Don Julio Sánchez se unió a un colectivo que buscaba a personas desaparecidas en fosas, “rascado la tierra” como dice, cuando su hija Thania Sánchez Aranda, entonces de 21 años, desapareció un 21 de enero de 2012 en el poblado de Francisco I. Madero, cerca de Torreón.

Un día de 2017, pensó: “Si mi hija está viva, ¿por qué buscarla en la tierra?”. Fue así como nació la Caravana internacional de búsqueda de personas desaparecidas, que a partir del lunes 10 y hasta el 14 de mayo se realizará por primera vez en ciudades de Guanajuato.

La necesidad de encontrar obliga a los familiares de personas desaparecidas a salvar obstáculos como los que en esta ocasión enfrentaron con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del gobierno federal, que negó el apoyo para sufragar algunos gastos a fin de garantizar la presencia de personas de diversos estados en Guanajuato.

“Una carrera de obstáculos”, dice Julio Sánchez al respecto.

Resulta que la CEAV tiene lineamientos que fijan un plazo mínimo de 3 semanas para solicitar este tipo de apoyos, y también establece que la CNDH debe justificar que el traslado de los familiares -que son reconocidas como víctimas indirectas- a otro estado, sea para una diligencia o “una acción de búsqueda”.

Es decir, precisamente para lo que estarán en Guanajuato.

No obstante, denunció la Plataforma por la paz y la justicia de Guanajuato -que colabora en el apoyo a la organización de la caravana- la CNDH no encontró que “fuera imprescindible la presencia física de las víctimas” en esta jornada.

Esta fue incluso la sugerencia hecha en el oficio de respuesta firmado por David Alejandro Jiménez Padilla, director general de la Asesoría jurídica federal:

“Si se considera por usted oportuno, sugerimos modificar las fechas del traslado y replantear la solicitud para que cumpla con los requisitos establecidos en la Ley general de víctimas y lineamientos vigentes y estar así en condiciones de atenderla”.

Con todo y la negativa, será la 7ª ocasión en que este recorrido se efectúe en México. De 2017 a febrero pasado, se ha realizado en Coahuila; Veracruz y Oaxaca; Morelos y Guerrero; Michoacán en dos ocasiones (2018 y 2019) y Jalisco.

En Guanajuato, familiares de personas víctimas de desaparición procedentes de otros estados se unirán a las locales para marchar por las calles de la capital el 10 de mayo, Día de las Madres.

En los días sucesivos, acudirán a la Fiscalía General del Estado para revisar archivos del Servicio Forense; marcharán en ciudades como León e Irapuato para apelar a la solidaridad de las y los guanajuatenses, e ingresarán al Cereso de Irapuato y al Cereso Mil en Valle de Santiago.

Para buscar, sólo para buscar.

La caravana tiene un carácter internacional porque “nosotros apoyamos, aparte de buscar a nuestros desaparecidos, también apoyamos para la búsqueda de extranjeros, porque hay muchísimos extranjeros que desaparecieron aquí, y el problemón en que se meten sus familiares”, explicó Julio Sánchez a la reportera en una conversación a fines del año pasado, cuando éste acudió al estado para impartir un taller a los incipientes colectivos de familiares que ya suman 13 al día de hoy en Guanajuato.

La caravana tiene registro de personas originarias de China, Rusia, Estados Unidos, Centro, Sudamérica, desaparecidas en territorio mexicano.

Siempre con la mirada puesta en su hija Thania -quien desapareció junto con su novio tras asistir a una fiesta de graduación y sufrir la ponchadura de una llanta en el poblado mencionado- don Julio se unió a los colectivos guanajuatenses y en coordinación con Sandra Mercado (del colectivo De pie hasta encontrarte) decidió apoyar este tipo de búsqueda en ciudades del estado para, literalmente, tocar puertas.

Puertas como las de los Ceresos o los servicios forenses de la Fiscalía estatal ordinariamente no se abrirían para este propósito. Pero la dimensión del delito de desaparición en Guanajuato y las alertas nacionales e internacionales que ha despertado, consiguieron lo antes impensable, un sí del gobierno estatal para permitir el acceso de quienes se han unido para indagar el paradero de sus hijas, hermanos, padres…

En menos de cuatro años, las caravanas han logrado hasta ahora reconocer 150 “posibles positivos” (reconocimientos o pistas consistentes sobre personas desaparecidas) en estas acciones de búsqueda en centros penitenciarios, plazas y calles, Semefos.

Para esta 7.ª Caravana, la primera en Guanajuato, los organizadores reciben el apoyo de un comité organizador integrado por el colectivo “Buscadoras Guanajuato”, el colectivo “Justicia y esperanza” y la Plataforma por la paz y la justicia de Guanajuato.

Con la venia oficial

Con base en su propia experiencia -recibió llamadas para exigir el pago de rescate por su hija mientras agentes estatales intervenían como supuestos negociadores- Julio Sánchez afirma que “una persona es desaparecida por una autoridad o con la anuencia de ella”.

“Después de la desaparición intentan desaparecer su información (aquí no lo trajeron, no sé dónde está). Eso es un obstáculo enorme para las familias. Nosotros nos matamos buscando, no nos corresponde buscar. Pero al ver la ineficiencia, la ineficacia y la indolencia de las autoridades, tenemos que salir a buscar. Pero es a ellos a quienes les corresponde”.

En su itinerario por el país ha visto de todo: “A veces (las autoridades) ni saben cómo hacer una exhumación de restos o de un cuerpo”.

Explica a detalle lo que ocurre en las caravanas:

“Hacemos las marchas, recorremos los puntos principales del centro de la ciudad; llevamos las lonas, fotografías de nuestros desaparecidos, hacemos el llamado a la gente para que colabore; Concientizamos a la sociedad porque revictimiza a nuestros desaparecidos. A la gente se le hace fácil decir: por algo se lo llevaron, quién sabe en qué andaría”.

Al final de las marchas, en las plazas se tienden todas las lonas, cartulinas y mantas y pedimos a la gente que vea las fotos de las personas desaparecidas, de las niñas, hombres, mujeres.

“Vamos a los Ceresos, donde forman a todos los presos y les pedimos que colaboren, que nos entiendan; tendemos todas las lonas y pasan a ver las imágenes. Vamos a los centros de rehabilitación para drogas, alcoholismo, hacemos lo mismo. Vamos a los Semefos, pedimos que nos proyecte el archivo fotográfico de las personas no identificadas (conocidas como NN). Debe haber un archivo fotográfico de todo; sus características, ropa, color de cabello, etcétera”, describe Sánchez.

Aunque en esta ocasión, debido a los numerosos actos de violencia y masacres ocurridas en centros de rehabilitación y anexos en el estado, la caravana no tocará las puertas de esas instituciones.

También habrá misas en León y en el cierre de la caravana, en San Luis de la Paz. “Las misas las hacemos porque va mucha gente que sabe y que nos puede decir dónde buscar a nuestros desaparecidos. Dejamos un buzón para que la gente de manera anónima nos dé información”, describió el representante de la Caravana internacional.

Julio Sánchez ha dejado un consejo a los 13 colectivos de familias de personas desaparecidas, y a quienes por su cuenta denuncian, buscan o esperan a saber sobre la persona que no regresó a su casa.

“Que no se queden a medias, que no basta con buscar y encontrar, que hay que llegar hasta el punto final, que es cuando el desaparecido regresa a su casa. En las condiciones que sean, que regrese con sus familiares, que estos descansen cuando sepan el destino que tuvo su desaparecido”.