción, la gobernadora trata de administrar el incómodo legado y usa un doble rasero.
La gobernadora Libia García ordenó investigaciones sobre la Casa Azul de Diego Sinhue en Woodlands, de las que no se tienen avances a mes y medio de iniciadas, pero, en cambio, exonera a la empresa Seguritech, cuyo funcionario, Daniel Esquenazi, es corresponsable del conflicto de interés y de la posible colusión.
Pide auditar los subsidios agrícolas otorgados a la esposa del ex secretario de Seguridad Alvar Cabeza de Vaca, que son unos pocos millones de pesos, pero evita pronunciarse sobre los cientos de millones entregados a Ismael Plascencia.
Los dobles estándares pueden servir para gestionar las crisis de manera selectiva, pero no funcionan para lanzar el mensaje de cero impunidad y de no repetición. Lo que hasta ahora el gobierno de la mandataria Liba García nos está diciendo es que en materia de malos manejos no privará la ley sino la conveniencia.
La secretaria de la Honestidad, la abogada priista Arcelia González González tiene una pesada tarea sobre sus hombros, pues no solo se trata de entrar al quite con auditorías parsimoniosas de las que sirven más para apaciguar los temas que para esclarecer los hechos. Se trata de darle cuerpo y sustancia a la idea de Nuevo Comienzo, en la que fincó la gobernadora su apuesta de gobernanza y la continuidad de su partido en el estado.
Sin embargo, lo peor de todo es que los escándalos acumulados hasta ahora solo parecen ser la punta de un enorme iceberg, que continuará arrojando datos, información y nuevos casos para la indignación pública.
Mientras eso pasa, la herencia de personajes ligados a Diego Sinhue en el nuevo gobierno, se mantiene incólume. Ahí está el secretario de Finanzas del Estado, Héctor Salgado Banda, colocado en este momento como el principal guardián de los intereses del ex gobernador y la cuña que impide al gobierno de Libia romper amarras y volar por su cuenta.
Las prácticas de ceguera moral y de complicidades políticas acumuladas en los sexenios de Miguel Márquez y Diego Sinhue, colocaron al PAN en un declive acelerado. Esas conductas fueron las que obligaron a la candidata en campaña, hace poco más de un año, a lanzar mensajes de cambio radical. No ser congruentes con el discurso que todavía permitió sortear la pasada aduana electoral, podría ser suicida en el corto plazo.
Aunque haya oídos sordos, las alarmas siguen sonando.

2.- Septiembre: la disputa por León
Agosto es la antesala de una batalla decisiva, Un día se baten en discursos floridos en el seno del PAN municipal el diputado federal Miguel Salim y el ex alcalde Luis Ernesto Ayala. Al día siguiente, el aparato del gobierno estatal le hace un desaire mayúsculo a la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez, en los pasillos de Sapica, ante los ojos sorprendidos del Secretario de Economía federal, Marcelo Ebrard.
Los días de la hipocresía están quedando atrás, para dar paso a una lucha descarnada. Lo que se pelea en septiembre en León no es el comité municipal: es la candidatura a la alcaldía del 2027 e, incluso, las posiciones desde donde se pelearán las candidaturas del 2030.
El ungido desde el gobierno del estado para mantener un control en León que obligue a negociar a la alcaldesa es Antonio Guerrero Horta, quien ya fue un gris dirigente municipal y hoy es un inexistente subsecretario de atención a comunidades indígenas y afromexicanas.
Al que tratan de convencer Alejandra Gutiérrez y el sindicato de ex alcaldes para que acuda a pelear la presidencia del comité municipal en una elección es al veterano Jorge Carlos Obregón Serrano, quien se lo sigue pensando.
En medio, Aldo Márquez Becerra, el dirigente estatal del PAN heredado por el ex gobernador Sinhue como uno de los contrapesos al gobierno de Libia, ha decidido regresar a las contiendas internas y a la elección de dirigentes con participación de las bases, como una manera de legitimar su propio mandato.
Las circunstancias están dadas para que se dé una confrontación sin tregua. Habrá que recordar que en la pasada elección de dirigente nacional del PAN, en noviembre pasado, en León prácticamente se registró un empate entre las candidaturas de Adriana Dávila y Jorge Romero, este último apoyado por el aparato del gobierno y de la dirigencia estatal.
Lo que está en juego es la consolidación del control político por parte de la gobernadora y su grupo compacto y saber si lo hacen en alianza con los remanentes del grupo dieguista o si esto les perjudica frente a las disidencias panistas y a quienes ven al partido en crisis.
Del otro lado, Alejandra Gutiérrez lucha por hacer sobrevivir sus expectativas políticas para el 2030 y la aduana inevitable del 2027. Sus aliados, los ex alcaldes, se ven frágiles, desorganizados y lejanos de la realidad del PAN. Luis Ernesto Ayala, que se cuidó un sexenio escondido detrás de sus escritorios en la Secretaría de Gobierno y la coordinación parlamentaria, se expuso ingenuamente a la repasada que le dio su ex discípulo Miguel Salim.
Por otra parte, el portazo que le dieron en Sapica un día después a la alcaldesa, cuando no estuvo en el presídium del evento, en la firma del acuerdo para respaldar a la industria zapatera y en la comida con el secretario Ebrard, habla de un endurecimiento desde el gobierno del estado frente a las constantes disidencias de Alejandra, algo que no podría ocurrir sin la anuencia de la gobernadora Libia García.
Marcelo Ebrard tuvo como atenta intérprete de las señales a su actual colaboradora y ex alcaldesa de León, Bárbara Botello, quien no perdió detalle de las tensiones expuestas.
Y queda la pregunta: ¿será el momento y el lugar para que el panismo guanajuatense se ocupe en estos desaseados “juegos del hambre”?
Mención aparte merecen los empresarios zapateros de León, los directivos de CICEG y de Sapica, los anfitriones formales del evento, quienes no pudieron hacer valer unas elementales reglas de cortesía política y al parecer se dejaron avasallar por los personeros del gobierno estatal. Demasiada sumisión.
3.- Irapuato y Guanajuato capital, desfiguros
Como si no tuvieran problemas suficientes, funcionarios de las administraciones de Guanajuato e Irapuato, ambas gobernadas por alcaldesas y ayuntamientos panistas, contribuyeron a la cuota de desaguisados políticos de la semana, por distintas razones.
Por una parte, el coordinador de administración capitalino, Ludovico Mata, se exhibió como aficionado al coleccionismo de relojes de lujo en las redes sociales de un influencer con más de 2 millones de seguidores, vaya tino.
Mata ha sido el operador de confianza del ex alcalde Alejandro Navarro y se mantiene en la gestión de la alcaldesa Samantha Smith, donde ocupa una posición de privilegio. Su desliz contribuye a evidenciar muchos de los señalamientos de patrimonialismo y deshonestidad que se le hacen a la prolongada gestión de los cónyuges panistas, que completaran 9 años al frente de una gestión familiar de la alcaldía de Guanajuato.
Por la otra, el cuestionado secretario de seguridad de Irapuato, Ricardo Benavides, le planteó al tesorero del municipio Miguel Ángel Fonseca, sin recato alguno, un plan para adquirir 63 vehículos destinados a su área, incluyendo dos blindados, mediante un plan de arrendamiento financiero, con el pretexto de la insuficiencia presupuestal del ayuntamiento, algo de por sí preocupante, y además recibiendo el visto bueno del área en cuestión de horas.
Después de GTO Leasing, se sabe que detrás de las operaciones de arrendamiento lo que hay son negocios con los recursos públicos, una situación que vendrá a complicar más la gestión de la alcaldesa Lorena Alfaro quien se encuentra en su segundo mandato en un municipio que sufre el asedio de Morena y que vio cómo se apretaba el resultado de la elección de junio de 2024 con una diferencia de apenas 5 puntos.
Frente a todos estos visos de evidente descomposición, lo que se nota sobre todo es la inexistencia de una gobernanza política de las estructuras panistas del estado. La Secretaría de Gobierno de Jorge Jiménez Lona, la Coordinación Parlamentaria de Jorge Espadas y la presidencia del partido de Aldo Márquez, parecen decir: “esa no es mi bronca”.
O quizá la frase es otra: un “sálvese quien pueda”, podría ser más realista.
16 de agosto de 2025, 19:51
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