POPLab Logo
12/14/2025
Gabriel-Sosa

Influencers sin ética: la niñez como espectáculo

El problema no es nuevo, pero se ha intensificado con el auge de las plataformas donde la visibilidad se traduce en dinero. Lo que hoy se presenta como contenido “divertido” u “ocurrente”, a menudo implica una violación directa a los derechos de la infancia

Cargando interacciones...

    Cada 30 de abril celebramos en México el Día del Niño y la Niña. Se organizan festivales, campañas y contenidos de diversa índole, pero mientras tanto en los rincones digitales de TikTok, YouTube e Instagram, crece una tendencia alarmante: la exposición desprotegida, burlesca y lucrativa de niñas, niños y adolescentes (NNA) a través de videos creados por influencers, bajo el disfraz de espontaneidad o entretenimiento.

    El problema no es nuevo, pero se ha intensificado con el auge de las plataformas donde la visibilidad se traduce en dinero. Lo que hoy se presenta como contenido “divertido” u “ocurrente”, a menudo implica una violación directa a los derechos de la infancia. Influencers adultos entrevistan a NNA en la calle, parques o escuelas sin autorización, sin filtros éticos, sin consentimiento escrito de madres, padres o tutores. Entre las numerosas cuentas están las de maxirey, loveo_mx, maxireylin, kanoboom, jeangonzalez, susycruuz, etc.

    En muchas ocasiones ofrecen dinero a cambio de contar su “mayor secreto”, improvisar un rap, revelar cuánto dinero les dan cada semana de “domingo”, elegir entre Chalino Sánchez o Peso Pluma, cantar “rolitas”, contar chistes, responder preguntas sobre “si fuera tu papá qué me dirías” o si prefieren “ser guapos o tener dinero” y mucho más. Muchas veces, las respuestas son utilizadas para generar burla, viralidad y ganancias económicas.

    La legislación mexicana es clara sobre estos excesos. Los artículos 76 al 81 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establecen el derecho a la intimidad, a la honra y a la protección de datos personales. Prohíben explícitamente la difusión no autorizada de imágenes, entrevistas o datos que puedan identificar o vulnerar la dignidad de las y los menores, aun cuando sus rostros sean difuminados. Además, exigen el consentimiento informado y por escrito de las personas responsables, así como la opinión expresa de los propios menores.

    Pero la ley no se aplica con el mismo fervor que se comparten los videos. Las procuradurías de protección y las propias plataformas digitales suelen ser omisas o lentas para intervenir. Mientras tanto, el algoritmo premia el contenido más “impactante”, sin importar que ese impacto recaiga sobre una niña o un niño que no dimensiona las consecuencias de quedar expuesto frente a miles o millones de personas.

    En el ámbito internacional, la Observación General núm. 25 (2021) del Comité de los Derechos del Niño de la ONU -relativa a los derechos de NNA en el entorno digital- advierte con precisión: la privacidad infantil es esencial para su desarrollo y dignidad. Cualquier uso de su imagen o datos en redes debe protegerse con protocolos estrictos, limitar la recolección de información personal y evitar la explotación comercial. Las empresas digitales tienen la obligación activa de cumplir con estos principios.

    Estamos, por tanto, ante una forma contemporánea y solapada de explotación simbólica infantil. Una explotación que no se presenta con cadenas, pero sí con views. Que no requiere trabajo forzado, pero sí algoritmos que convierten a una niña o niño en moneda de cambio emocional para el público adulto.

    No estamos proponiendo que se impida que las infancias hablen o se expresen. De hecho, cuando se incentiva esta participación con respeto y resguardo, pueden ofrecernos valiosas miradas sobre el mundo. Sin embargo, esa sinceridad, tan cruda como reveladora, merece canales adecuados y no el circo del escarnio digital que, por cierto, se queda para siempre en el mundo digital.

    El Día del Niño y la Niña no debería ser solo una bonita fecha para festejar a nuestra niñez. Es una oportunidad para revisar cómo tratamos a las infancias desde el poder mediático y tecnológico. ¿Las protegemos o las usamos? ¿les damos voz o las manipulamos por clics? ¿festejamos su existencia o las convertimos en mercancía de entretenimiento para adultos?

    Por eso urge que trabajemos en obligar a las plataformas a retirar contenidos nocivos sin burocracia ni dilación, en establecer códigos de conducta para *influencers* que interactúan con NNA, trabajar más arduamente en una verdadera alfabetización mediática y digital desde la infancia, y ante todo colocar el interés superior de la niñez por encima del interés viral.

    Celebremos a la niñez, pero con respeto. Y eso implica exigir responsabilidad a todos los actores: desde los creadores de contenido hasta las plataformas digitales, pasando por las autoridades. El Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) ha trabajado con varias acciones al respecto, pero debe ser mucho más contundente. Tiene muchos aliados para ello. Es imprescindible que ejerza su papel rector en la defensa de los derechos de NNA en entornos digitales y articular la política pública que esté a la altura de los desafíos de esta nueva era.

    NAVEGANDO POR EL ÉTER

    Y hablando de otras formas de interacción con las audiencias digitales, El Sol de México acaba de estrenar una nueva sección en su versión digital… ¡de juegos! Crucigramas, memoramas, sudoku y sopas de letras forman parte de esta propuesta que, según se promete, ayuda a reducir el estrés, estimular la memoria y mantener un cerebro joven. Más allá de sus méritos terapéuticos, esta iniciativa se alinea con la tendencia de medios internacionales como *The New York Times* o *The Washington Post*, que han apostado por los juegos como una eficaz estrategia para aumentar la permanencia de los lectores, generar tráfico y, claro, retener suscripciones. ¿Buena idea? Sin duda. Aunque en el contexto de la precariedad informativa y la banalización de lo noticioso, no deja de ser curioso que algunos medios busquen seducir más con una sopa de letras que con una buena investigación periodística. Lo bueno es que al menos aquí el sudoku no desinforma… Y como era de esperarse, la campaña discriminatoria, de odio, del gobierno estadounidense en contra de los migrantes, que TelevisaUnivisión decidió transmitir en sus canales de TV abierta, ha recibido un amplio rechazo en nuestro país. El exhorto de la Secretaría de Gobernación y de la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) a dicha televisora y otros medios para retirar ese contenido es una acción positiva, pero insuficiente. Debe abrirse un expediente para investigar el caso y sancionar administrativamente conforme a la Constitución y la ley. Como comentamos en PopLab, la campaña es contraria a los derechos humanos. Hay elementos de sobra para actuar.

    23 de abril de 2025, 00:00

    Explora más contenido de este autor

    Descubre más artículos y perspectivas únicas

    Cargando interacciones...

      Artículos relacionados a esta publicación

      Cargando artículos relacionados...