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12/14/2025
El progreso del libertino

El progreso del libertino

Tras dos años de pandemia, por fin tenemos una Cervantino de a de veras y es posible ver producciones extraordinarias como La carrera del libertino de Igor Stravinski, en la soberbia puesta en escena de la Ópera de Bellas Artes.

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    Por fin un cervantino de a de veras. Luego de los nadados de muerto que vivimos los años de pandemia, nos alegramos ver que hayan vuelto los grandes eventos en este 50 cumpleaños. A pesar del absurdo manejo de la boletería, para beneplácito de revendedores y funcionarios del gobierno que no tuvieron problemas en conseguir entradas para las presentaciones estelares, es posible ver producciones extraordinarias como La carrera del libertino de Igor Stravinski, en la soberbia puesta en escena de la Ópera de Bellas Artes.

    Estrenada en Venecia en 1951, El libertino constituye el pináculo musical del estilo neoclásico de Stravinski, con alusiones a la música de Cimarosa, Mozart y el viaje temporal también realizado por Strauss en su Rosenkavalier. Obra con gran carácter moral, desde la inspiración en las pinturas y grabados de William Hogarth, hasta los cambios en la trama original con la inclusión de un demonio que evoca a Mefistófeles y a Leporello, esta pieza se ha arraigado en los teatros del mundo tanto por su calidad musical como por sus puestas en escena innovadoras, como la de Cox y Hockney en el festival británico de Glyndebourne.

    Para no ser menos, la escenificación a cargo de Mauricio García Lozano con la colaboración de Jorge Ballina tiene una factura y ejecución sorprendente por su gran movilidad y eficacia. Los elementos se desplazan a voluntad sobre un escaque flanqueado por espejos con entradas y salidas impredecibles que funciona en recintos tan limitados como el del Teatro Juárez. Las islas que flotan sobre la escena funcionan como colinas, escondites, contienen albercas, cocinas, árboles, maquetes, inodoros, mobiliario desprendible; pueden concentrarse para evocar los grabados de Hogarth o desaparecer del todo para mostrarnos el gran vacío que desborda a Tom Rakewell en su agonía.

    El reparto lo encabezó Emilio Pons, tenor nacido en México que ha desarrollado su carrera en Europa, con gran experiencia en el papel, algo que pudo apreciarse al sortear los diversos retos de la puesta en escena. Una voz de timbre agradable, un poco acartonada que no tuvo tan buen desempeño en el primer acto, pero que fue despegando en los siguientes y conmovió profundamente en la escena final del manicomio. La producción de vestuario, coreografía y maquillaje se amalgamaron de manera envidiable para insuflar ese efecto de contemporaneidad; la alegoría plantada por Auden, Kallman y Stravinski la seguimos viviendo en el siglo XXI, la era del selfie y las alfombras rojas.

    Ann Trulove, la traicionada novia de Rakewell, que en los grabados de Hogarth aparece preñada en el primero y con una hija en el séptimo, fue interpretada por la joven cantante valenciana Mariana Monzó, tan capaz y resuelta que logró descongelar al público guanajuatense (nada fácil) con No word from Tom, compuesta por Stravinski bajo el esquena escena-aria-cabaletta para cerrar el primer acto. Monzó se llevó una merecida ovación del público al final y con menos de treinta años, tiene una carrera prometedora como soprano lírica. También el barítono, Thomas Dear, redondeó el elenco como el demonio que nunca deja de acechar a sus presas, voz potente que sabe aterciopelarse, sacó muy buen partido a su intepretación en el tercer acto cuando intenta engañar a Rakewell con el juego de cartas para despedirse luego con su aria I burn! I freeze!

    Recordaré de forma muy especial el pasado 14 de octubre, porque tuve la ocasión inolvidable para constatar la calidad inmarcesible de dos guanajuatenses que siguen demostrando su valor en los escenarios líricos: el director de la Ópera de Bellas Artes, Alonso Escalante; y el director musical, Iván López Reynoso. Cómo seguimos extrañando las producciones que hicieron grande a lo largo de siete años maravillosos al Teatro del Bicentenario de León, y cuya experiencia, visión y trabajo bien se sigue mostrando en Bellas Artes. Enhorabuena.

    Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

    17 de octubre de 2022, 02:16

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