Desde el arte, la reflexión y la participación comunitaria, el colectivo ciudadano Resistencia Anfibia, integrado por artistas y habitantes de Acámbaro, impulsa un proyecto cultural para informar y generar conciencia sobre el impacto del acueducto Solís-León en el sureste de Guanajuato.

A través de una intervención artística de grabado y acuarela, denominada “Aguas se llevan el agua”, realizada por creadoras y creadores gráficos locales, el colectivo presentó un posicionamiento público en el que manifiesta su rechazo a la construcción del acueducto, al considerar que se trata de una obra “depredadora” que pone en riesgo el territorio y el acceso al agua en los municipios del sureste de Guanajuato. Activistas alertan que hay señales de que la obra pretende avanzar con la delimitación de áreas cerca de la presa, en las que se incrementaría la presencia militar. 

Advirtieron que el acueducto pretende profundizar un modelo extractivista, en el que el sureste guanajuatense es tratado como una “zona de sacrificio” para sostener la expansión urbana e industrial del corredor industrial de Guanajuato. Además, sostuvieron que el proyecto se impulsa sin estudios ambientales auténticos y sin una evaluación clara de los impactos que tendría en los ecosistemas, la economía local y el abasto de agua para las comunidades.

Integrantes del colectivo consideraron que el proyecto hídrico está diseñado para abastecer de agua a municipios del centro del estado, pero a costa del despojo de recursos del sureste, una región que, dijeron, ha sido históricamente marginada de las políticas de desarrollo en rubros como cultura, salud, educación, infraestructura y oportunidades de crecimiento.

“Para Guanajuato, Acámbaro y el sureste no existen… excepto cuando se trata de extraer recursos”, acusaron.

En el posicionamiento ofrecido en la explanada del Sindicato Ferrocarrilero, Resistencia Anfibia subraya que el agua no puede ser tratada como un botín político ni redirigida sin consecuencias, pues es un derecho fundamental y un elemento esencial para la continuidad de la agricultura, la pesca, la ganadería y la vida comunitaria, así como para la preservación de la historia y las tradiciones locales.

“Este rechazo tiene que ver con una conexión profunda que tenemos con Acámbaro porque conocemos, sabemos y entendemos cuáles son las raíces y cuál es esta enorme significación de la presa Solís, no solamente como un recurso natural, como una infraestructura que repercute y que tiene enormes efectos en lo que Acámbaro es económicamente, sino también en lo que representa para nosotros como parte de nuestra historia, como parte de nuestra identidad y como parte de lo que consideramos valioso para nuestro municipio”, aseguró Carla, una de las integrantes de la organización ciudadana.

Cerco informativo limita conocimiento sobre afectaciones de obra

El proyecto del acueducto Solís–León no ha generado la discusión pública que amerita debido a que existe un “cerco informativo” y a una desproporción de recursos entre la ciudadanía y los actores que impulsan la obra, consideró Carla, integrante del colectivo Resistencia Anfibia.

Desde su perspectiva, gran parte de la población desconoce las repercusiones ambientales, económicas y sociales que implicaría el desvío de agua desde la presa Solís hacia cinco municipios del corredor industrial.

“Hay mucha gente que no ha comprendido la gravedad de las repercusiones que puede llegar a tener y se ha mantenido en un entorno muy local. Por eso, nos interesa mucho trabajar en términos de conciencia y de información, y nos parece muy importante que se extienda el mensaje a los demás municipios del estado”.

Carla subrayó que la información se ha concentrado en Acámbaro cuando, en realidad, las consecuencias alcanzarían a varios municipios del sureste del estado e incluso a regiones por donde atravesaría el acueducto. Según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), conocida de manera extraoficial, el acueducto podría atravesar los municipios de Acámbaro, Salvatierra, Cortazar, Salamanca, Irapuato, Romita, Silao y León, aunque sólo se contempla suministro para cinco de estas ciudades.

Carla advirtió que el trayecto de la obra recorrería buena parte del territorio guanajuatense, con afectaciones directas a ecosistemas, flora y fauna, pese a un discurso oficial que presenta el proyecto como positivo.

“Implica un proyecto que va a pasar por la mitad del estado, por la mitad del territorio del estado, con un montón de afectaciones a los ecosistemas, a la fauna y a la flora… La realidad es que sabemos que los proyectos tienen esta connotación profundamente depredadora y de carácter extractivista”, sostuvo.

La activista, quien de manera ordinaria vive en Toluca, pero nació y visita con frecuencia su ciudad de origen, dijo que Resistencia Anfibia busca concientizar e informar a la ciudadanía y extender el mensaje a otros municipios del estado para que se comprenda el origen del rechazo social.

También aclaró que el rechazo no tiene un origen violento ni partidista, como se ha manejado en el discurso oficial.

“Esta es una decisión ciudadana y, como ciudadanía, nos posicionamos en contra del proyecto porque va a tener tremendas repercusiones en el ámbito de los ecosistemas, en el ámbito económico, en el ámbito de la depredación y, básicamente, nos va a dejar sin agua”.

Por la defensa pacífica e informada del territorio

Ante una situación sin precedentes en Acámbaro, el colectivo hizo un llamado a la comunidad y a toda la población del sureste guanajuatense a sumarse a la defensa pacífica, informada y organizada del territorio y del agua, frente a decisiones que “se pretenden tomar sin escuchar a la gente, sin transparencia, sin considerar los efectos económicos, sociales, ambientales, culturales e históricos”.

Laura, otra integrante del colectivo, explicó que la jornada artística y cultural fue pensada desde un enfoque reflexivo, lúdico y creativo, dirigida a todas las familias acambarenses, con énfasis en la participación de las infancias.

“Platicamos, compartimos experiencias y sentimientos, de cómo se vive, cómo vivimos y cómo sentimos este proceso que nos está atravesando; conocernos y realmente crear un marco de empatía, sobre todo ante los campesinos y las personas que viven más de cerca —y nosotros también como tal— esta apropiación que quieren realizar del recurso natural”, detalló.

Las personas que asistieron a la actividad pudieron imprimir frases alusivas al rechazo al acueducto y a la defensa de la diversidad natural en playeras, telas y papelería. Durante el evento se emitió un pronunciamiento público por parte del colectivo.

“El agua no es un botín político ni un recurso que pueda redirigirse sin consecuencias. Es un derecho fundamental y un elemento esencial para la continuidad de los cultivos, de la pesca, de la ganadería, del sustento de nuestras vidas, de nuestra historia y tradiciones. Por eso, con esta expresión artística, con la que convertimos la creatividad en una herramienta de defensa territorial, expresamos con firmeza nuestra postura. Porque las y los artistas también resistimos, también informamos y también sembramos conciencia”, señala el posicionamiento.

Resistencia Anfibia, el colectivo, está conformado por 12 participantes, en su mayoría originarios de Acámbaro, y aunque algunos de sus integrantes actualmente viven fuera de la ciudad, adelantaron que planean continuar con acciones como instalaciones gráficas al aire libre y otras intervenciones comunitarias para seguir difundiendo el mensaje de rechazo al proyecto.

“Creemos que es un granito de arena, pero todo suma. Si se amenaza el agua, se amenaza la vida y la forma de vida que hemos construido en torno a la presa y al campo, que son parte fundamental de nuestra historia y cultura”, señaló Laura.

Guillermo, artista del grabado, resaltó la relevancia del arte como una herramienta importante y contemporánea para comunicar y sensibilizar acerca de una lucha común que enfrenta la población de uno de los municipios más antiguos de Guanajuato.

“Tristemente nos unimos por una causa que está siendo injusta, pero que al mismo tiempo me causa muchas sensaciones porque en otras ocasiones la gente se mantenía indiferente a lo que sucedía. Ahora, cuando les pregunto si se oponen al proyecto, están de acuerdo, y me da gusto que nos unamos”, agregó.

Subrayó que la temporada decembrina es una buena oportunidad para comunicar la situación a personas que visitan Acámbaro para reunirse con sus familias, incluso a quienes regresan desde Estados Unidos para pasar la Navidad y el Año Nuevo con sus seres queridos.

Activistas advierten delimitación de zonas y presencia militar en área de la presa

Mientras la comunidad se organiza y difunde mensajes de rechazo, activistas advierten sobre la preocupación ante la posibilidad de que las autoridades delimiten zonas cercanas a la presa para evitar el paso de las personas y, de esta manera, permitir el arranque del proyecto el próximo año. De hecho, frente al predio delimitado ya hay personal militar establecido.

“Mientras están acá en las marchas, en las actividades y en la resistencia, bajita la mano no sé quién, si el gobierno estatal, los contratistas o la misma SEDENA, está poniendo unas marcas topográficas en una zona en donde estamos seguros de que quieren limitar y pretenden cercar para que no se pueda meter nadie”, explicó David.

Recordó que la obra está a cargo del Ejército Mexicano y que la inquietud radica en que, si se establecen integrantes de la SEDENA en zonas cercanas a la presa, el acceso quedará completamente restringido.

“La gente está inmersa en este diálogo de no al acueducto, pero no se imagina el trasfondo tan delicado y tan enorme que se avecina. Con haber aprobado el endeudamiento es una clara señal de que al estado ya no le importa nada; ellos ya quieren hacer para sacar lo que tengan que sacar, que es más que el agua. El agua es el pretexto, están secando los recursos al por mayor”, indicó.

Además, externó su preocupación porque en algunas comunidades de Acámbaro y de otros municipios afectados, la falta de acceso a internet y a otras tecnologías de la información limita el acceso a la información de las personas que también vivirán las repercusiones en caso de que el acueducto se consolide.