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12/14/2025
El otro privilegio

El otro privilegio

Las lenguas mexicanas, minoritarias numéricamente y minorizadas socialmente, dependiendo de las miradas que se posen en ellas, pueden revelarse como un privilegio

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    Por Luis Mauricio Martínez *

    En una de las variantes del idioma purépecha cuando se refieren a una mujer mayor usan el concepto Kutsïmiti, compuesto por el sustantivo kutsï “luna”, desde una traducción cultural es algo como “mujer que ha acumulado lunas”, una marca de respeto a la sabiduría y el tiempo. Lo aprendí en una lección del taller de purépecha que tomo, pude buscar cursos y vocabularios por internet, intentar adquirir las habilidades lingüísticas básicas por mi cuenta, pero cuando compartieron el origen y uso de esa palabra, entre otras acotaciones, quedó claro porqué necesito la guía de un maestro, no solo acceder al sistema gramatical. La riqueza y cultura de un idioma la transmiten sus hablantes, difícilmente las contienen los libros.

    Ser parte del taller, impartido por SIDEMI-OCIL, Sistema de Desarrollo Multidisciplinario Intercultural y la Orquesta y Coro Intercultural de León, ambos coordinados por Oliverio López, músico y egresado de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales, ENES León, UNAM, quien impulsa un proyecto de visibilización y difusión de lenguas mexicanas desde el arte y la música, afianzó una reflexión: el privilegio de hablar una lengua minoritaria. El taller lo imparte Ismael García Marcelino, escritor purépecha de amplia trayectoria internacional, autor de la novela Alonso Mariano (2004), conocida como la primera novela escrita y publicada en ese idioma. Además de dominar las artes literarias ha impulsado un profundo trabajo lingüístico que abona a los estudios del pure y, por supuesto, conocedor de su cultura.

    Pertenecer al grupo, conformado por asistentes de varias latitudes de México, e incluso de otros países, reveló algo anclado en los efervescentes debates en torno a la permanencia de prácticas coloniales versus las apuestas descolonizadoras: ser hablante de un idioma minoritario numéricamente y minorizado socialmente es un privilegio o un lastre social, depende la ventana de la cual se asome la mirada y quiénes lo hagan.

    Si se analiza desde gremios académicos, sociales y comunitarios interculturales, en los cuales resultan familiares empoderamientos, propuestas teóricas y logros prácticos en una lógica de diálogo y diversidad, valorar y querer hablar una lengua indígena es natural, el portador de diferencias posee algo que muchos anhelan. Si se observa desde fuera, donde la mayoría de la población sabe que ‘hay dialectos’, y los indígenas son ‘pobres’, el recurso lingüístico se revela como obstáculo para el progreso, premisa acentuada en las huestes políticas decimonónicas, vigentes ayer y hoy.

    Foto: Cortesía.
    Foto: Cortesía.

    Tomando el punto de la mirada mayoritaria, lo preocupante es que abarca profesionistas y docentes, los leídos, escribidos e informados del sistema social. Para muestra la experiencia. Como profesor, he encontrado colegas distantes de los campos sociales y humanistas quienes frente a grupo opinan de los ‘dialectos indígenas’; he impartido charlas en universidades privadas y públicas a estudiantes que no creen que haya indígenas universitarios, ¿cómo?, ¡si no saben hablar español ni usar computadora! Hace años, como investigador de la desaparecida Dirección de Identidad y Patrimonio del Instituto Cultural de León, comenzamos un sondeo para detectar el crecimiento demográfico indígena en el municipio, se realizaron llamadas telefónicas a jefes de colonos, a la pregunta: ¿Sabe si en su colonia habitan personas indígenas?, las respuestas comunes fueron: ‘Aquí no hay gente pobre’, o ‘Aquí no tenemos ese problema’. Siendo más rigurosos, estudios académicos como el trabajo: “Percepción de los jóvenes universitarios acerca de los indígenas” (Caldera y Peredo, 2014), revelan coincidencias pues en una de sus encuestas, a la interrogante: ¿Qué te viene a la mente cuando escuchas la palabra indígena?, la segunda respuesta más señalada fue ‘Discriminación y marginación’. Fuera de los gremios involucrados ser indígena es sinónimo de pobreza y atraso. No se niega la vigencia de casos y zonas geográficas inmersas en paupérrimas situaciones socioeconómicas resultado de un sistema desigual, el problema inicia cuando éstas se asocian como elemento caracterizador genérico.

    Y bajo ese caleidoscopio social los portadores de diversidades, ignorantes que hablan dialectos, privilegiados con la posibilidad de enseñar su idioma. Sometidos a las presiones de abandonar su riqueza lingüista por no ser funcional en el mundo cotidiano o ser cuestionados ante la tarea de valorar y difundir sus saberes como eje rector inherente a sus intereses, la mirada occidental y su delgada línea entre colaborar y/o romantizar decisiones probablemente distintas a lo esperado. A la par, colectivos, comunidades e intelectuales indígenas suman esfuerzos para investigar, visibilizar y difundir sus idiomas entre gremios académicos y, lo más apremiante, la vida cotidiana. Entonces las reflexiones deben centrarse, insistencia en las entregas de esta columna, en compartir con públicos diversos y no entre quienes simpatizan con las causas. En ocasiones los vicios discriminatorios se cimentan en un desconocimiento estructural gestado a través de la historia a partir de intereses políticos, y desde esta construcción surgen opiniones y posicionamientos, se sostienen discusiones sin un espectro amplio de lo defendido o demeritado, algo común en estos tiempos de libertad de expresión en campos virtuales.

    El reto no es afirmar entre quienes sabemos lo que ya sabemos, sino compartir con quienes su contexto no les permite considerar escenarios distintos. Si alguien está comprometido con la causa, de verdad estarlo, ir más allá, como cuando los purépechas se cercioran: ¿Jarhaskiri?, ¡K’o, jarhaska!, / ¿Estás?, ¡Sí, estoy! Porque se puede estar sin estar.

    Referencias

    (*) Luis Mauricio Martínez es licenciado en Cultura y Arte, Universidad de Guanajuato y Maestro en Estudios Amerindios y Educación Bilingüe, Universidad Autónoma de Querétaro. Investigador especializado en temas de: literatura y lingüística indígena, contextos indígenas urbanos, oralidad y su vínculo con la educación indígena. Creador del proyecto Atoctli, Periodismo y Gestión Cultural. atoctli.contacto@gmail.com. Twitter: @Atoctlicultural

    19 de noviembre de 2020, 03:08

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