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Pinche gobierno de mierda
En las décadas que llevo viviendo en México, jamás había escuchado a un político referirse de esta manera en público y con tanta alevosía...
En las décadas que llevo viviendo en México, jamás había escuchado a un político referirse de esta manera en público y con tanta alevosía contra el gobierno en turno, como lo hizo el senador Alejandro Moreno, omnímodo presidente del PRI[1]. Su coprolalia, tan desesperada como cínica, superó con creces el “estamos hasta la madre” de Javier Sicilia, sin acercarse en lo más mínimo a la dimensión humana de este último.
Porque no fue algo espontáneo: coprolalia y carteles acusatorios sostenidos por sus copartidarios responden a una estrategia tan calculada como perversa para acercarse a ese movimiento acéfalo e igualmente poco auténtico que llaman Generación Z, como un émulo de los estallidos en algunos países asiáticos (Nepal, Indonesia y Filipinas) y que ha logrado algunas victorias simbólicas frente a gobiernos autoritarios.
Ante la ausencia más que evidente de una oposición política funcional y con el golpeteo mediático cotidiano contra la 4T, era muy factible que se importara este tipo de ideas así como sus símbolos generacionales: la Jolly Roger del manga One Piece.
El discurso atrabancado de Alito Moreno busca subirse en la ola de los descontentos que han planteado un pliego petitorio de doce puntos que parece también sacado de su país de fantasía[2]. Es decir, un político colmilludo y pugilista desea remolcarse de quienes exigen que los partidos no intervengan en una reforma constitucional para elegir un nuevo presidente apartidista. ¿Paradoja de las paradojas? No, así funciona la política. Moreno desea convertirse en la cabeza de un movimiento acéfalo para decapitar a Morena.
Con un gobierno con niveles de aprobación por las nubes, con una oposición sin ideas y aplastada por la vía electoral (sí, podrán endilgarle los epítetos que quieran, pero Morena sigue ahí gracias a millones de votos), cualquier manifestación de descontento o de disidencia buscará ser aprovechada por personajes como Alejandro Moreno o Lilly Téllez.
El fracaso de la Generación Z en México (sí, ya lo catalogo como fracaso) se debe a que carece de una estructura orgánica amplia real, no convocó universidades o sindicatos u otros movimientos civiles más allá de los intereses de sus influencers y amplificadores. En Nepal, por ejemplo, salieron los más jóvenes a arrasar las calles para recuperar sus idolatradas redes sociales. En México los jóvenes parecen estar muy conformes con las becas y beneficios del bienestar, entre ellos WiFi gratuito. Nadie atina a cuantificar la asistencia a la marcha del 15 de noviembre, pero todos concuerdan en que los jóvenes fueron minoría; las marchas convocadas con posterioridad muestran la evanescencia del movimiento. La discusión se ha centrado en la violencia puntual en el zócalo y la reaparición de los granaderos.
Sin discursos articulados y de alcance nacional, de la Generación Z no quedó más que el zafarrancho alrededor del Palacio Nacional y la calaverita sonriente, sin mayor impacto que el mediático dentro del estercolero político donde suele revolcarse Alito Moreno.
Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com
[1] https://www.facebook.com/AlejandroMC/videos/1079190424180027
[2] https://www.reporteindigo.com/nacional/estas-son-las-12-exigencias-del-movimiento-generacion-z-mexico-al-gobierno-federal-20251114-0092.html
24 de noviembre de 2025, 08:39
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