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Lo que no nos está diciendo la Comisión Estatal del Agua de Guanajuato
Hemos borrado arroyos y se nos ha hecho fácil asentar unidades habitacionales donde antes los había, ¿y los responsables? *ZAPOTILLO, ¿porqué no hay Plan B?
Angélica Casillas y sus declaraciones
Arroyos borrados pero sin responsables
El pasado martes, la Directora General de la Comisión Estatal del Agua de Guanajuato (CEAG), Angélica Casillas, realizó un conjunto de declaraciones que pasaron inadvertidas en los medios de comunicación pero que, bien vistas, ofrecen referencias para intentar entender la crisis del agua en Leon y asignar responsabilidades.
Durante la presentación de la Expo Agua 2019, Angélica Casillas reconoció que en Guanajuato no sabíamos que el agua se nos iba a acabar, que el 'estrés hídrico'
A la directora de la CEAG no le falta razón, le falta visión. Una de las posibilidades -aunque no la única- para evitar el trasvase de agua de la Cuenca del Río Verde a la Cuenca del Río Lerma o para prescindir del Zapotillo, es la infiltración de agua al acuífero del Valle de León.
De acuerdo con la NOM-015-CONAGUA-2007, la infiltración es un fenómeno del ciclo hidrológico mediante el cual, el agua precipitada atraviesa la superficie del terreno y pasa a ocupar total o parcialmente los poros, fisuras y oquedades del suelo. La infiltración a un acuífero ocurre de manera natural cuando el agua corre libre por ríos y arroyos. De manera artificial, es necesario construir infraestructura. En ambos casos para que la infiltración sea exitosa, es necesario mantener los ríos, los arroyos y las calles limpias, así como garantizar la calidad del agua que se infiltraría.
El problema es que, como también lo señaló la Comisionada del Agua, en Guanajuato hemos borrado arroyos y se nos ha hecho fácil asentar unidades habitacionales donde antes los había. En su análisis, Casillas omitió señalar que los ríos y arroyos que no han sido soterrados están entubados o han sido revestidos de concreto, como el Río de los Gómez en León. Bajo estas condiciones la infiltración natural de agua es imposible. Menos aun con el déficit de árboles que hay en la ciudad.
Pese a todo, infiltrar agua en el acuífero del Valle de León es una buena idea que, en comparación con El Zapotillo, sería, además, una solución duradera, de largo alcance, justamente lo que nuestra ciudad necesita. Para lograrlo, es necesario poner en marcha una serie de medidas que implican un ejercicio de poder que, al día de hoy, la CEAG parece haber declinado a ejercer, por eso prefiere optar por traer agua de la Presa El Zapotillo, por eso, sería maravilloso traer agua de otras cuencas para todos los municipios del Estado.

Para regenerar el ciclo hidrológico y hacer frente a la crisis del agua, Angélica Casillas hizo un llamado a los ciudadanos a limpiar los ríos, a desasolvarlos, a no tirar desechos ni a descargar sus residuos en ellos. Ese mismo llamado, sin embargo, no lo hizo para los gobiernos municipales, para los organismos de agua, ni para los empresarios o industriales, sin cuyo comportamiento, no se entendería la crisis del agua en el Estado.
Angélica Casillas ha sido parte de la CEAG desde 1990, durante 10 años (2006-2015 y 2018-2019) ha estado al frente. Pese a toda esa experiencia, a quienes nos oponemos a la Presa El Zapotillo nos pide que presentemos proyectos, no quiere que le digamos solamente qué se puede hacer, también quiere que le digamos cómo hacerlo.
Pues bien, aquí una propuesta inicial. Quien dirija la CEAG -hombre o mujer- debe estar absolutamente comprometido(a) con el agua y no evitar su responsabilidad amparándose en el artículo 115 constitucional (autonomía municipal). Para enfrentar la crisis del agua en Guanajuato es necesario tener servidoras y servidores públicos audaces que sin quebrantar la ley, hagan posible que se respete y se cumpla. Guanajuato necesita servidoras y servidores valientes que frente al poder político y económico hagan prevalecer el interés colectivo. En el contexto de crisis, la resignación no es una opción.
Con ese ánimo, la titular de la CEAG debe precisar sus declaraciones ya que entrañan el conocimiento de violaciones o infracciones a la ley. Dado que es imposible que los arroyos se hayan borrado solos o que las unidades habitacionales se asentaran por sí mismas sobre los arroyos, en un ejercicio de responsabilidad, transparencia y honestidad, Angélica Casillas debe decirnos a los guanajuatense qué ríos y arroyos fueron soterrados, en qué municipios, quiénes lo hicieron, quiénes lo autorizaron y quiénes han o no tomado las medidas necesarias para sancionar y revertir esos hechos; qué empresas o cuáles particulares participaron; qué dependencias y cuáles los funcionarios responsables. Debe decirnos cuántas denuncias o querellas ha presentado la CEAG en relación a esos hechos pues quienes los realizaron, autorizaron o permitieron son quienes han contribuido a generar la crisis del agua en Guanajuato. De no hacerlo, el Congreso del Estado podría citarla a comparecer para que rinda un informe detallado y se actúe en consecuencia. El tema no es menor.

No hay Plan B para el Zapotillo
De la A a la Z un solo plan: invertir en la Ciudad y no en una presa
Son muchas las razones por las cuales la Presa El Zapotillo no debería concretarse. Una de ellas, importante, es que el proyecto se inscribe en la misma línea de políticas públicas que han llevado al Estado de Guanajuato a ocupar el deshonroso 2° lugar entre las Entidades de la República Mexicana con mayor estrés hídrico. De acuerdo con el Atlas 'Aqueduct' del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), Guanajuato puntúa 4.94 sobre 5 en estrés hídrico. Al respecto, la Comisión Estatal del Agua ha señalado que en Guanajuato tenemos 700 litros de agua al año disponible por habitante, pero cada uno de nosotros (en promedio) gastamos 135 al día. Otra razón, fundamental, es que no es imposible recuperar nuestro acuífero
Sabemos, al menos desde el año 2012, que como parte de los acuerdos en torno al Zapotillo, Guanajuato se comprometió con Jalisco y la Federación a que el agua que reciba de la Cuenca del Río Verde -luego de aprovecharla y sanearla en las plantas de tratamiento de León (SAPAL)- la devolvería, a través del Río Turbio, afluente del Río Lerma, al Lago de Chapala.
Una mirada atenta a las declaraciones de Ángélica Casillas nos revela que el mismo esfuerzo local que León y Guanajuato deben realizar para devolver el agua a Jalisco es el que se necesita para recuperar nuestro acuífero: ríos y arroyos limpios así como agua de calidad (para enviar a Jalisco o para infiltrar en el subsuelo). No hay dudas, si León y Guanajuato pueden cumplir con este compromiso, también pueden infiltrar agua de calidad al acuífero del Valle de León.

El proyecto Presa El Zapotillo nunca ha dependido de las autoridades locales. Han insistido pero nunca ha estado en sus manos. En este entendido, resulta extraordinariamente irresponsable que -a estas alturas- ni el gobierno del estado ni el del municipio de León hayan sido capaces de imaginar, diseñar y poner en marcha una alternativa, el famoso -por inexistente- PLAN B.
A más de diez años del inicio de su construcción las autoridades del agua (CEAG y SAPAL) no tienen un PLAN B en caso de que El Zapotillo no se concrete. A cinco años de los amparos que aun mantienen suspendido el proceso constructivo, tampoco. A un año de las elecciones federales de 2018, lo mismo, no hay PLAN B.
Luego de que el presidente López Obrador garantizó que no habrá presupuesto para El Zapotillo en el 2020 y que no se tomará ninguna decisión sobre la presa sin que se tenga en cuenta a los pueblos afectados de los Altos de Jalisco ¿habrá PLAN B? Ahora que el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) ha publicado sus investigaciones y se sabe el nivel de la crisis del agua en Guanajuato, ¿habrá PLAN B?
Recuperar nuestro acuífero es estratégico para el futuro de la ciudad. Invertir en ello y no en una infraestructura que en 20 o 25 años sería abandonada es invertir en la ciudad. Sería una gran inversión y no una 'inversión' en grande. Iniciar este esfuerzo SÍ sería maravilloso, alcanzar esta meta sería histórico, marcaría un hito para la ciudad y para quienes la habitamos.
La inexistencia de un PLAN B debería ser suficiente para cuestionarnos si realmente existe una real preocupación de nuestras autoridades por garantizar el derecho humano al agua de los ciudadanos de León, mi opinión es que no.
Mientras las autoridades responden ¿qué vamos a hacer nosotras y nosotros, ciudadanas y ciudadanos?
[1] El 'estrés hídrico' es el porcentaje de agua que una sociedad (ciudad, región o país) consume del total de la que dispone en un año.
[2] Tanto la CONAGUA como Jalisco y Guanajuato han insistido en que es posible.
26 de agosto de 2019, 15:34
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