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12/14/2025
Sellan instalaciones del Cefereso 12 en Ocampo y callan ante familiares

Sellan instalaciones del Cefereso 12 en Ocampo y callan ante familiares

Cientos de mujeres que visitan a internos del centro penitenciario federal, lejano y en despoblado, han estado en vilo por una semana después de que se activaron códigos de alerta para sellarlo y cesaron las comunicaciones con el interior

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    El lunes 1 de agosto, las puertas del Centro de reinserción social federal en Ocampo fueron selladas y se obligó a familiares de internos que estaban de visita a salir. Un presunto protocolo de alerta se activó desde entonces sin que se sepa qué ocurre al interior. Autoridades encargadas han guardado un desesperante silencio.

    “Nuestros internos están incomunicados; no hay acceso y tampoco salida de personal. Tememos por la integridad de nuestros familiares pues las versiones que corren es que se activaron protocolos de aislamiento por motín, por la fuga de un reo, porque trasladaron a un reo de alta peligrosidad, que hay fallas en el sistema eléctrico y se suspendió toda actividad sin darnos ninguna explicación”, fue uno de los mensajes que familias hicieron llegar a medios.

    El Cefereso 12 se ubica en el kilómetro 6.5 de la carretera entre las comunidades de Laguna de Guadalupe y Hacienda Piedras Negras de Ocampo. Datos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana indican que, a noviembre del año pasado, el lugar tenía una población de 1,997 personas privadas de la libertad (ppl). El sitio tiene capacidad para 2,500.

    Las condiciones de distancia, incomunicación y el largo camino que deben tomar para llegar hasta dicha instalación federal han sido también factores para que los familiares (que viven en diversos municipios del estado, pero también viajan desde distintos puntos del país) no tengan manera de saber directamente o preguntar a los responsables del centro penitenciario los motivos del blindaje del Cefereso.

    Ilustración: Pinche Einnar.
    Ilustración: Pinche Einnar.

    Testimonios de personas que fueron obligadas a salir en la mañana del lunes 1 de agosto refieren que escucharon sonidos que parecían balazos; que ingresaron patrullas de corporaciones federales y ambulancias, y que escucharon al personal hablar de la activación de “código rojo” y “código negro”.

    “Tenían como media hora (en la visita) y las sacaron. Al momento que fueron a levantarlas del área de visita, les dijeron que tenían que salir lo más rápido posible, a las de afuera lo mismo, que ya no podrían entrar porque se habían activado los códigos. Ellas vieron que llegaron las patrullas y ambulancias y vieron que los trabajadores no podían entrar y los de adentro no podían salir. Y que entró el Semefo”, narraron algunos familiares.

    Los rumores mencionan lo mismo un motín que un intento o una fuga del Cefereso, señalaron algunos de los familiares, en su gran mayoría mujeres, puesto que este inmueble solamente tiene internos varones.

    Mujeres familiares de internos contactaron a medios para exponer su preocupación porque lo único que pudieron saber oficialmente por parte del personal de la Coordinación de trabajo social del Cefereso fue que “se trataba de algunos apagones” que en cualquier momento terminarían y la situación volvería a la normalidad.

    Ellas se organizaron para comunicarse y para acudir a oficinas centrales de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social en la Ciudad de México.

    “Fuimos a la CNDH, las compañeras que viven en México también se trasladaron a la sede que se encarga de todos los centros penitenciarios, igual no obteniendo respuesta, dicen que de este penal no hay ningún reporte. En Derechos Humanos nos dicen que no pasa nada, que fue una falla eléctrica, pero pues lo raro es que para ser una falla desde el lunes en la tarde y no ingresa ningún personal, ni sale el personal que estaba laborando en ese momento”, señalaron.

    Mientras tanto, se han visto impedidos no solamente para saber cuál es el motivo de las medidas de alerta, sino para acercarse o acudir a conocer personalmente la situación, puesto que se les notificó que no habría visitas hasta nuevo aviso y tampoco se les permite estar afuera.

    “Como si nosotras fuéramos delincuentes”

    En su testimonio, las mujeres (que pidieron mantener el anonimato ante las posibles represalias en contra de sus familiares presos) narraron que entre lunes y martes pudieron comunicarse al área de trabajo social del Cefereso y las empleadas del área les dijeron que ellas “también estaban acuarteladas” y que les avisarían en qué momento se podrían reanudar las llamadas y visitas. “Pero luego ya no tuvimos respuesta; los teléfonos suenan y suenan y ya no contestan”, dijo una de las mujeres.

    Y expresó un pensamiento en el que coinciden muchas de ellas: “Nuestra inquietud y nuestro miedo es que si no están grabando las cámaras de seguridad, pues los vayan a estar torturando o maltratando. Ignoramos si en realidad pasó algo, si se amotinaron o hubo una fuga; porque se manejan esas versiones, que hubo un motín, una fuga, que la gente que se quedó a pernoctar (porque) iba a visita y no entró, dicen que vieron que se escucharon balazos, que fueron ambulancias y del Semefo y que mucho movimiento de patrullas...”.

    Otra mujer, que tiene a un familiar allí desde hace cuatro años, dijo que es la primera vez que le toca vivir una situación así.

    “Lo último que nos dijeron las de trabajo social fue que al parecer las visitas estarían suspendidas todo el mes”. Y el viernes, unas pocas recibieron el aviso de que a partir del lunes 8 se reanudarían las visitas, sin más razones sobre la abrupta interrupción.

    También el viernes, unos pocos internos pudieron llamar a las mujeres (que son esposas, madres o hijas de ppl). “Dijeron que todo está bien, pero que los han dejado encerrados en sus celdas y no los dejan salir para nada, que les han dado de comer”, pero más tarde de la hora en la que normalmente les dan los alimentos.

    Para las mujeres, con todo y la escasa comunicación que ya algunas lograron, no es posible saber todavía a ciencia cierta cuál es la situación, debido a que en sus breves comunicaciones telefónicas (de 10 minutos como máximo) los internos no les dan detalles, ya que las llamadas son grabadas.

    Personal de la Tercera Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos -a la que corresponde supervisar las condiciones en el Cefereso 12 de Ocampo- informó escuetamente que “existe un código negro al interior del penal, este código se activa cuando hay falta de luz y fallas en el sistema, pero no se tiene conocimiento de ninguna riña ni motín por el momento. La Comisión está dando seguimiento a lo que sucede, a través de la Tercera Visitaduría”, y que si hay una postura o algo más por informar, se emitiría un comunicado.

    Mientras que no fue posible obtener una versión del Órgano Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social; no respondieron las llamadas.

    Un viaje al Cefereso de Ocampo desde otros municipios del estado puede salir en 4 a 6 mil pesos; algunas mujeres recurren a taxis por la falta de transporte hasta el lugar o por temor ante lo despoblado del camino. “Y para entrar, nos tratan a nosotras como si hubiéramos cometido el delito o el error; nos sentimos muy agredidas, la mayoría somos mujeres no solamente de Guanajuato, sino del sur y del norte del país, gente que tiene que hacer viajes largos y costosos, pagar hospedaje. No es fácil”, narró una de las familiares.

    Mencionó que en los meses recientes han visto varios traslados penales al de Ocampo. “Ya está más poblado”. Una de las razones es la petición expresa de gobernadores de estados como Zacatecas y el propio Guanajuato, unos por la peligrosidad de ciertos internos y los conflictos que han generado en centros de reinserción estatales, y otros por la sobrepoblación, como es el caso de Guanajuato.

    Incluso, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha hablado de la necesidad y la posibilidad de construir un nuevo Cereso estatal para despresurizar algunos sobrepoblados, como el de León.

    Mientras, las familiares de los internos del Cefereso de Ocampo temen por la integridad de éstos y señalan otras situaciones que incluso por escrito han expuesto directamente a las autoridades del Cefereso, como el hecho de que deben pagar a la “tiendita” por una supuesta “dieta sana” más de 1,500 pesos a la quincena, dinero que muchas llevan para que el interno pueda adquirir productos y completar la raquítica comida, aunque en la “tiendita” solo hay papitas y panes o pastelitos de las marcas conocidas.

    El Centro de reinserción federal de Ocampo, según un informe de la Auditoría Superior de la Federación citado por El Sol de León, ha reportado los números más bajos de internos en talleres de las diversas actividades productivas. Según lo referido por algunos familiares, en realidad hay filas para anotarse en estos talleres, pues debido a la falta de herramientas y la falta de más actividades, solo unos cuantos pueden participar.

    “Nosotros hemos sido víctimas de malos tratos, humillaciones, y hemos aguantado para poder visitar a nuestros familiares, que no hemos cometido el delito o algo. Durante la pandemia, por ejemplo, reportamos que durante el aislamiento de covid hubo muchos contagios, murió gente, se suponía que estaban aislados. No se les da la atención médica que debiera a pesar de que el centro cuenta con un hospital, médicos y enfermeras, no tienen medicamentos, tampoco nos permiten llevarles medicamentos. Si tuvieron covid, así se lo tuvieron que aventar, el que sobrevivió bien, el que no allí falleció”.

    Debido al confinamiento, las visitas se suspendieron y los familiares se enteraron de lo vivido dentro hasta que pudieron ingresar de nuevo. “En varias ocasiones les dieron comida echada a perder”.

    La mujer agrega: “Sé que cometieron un delito y no están de vacaciones, lo entiendo, pero siguen siendo personas, fueron juzgadas y están pagando una condena. Y el trato no se tiene que dar así a las familias”.

    Ya para el viernes, surgió algo de esperanza para esas familias, pues unas pocas mujeres recibieron llamada de internos, y alguna otra fue notificada de que en el transcurso de la semana siguiente se reanudarían las visitas. Aunque la información no había llegado a todas y los internos seguían mantenidos en sus celdas.

    8 de agosto de 2022, 02:40

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