Desde el aumento de tarifas en enero de 2024, que generó descontento y protestas, hasta las constantes quejas por tiempos de espera excesivos, unidades en mal estado y una sensación de inseguridad, el servicio dista mucho de ser eficiente.

A pesar de las inversiones en tecnología, como la instalación de cámaras de vigilancia y el lanzamiento de una aplicación para programar viajes, estas iniciativas han sido criticadas por su falta de precisión y utilidad, lo que refleja una desconexión entre las soluciones propuestas y las necesidades reales de los usuarios.

Estudios como el del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) respaldan esta idea, destacando que la falta de regularidad y frecuencia en el servicio obliga a los ciudadanos a buscar alternativas más eficientes. Además, el SIT obtiene bajas calificaciones en indicadores clave como eficiencia, accesibilidad y seguridad, lo que refuerza la percepción de que el sistema no cumple con las expectativas de la población.

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