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Joker: Un repaso por la historia del personaje; su impacto en el noveno arte es cosa seria
La reinterpretación del Payaso Príncipe del Crimen en el cine es para muchos una revelación filosófica, carcajadas brutales para otros y quizá otra película que Alan Moore odiará
El siguiente texto contiene spoilers y también es clasificación “C”.
Cuando se estrena una película basada en personajes de cómic es una fiesta para mí. Los que regularmente no valoran tus conocimientos te escriben haciéndote preguntas de todo tipo; la noche de estreno es motivo de ponerse la mejor playera geek (similar a lo que sucede con los rockeros cuando hay un concierto de Iron Maiden o Guns’n Roses), esa negra que lleva años contigo, la menos deslavada, la que menos evidencía el consumo desmesurado de comida chatarra causado por la falta de etiquetas frontales (¡je!), aquella que no coincide con la nueva encarnación pero valida tu fanatismo por el personaje, y de paso, el solo usarla te hace acreedor de respeto social por donde quiera que pases, el equivalente a pasear un cachorro adorable en un parque…
Bueno, lo último solo es un anhelo de quien escribe, que no se ha hecho realidad.
El primer día de proyecciones del Joker parecía que todo era perfecto… Rara vez todo sucede como uno espera. ¿Cierto?
Quisiera antes de empezar con la ficción, contarles acerca de la realidad.
Empezaba la película y una persona detrás de nosotros encendió la lampara de su celular, la pareja que estaba a mi lado le increpó “¿Qué no sabes estar en un cine?” Eso comenzó una serie de eventos desafortunados donde saltaron palomitas, refrescos y muchos golpes a nuestro alrededor. Algunos llamaron al personal del cine y yo hice mi llamada al 911. Nos perdimos los primeros 10 minutos de la película, el refresco grande sabía a sus compuestos químicos dañinos y pensé en abandonar la sala para en otra ocasión, darle una nueva oportunidad a la película que esperaba desde hace mucho. Afortunadamente los encargados del cine se aparecieron y reiniciaron Joker desde el principio.
Se ha sabido en otros lugares, como Estados Unidos, la violencia que se desata cada que una película de este tipo es estrenada, y la espera de que algo así nos suceda, quizá está más cerca de lo que aparenta, y habla muy mal acerca de los protocolos de seguridad que tienen las salas de cine, las cuales son las que más dinero ganan en el mundo. Diez minutos de violencia real no esperaba vivirlos al comprar mi boleto.
Con la cara y playera caramelizadas y la previa experiencia violenta, auguré lo que nos esperaba en el filme: confusión, un poco de risas nerviosas, y quizá, una buena anécdota que contar.
Pero antes de azotarnos y definir si el filme es una mirada a nuestra realidad, hagamos un repaso a “La breve historia básica de fanboy 1.1”…
¿Quién es el Joker?
Bob Kane (dibujante), Bill Finger (escritor) y Jerry Robinson (entintador) crearon al personaje en 1940, basado visualmente en la película de 1928 “El Hombre que Ríe”, basada a su vez en el libro homónimo de Víctor Hugo y basados, ambos, en el comodín de la baraja inglesa (el que esté libre de influencias, que arroje la primer carcajada). Sin una historia de origen, nos presentan a un “Bufón Sombrío” (Grim Jester) como un rival digno para el Sherlock Holmes de las viñetas: Batman. El Joker se convierte rápidamente en su Moriarty, anunciando la muerte de 4 personajes a través de transmisiones de radio intervenidas, aunque dos de ellos ya habían sido envenenados con antelación. Todos con puestos políticos o millonarios (¿empiezan a sonar las campanas?) demostrando que el crimen no era cosa de risa.

Muy pronto, el personaje cayó en el abismo de ser el elemento cómico por sus características innegables. Es verdad, es un payaso, pero ¿qué le vamos a hacer?
Una parte importante de su origen tuvo un vistazo en 1951 en “The Man Behind the Red Hood” (El Hombre detrás de la Capucha Roja), una historia donde el Caballero Oscuro da cátedra en una universidad acerca de cómo combatir el crimen a través de la observación y la deducción para así convertirse en (¡Chan chan chaaaaan!) el “Profe Batman”. En esas páginas descubrimos cómo se deformó el Guasón cayendo a un tanque de ácido en la fábrica de naipes Monarca (recordemos que de donde sale la familia Wayne antes de ser asesinada, es del cine con el mismo nombre, ahí quizá exista una primera relación entre el nacimiento de ambos personajes que tomaremos como referencia para la película).

En 1966 tuvimos una versión aún más descafeinada en la serie Live Action de FOX, encarnada por César Romero, un actor latino que se rehusó a rasurarse el bigote para no perder audiencia en su calidad de Latin Lover Hollywoodense. Tampoco se vislumbró una historia de origen del personaje.
El personaje fue por años únicamente némesis por colorimetría contra la monocromía del Caballero de la Noche, sin razones fuertes para ser tomado en serio y abandonara ser un contrapeso visual y soso, hasta la llegada del editor y escritor Dennis O’Neil, quién poco antes había sido marine en el bloqueo de misiles a Cuba. Su llegada a DC Comics después de la cancelación del programa de televisión a principios de los setenta, marcó un genuino interés en regresar al Joker a la escena impresa como el asesino psicópata a sangre fría de los cuarenta.
Llegaron los ochenta, y con ellos una talentosa ola de escritores y dibujantes que querían alejarse del Comics Code Authority, creado en 1954 para obligar a los creadores a hacer únicamente historias que ayudaran a fomentar las buenas costumbres y abandonara la tensión sexual que tenían Batman y Robin, así mismo frustró muchas de las historias maduras que necesitaba la industria.
Era de esperarse: los fanboys ya eran adultos.

Frank Miller (escritor y dibujante), se acercaba a la edad que Bruce Wayne tenía en los cómics después de casi 50 años de existencia y lo usó de pretexto para escribir y dibujar The Dark Knight Returns, historia en cuatro partes en el que se usa como elemento narrativo la psique de un Hombre Murciélago retirado y avejentado, con su archienemigo el Guasón en estado vegetal tras la desaparición del amor de su vida (Batman) en la ciudad, y que al regresar, planea su sacrificio en pos de demostrar que Batman es capaz de cruzar la línea que se prometió jamás hacer: Asesinar. No, aún no existe una historia que nos muestre origen alguno del “Comodín”.
Fue hasta 1988 que supimos un poco, un poquiiiiiiito más (hasta ahí mi tributo al Príncipe de la Canción, sumándome al concierto tributo que recientemente le hicieron) del origen del Joker con la novela gráfica The Killing Joke, escrita formidablemente por Alan Moore y dibujada magistralmente por Brian Bolland.

La primera vez que se supo de la novela gráfica antes mencionada, existieron tres bandos: quienes encontraron las respuestas de la vida ante la tesis principal de Moore “basta tener un mal día, para perder la cordura” en la que todos empatizaron; el bando que la odiaba por violenta y “¿será un ejemplo para nuestros jóvenes consumidores descarrilados?” Incluyendo al autor, Alan Moore, que despreciaba su trabajo, llamándolo poco original y evidente. Y el tercer bando, que agradecíamos una historia de origen que encajaba con el personaje.
Es cierto que lo sublime de Alan Moore en la palabra escrita intimida, sabemos que será difícil superarlo en un tiempos cercanos, ya que fue el artífice de figuras pop reconocibles en muchos medios, después de más de 30 años. Pero The Killing Joke cumplió su cometido al regresar por completo al personaje a su raíz. Por primera vez, vislumbramos un pedazo del origen del personaje, Arthur Fleck, que trabajó años antes en una fabrica de naipes, “Monarch”, como ya habíamos dicho, pero que bastó con una fuga de gas en su departamento, para acabar con la vida de su esposa e hija no nata, a lo cual le dio el impulso junto con la banda de La Capucha Roja, dar un golpe a esa antigua fábrica, aprovechando los conocimientos previos de Arthur. El golpe no resulta como se esperaba y Arthur cae a un tanque de químicos que lo desfiguran y así, nace el Joker.
En esa misma historia, el Joker obliga al Comisionado de policía, James Gordon, a ver una violación simulada por fotografías de su hija Barbara Gordon llevada a cabo por el Joker, después de dispararle en el vientre y dejándola cuadrapléjica.
Si, todo para demostrar que bastaba un mal día para perder la cordura. No lo logró. El sistema legal que anuncia el Comisionado es la otra cara de la moneda, marcando en una historia de ficción, una línea perfecta entre el bien y el mal.
Mención especial al asesinato del segundo Robin, Jason Todd y Sarah Essen, esposa del Comisionado Gordon a manos del Joker en historias de Jim Starlin (Batman #427, 1988) y Greg Rucka (Detective Comics #741, 2000) respectivamente.

Pero en los noventa está la clave de todo, el elemento más importante del personaje, su chica, su amor: Harley Quinn. Creada por Paul Dini y Bruce Timm para la serie animada de 1992, también utilizan todos los elementos antes mencionados, pero los aplican no al espectador, sino a su psiquiatra, la Dra. Harleen Quinzel.
En el cómic y capítulo de la serie animada “Mad Love” (Amor Loco), descubrimos cómo enamoró a la psiquiatra, engañándola acerca de su pasado, donde describía cómo su padre lo golpeaba, historia que cada que hablaba con alguien, modificaba. Dejando en la mente del lector si en realidad existirá un verdadero origen del personaje.

Eso mismo es usado en The Dark Knight de Christopher Nolan (2008), como herramienta narrativa, dejando a interpretación del público cuál podría ser la génesis del personaje.
No quisiera hablar de la parte técnica de la película, ya que sabemos que su fotografía y el score de la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir (Chernobyl, 2019 -tuve que “copypastear” el nombre-), son impecables, pero sí del punch line que nos hace Todd Phillips, como comediante mediático.
La película es un perfecto producto, más allá de la discusión si es o no una obra de arte, me baso en todo lo explicado anteriormente (espero no haber aburrido a su majestad). Así que bueno, amiguitxs, sin más preámbulo (¿Eso fue un preámbulo?), en Joker (2019) interpretada por Joaquin Phoenix, la audiencia cayó en una historia falsa contada por el mismísimo Joker, para empatizar y aceptar su locura. Nos usó como lo hizo con Harley Quinn en la serie animada. Nos chantajeó emocionalmente como a muchas generaciones de lectores durante sus casi 80 años. Y es lo mejor que le ha pasado al cine comercial y de género de “cómic”.

Las claves las pongo a su consideración y espero no destruir sus intenciones revolucionarias ni sus planes de tratar problemas mentales ni de violencia:
- En la película, al estar con su psiquiatra, existe un flash de Arthur golpeándose la cabeza dentro de un asilo psiquiátrico y jamás volvemos a ver esa iluminación hasta el final de la película.
- El consumo de Arthur es única y exclusivamente la televisión de esa época. No sería raro que el Joker, antes de ser internado, solo tenga referencias de ese consumo ochentero.
- Siempre nos dio la clave de la meta historia. Su novia, su supuesto linaje con Thomas Wayne, su madre llamándolo Happy, su destino trazado desde el nacimiento.
- En los ochenta, otro cómic de Alan Moore vio la luz, V for Vendetta, donde para hacer una revolución, la población usa una máscara de Guy Fawkes. El sueño del Joker. Convertirse en un movimiento social y ser vitoreado como héroe de su propia historia.
- Casi al final, en el asesinato de los Wayne, la película de la que salen es una versión que amaba de niño, “Zorro, the Gay Blade”, en la que George Hamilton interpreta a los hermanos gemelos Diego Vega Jr. y Ramón Vega, hijos del Zorro original. Uno heterosexual y otro homosexual. La película es una comedia, a lo cual, si el joker tuviera algo que ver en el origen del Caballero Nocturno, no sería con una versión añeja del Zorro, tendría que ser la más pintoresca.
- Y la mejor parte, hay quienes dicen que usar la voz de un narrador en un guión es ser flojo, no se usó, pero no hay escena donde no aparezca Arthur o Joker.
Si es o no la mejor interpretación del Payaso Príncipe del Crimen, si es o no un hito en la cinematografía, si quieren o no leer mis sabios consejos, eso, como la película, se lo dejo a su consideración, amable lector.
Quisiera leer sus comentarios en redes sociales. Porque al parecer, la película sigue dando de qué hablar, incluyendo a Avelina Lesper. Jajajajajajaja…
¿De qué me río? No lo entenderían.
25 de octubre de 2019, 16:35
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