POPLab Logo
12/5/2025
Jaime-Panqueva

Notas al programa

La semana pasada se presentó a través de los medios de comunicación guanajuatenses el Programa Estatal de Fomento...

Compartir:

    La semana pasada se presentó a través de los medios de comunicación guanajuatenses el Programa Estatal de Fomento y Difusión de la Cultura 2025, documento que busca “alinear” la actuación futura de la nueva Secretaría de Cultura con el “programa de la gente”, es decir, con los objetivos del Programa de Gobierno 2024-2030, publicados en abril de este año por la gobernadora Libia Dennise García y su equipo de trabajo.

    Ambos dicen sustentarse en consultas con diferentes estamentos que tradujeron las expectativas colectivas a objetivos por alcanzar. En el caso concreto de la Secretaría de Cultura, se respalda en “seis ejercicios de consulta social”, entre los que contabilizan, una encuesta digital al personal de la Secretaría (diciembre 2024); una mesa de participación con personal de la Secretaría (junio 2025); una encuesta en línea a la ciudadanía (junio 2025); foros subregionales con mesas de co-creación (junio–julio 2025); un grupo focal de industrias creativas (julio 2025); y una mesa de trabajo interinstitucional.

    Los resultados de las consultas no pudieron ser más previsibles: falta presupuesto, la infraestructura actual es insuficiente o está subutilizada, la difusión es deficiente, existe desconfianza institucional y baja participación ciudadana, además de políticas culturales rígidas y de poco acceso a juventudes y comunidades vulnerables. Nada nuevo. Nada que no supiéramos o estuviera ya diagnosticado. Pero la Secretaría, emanada del Instituto Estatal de la Cultura, necesitaba un año para darse cuenta y producir un documento gráfico nice de 65 páginas a todo color para divulgarlo a un estado con más de seis millones de habitantes, repartidos en 46 luceros, y que cuenta tan sólo con 53 librerías[1]

    Tras el diagnóstico se presentan las líneas estratégicas y objetivos cuantificables a alcanzar, esbozados en cinco apartados: Incrementar la participación de las comunidades en la vida cultural; ampliar el acceso a procesos formativos y de profesionalización; aumentar la creación y circulación cultural; incrementar el aprovechamiento comunitario del patrimonio y espacios culturales; y aumentar ingresos sostenibles para agentes culturales y creativos. Como cuota a cada uno de ellos, sin especificar cómo ni cuándo (en esto el programa es sospechosamente esquemático y abstracto) se le asignan crecimientos entre el 10 y el 30%. Puras cantidades, no se habla de calidad o tipo de contenidos en ninguna parte, como tampoco encontré en página alguna, algo imperdonable al tratarse del principal editor del estado, la palabra libro

    Como integrante de la comunidad escritora y editora del estado, me preocupa este vacío programático. Sin menciones operativas, el fomento lector, la cadena del libro (autoría–edición–distribución–librerías–lectores) y la bibliodiversidad quedan implícitos o supeditados a acciones generales con el grave riesgo de invisibilidad presupuestal que esto conlleva.

    A esto debo sumar el retraso en la conformación de un consejo editorial o comité editorial consultivo para ediciones La Rana, propuesto por la misma Secretaría. Pues tras la presentación de los mecanismos de elección y de algunos integrantes previamente seleccionados por ésta, no se ha vuelto a tocar el tema, aun con los comentarios y quejas del gremio editor. 

    Catálogo ilustrado de buenas intenciones y de metas cuantificables mediante la MIR, alineado obsesivamente con los programas macro, el Programa funciona como un híbrido entre documento técnico y plataforma política. Junto a su evidente desproporción entre contenido sustantivo y aparato visual, reproduce el repertorio habitual del discurso burocrático: alineaciones estratégicas, instalaciones, ampliaciones, escalamientos, y una batería de verbos instrumentales, como fortalecer, dinamizar, aumentar o incrementar, que prometen movimiento sin nombrar rumbo ni estipular con qué medios se alcanzarán. En ese registro, el texto carece de una narrativa humana y de un horizonte cultural reconocible más allá del vocabulario tecnocrático que lo sostiene. Algo que ya hemos experimentado en otros rubros del gobierno de la gente, donde el discurso pronto se descubre vacío, sin sustancia.

    ¿Qué podemos esperar? Aunque no demerito el esfuerzo realizado en las consultas y la voluntad de abrir los procesos a la comunidad cultural guanajuatense, la única manera de refrendar ese compromiso será una asignación presupuestal digna para 2026. Sólo con recursos, y no únicamente con buenas intenciones y sonrisas en las fotografías institucionales, podremos comprobar si la cultura importa tanto como nuestras gobernantes afirman.

     

    Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com



    [1] Programa Estatal de Fomento y Difusión de la Cultura 2025 pág. 44 https://cultura.guanajuato.gob.mx/wp-content/uploads/2025/10/Programa-Estatal-de-Fomento-y-Difusión-de-la-Cultura-2025-2030.pdf

    10 de noviembre de 2025, 08:39

    Explora más contenido de este autor

    Descubre más artículos y perspectivas únicas

    Compartir:
      POPLab - Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública