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El Orito, un parque devastado
Especulación de particulares, complicidad del municipio y descuido ciudadano amenazan con acabar reserva ecológica en la capital del Estado
Cerros mutilados, invasiones, deforestación y basura, es el paisaje que desde casi todas las perspectivas puede observarse al interior de uno de los principales pulmones de la ciudad de Guanajuato capital: el Parque Ecológico El Orito.
No se trata sólo del descuido en que las autoridades municipales han dejado esta área de preservación natural. Fundadores de la organización civil El Orito A.C. consideran que hay corrupción porque en los linderos de esta área se ha permitido la construcción de condominios y casas de lujo.

De acuerdo con una solicitud de acceso a la información pública, hay dos permisos de construcción autorizados en esta área: uno otorgado en 2020 por el director de Imagen Urbana y Gestión del Centro Histórico, Luis Eduardo Martínez Rivera y otro por el actual director de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, Juan Carlos Delgado Zárate.
El Plan Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial de Guanajuato vigente considera al parque como una zona urbana en suelo de conservación y la donación original del predio prohibía las edificaciones también en las áreas de amortiguamiento.

Sin embargo, en el mapa catastral vigente, el área está clasificada como una zona habitacional de densidad media. Incluso en este mapa, la zona aparece fraccionada, es decir como si ya hubiera desarrollo.
En una de las zonas más altas de este lugar, hay una invasión que forma parte de La Venada II y se cree que sigue creciendo. Hay también bocas de mina que están ocupadas, y hay reporte de vecinos que viven en zonas cercanas al parque de que sus áreas de convivencia familiar son constantemente utilizadas como espacios para que las personas se junten a beber. La vigilancia policial es esporádica.
Construyen con permisos; hay incongruencias
De acuerdo con información de la organización civil El Orito A.C., la propiedad fue adquirida por el municipio en 1999 y declarada formalmente como parque ecológico al año siguiente, en el año 2000. Originalmente tenía 142 hectáreas, aunque se cree que podrían haber sido hasta 160 hectáreas.
El terreno pertenecía a la familia Echánove y era parte de la Hacienda de San Matías. Para la compra se le fijó un precio de dos millones de pesos, que tuvieron aportación estatal y otra municipal.

Como condición se estableció que la administración y desarrollo del Área Natural Protegida sería responsabilidad de un organismo integrado por la sociedad civil de Guanajuato.
De hecho, en el decreto gubernativo número 68 publicado en el Períódico Oficial del Estado se estableció la protección de las áreas naturales, cercanas y colindantes para las que se planteó también restricción en la posibilidad de construcción para evitar el impacto al parque, recordó el profesor Carlos Arias, integrante de la asociación.
Pero hoy en los linderos del parque se construyen casas o condominios y de acuerdo con autoridades municipales hay dos permisos de construcción en la zona del Orito, uno para un condominio y otro para una casa. Según la respuesta a una solicitud de acceso a la información no se han otorgado cambios de uso de suelo.

En 2020 fue otorgado uno por el director de Imagen Urbana y Gestión del Centro Histórico, Luis Eduardo Martínez Rivera para una habitación plurifamiliar (condominio) y otro para una habitación unifamiliar, por el actual director de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, Juan Carlos Delgado Zárate.
En el primero de los permisos se exhibe el número de oficio de factibilidad o de permisos de uso de suelo DAU/V/1183/2020, sin embargo que señala como no aplicable el permiso de factibilidad de ecología. Se trata de una propiedad de 148.6 metros cuadrados.

En el segundo caso, sobre el permiso otorgado en 2021 se detalla que es un permiso especial de construcción, se señala como no aplicable el permiso de cambio de uso de suelo, pero se exhibe un permiso de factibilidad ecológica DGMAOT/DEMA196-2021 para un área de 165.4 metros cuadrados.
Se trata de una misma área, pero en un caso sí fue requisito el permiso de cambio de uso de suelo y en el otro no, en uno sí fue necesario el permiso de ecología y en el otro no.

Fuera de los permisos mostrados por el parque, en el recorrido realizado por los alrededores del parque se constató que hay construcciones en desarrollo e incluso casas habitación ya construidas, en algunas de las cuales es posible observar una invasión a los terrenos de la zona natural.
El director general de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, Juan Carlos Delgado Zárate, sostuvo que no hay permisos de construcción dentro del parque por la existencia del decreto municipal, pero aseguró que hay gente que indebidamente está dentro de los linderos.

“El Orito es un parque ecológico así decretado por el ayuntamiento y como tal no puede tener ningún otro uso que no sea para la ecología, no puede haber permisos de construcción o divisiones, alineamientos, no puede haber ningún trámite justo porque el municipio es propietario… sí reconozco y aceptamos que hay gente indebidamente dentro de ese lindero, si se pueden dar esos casos, si los tenemos, pero es un tema de regularización en el que tendremos que retirarles a quienes han hecho esa actividad”, declaró.
Negó que existan áreas de amortiguamientos, sino que más bien hay un lindero plenamente demarcado y fuera de eso hay propietarios particulares o predio propiedad del municipio o el estado; “hay un polígono con una demarcación muy concreta que es la que hay que respetar”.
Juan Carlos Delgado consideró que es necesaria la intervención de la sociedad civil organizada o de algún grupo ecologista para impulsar un proyecto de rehabilitación “el municipio está abierto totalmente, lo que hace falta son manos para trabajar”.
Invasión, corrupción y deterioro
Un año después de que el Orito fuera declarado como zona ecológica, surge la asociación civil Parque del Orito A.C., presidida por el entonces legislador priista Francisco Arroyo Vieyra. Su intervención, supuestamente también habría sido la que permitió la compra de la propiedad a la familia Echánove. Actualmente, la familia Arroyo es dueña de la Hacienda San Matías que también perteneció a esa familia.
El académico Carlos Arias aseguró que esta organización sigue existiendo todavía, sin embargo, en una respuesta de acceso a la información pública el municipio niega su existencia. El decreto gubernativo estableció con claridad que la administración del parque corresponde a este organismo ciudadano.

Algunos de los integrantes de la organización aún acuden con regularidad al parque y realizan trabajos de rehabilitación, recolección de basura y reforestación, de forma individual.
“La asociación formalmente no se ha finiquitado, sigue existiendo, pero realmente ya no hay esa capacidad de convocatoria, tampoco fue muy grande, éramos alrededor de 20 gentes, después invitamos a otras personas a que se unieran”, recordó Arias.
El municipio asegura que la organización ciudadana ya no existe, sólo hay un guardabosques asignado a las actividades de cuidado y un mantenimiento mínimo del lugar.
Con su presencia regular en el parque ha podido atestiguar todo el deterioro, por la falta de mantenimiento, también por la falta presencia de la autoridad, pues es común que personas se reunan en este lugar para alcoholizarse. Incluso, existe un salón de fiestas construido en medio de este lugar, que resulta incompatible con su vocación.

“La presión en cuanto a gente, movimiento de gente es una presión bárbara, sin mantenimiento, es una situación que va a deteriorar más el parque… lo que han hecho es meter infraestructura que ha dañado el área,van los borrachos y tiran las botellas de vidrio, y eso genera un efecto lupa, a su servidor le ha tocado apagar incendios con su propias manos”, describió.
En todos sus años como integrante de la organización ha podido ser testigo de la invasión del parque en su parte más alta con La Venada II, terrenos que se otorgaron a particulares por vía de diligencias de información testimonial, intentos de desarrollo y concesiones irregulares.

En 2002 la empresa TALMA propiedad de Juan Andrés Rangel de Alba intentó desarrollar un fraccionamiento en un terreno de su propiedad que colinda con el parque, a consecuencia de esto el Gobierno Municipal, entonces encabezado por Rafael Villagómez, decide delimitar el parque con una cerca.
Luego en 2006, la empresa JARAB, también propiedad de Juan Andrés Rangel de Alba y dirigida por Luis Gutiérrez, quien después sería presidente municipal de Guanajuato, cerca un área aproximada de 14 hectáreas del parque cercanas a la Mina de Guadalupe, por una supuesta concesión que se otorgó a favor del empresario en la última sesión del Ayuntamiento 2000-2003.
De forma reciente, hay testimonio de que una persona de apellido Morales está vendiendo terrenos, en una de las zonas de amortiguamiento para el parque.

“Si no hay un fraccionamiento autorizado y regularizado, ¿por qué están permitiendo que se construya, están afectando la fisonomía de Guanajuato si vienen a ver van a encontrar edificios de cristal que son condominios, pero es una construcción acelerada, escandalosa, han estado vendiendo todo el acceso donde casualmente Gobierno del Estado hizo el camino al Orito. ¿Quién está autorizando eso?, ¿bajo qué parámetro de desarrollo urbano?”, cuestionó Arias.
Descarta regidor cambio de uso de suelo
El presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano, Ordenamiento Ecológico Territorial y Planeación, Carlos Chávez Valdez, garantizó que al menos en los últimos cuatro años que ha participado como integrante de esta comisión no se han otorgado cambios de uso de suelo en la zona del Orito.
“Es imposible que haya habido un cambio de uso de suelo y si alguien cambió el suelo o lo firmó es ilegal, para que haya un cambio de uso de suelo se tiene que seguir el Código Territorial, específicamente el artículo 58 y tuvo que haber pasado por la comisión a mi cargo y no hemos autorizado ningún cambio de uso de suelo al menos en los cuatro años que yo he estado al frente de la comisión”, refirió.
De lo que sí hay certeza son al menos dos permisos de construcción en la zona del Orito. “No sé en qué sustentan estos dos predios la posibilidad de construir o si el uso de suelo previo ya se los permitía, en principio yo diría que no”, agregó.

El regidor del PAN aseguró que los últimos cambios de uso de suelo de los que se tiene registro en esta área ocurrieron durante la administración del priista Luis Gutiérrez Márquez, Involucrado antes en la concesión irregular a la empresa Jarab, polémica por la cual se desconocieron las facultades otorgadas a Parque el Orito, A.C. para otorgarselas a otro organismo, el cual luego quedó inactivo.
Chávez Valdez sostuvo que actualmente, el parque está considerado como una zona de preservación y conservación ecológica y no se prevé que en el nuevo Plan de Ordenamiento pueda cambiar su estatus.

“No hay cambio de estatus en el proyecto que presentamos en agosto de 2020 y no creo que debería de cambiar de estatus en el proyecto que presentaremos, yo lo que creo es que tenemos que ser consistentes con el proyecto de estrategias que seguimos en el 2020 para proteger dicha zona”, indicó.
El funcionario reconoció la problemática de invasión en las orillas con La Venada II, un asentamiento irregular en el que ya se estableció con claridad que es imposible llevar los servicios públicos municipales.

Fuera de esto, descartó que haya más invasiones, pues consideró que la propia orografía del lugar limitó el crecimiento.
Extienden El Orito, le ponen precio y evitan explicaciones
Los cambios al impuesto predial en Guanajuato también afectaron la zona de conservación ecológica como el parque El Orito, área que con el Programa de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial (PMDUEOET 2020) se amplía inexplicablemente y en el mapa catastral aparece fraccionado.
El parque ecológico que originalmente tenía una superficie de 142 hectáreas, aproximadamente, es considerado como una zona 20, lo que significa tarifas de predial de 233.89 pesos a 469.85 pesos.

En el plano de valores municipales la zona aparece como si ya existiera en este lugar un desarrollo, aunque no debería de haberlo por la categoría que tiene el parque.
Cuestionado sobre el tema, el director del Instituto Municipal de Planeación de Guanajuato, Ramón González Flores, evitó declaraciones, pues dijo que “no le gustaban las entrevistas banqueteras”.
Lo único que se limitó a decir fue que el trazo del parque vigente es el reconocido en el Plan de Ordenamiento Territorial 2012 y en el que se le dio la categoría de zona habitacional de densidad media. Para ofrecer explicaciones, ofreció una tarjeta con sus datos y luego envió una ficha técnica con pocos detalles.

El regidor Carlos Chávez dijo no conocer el mapa catastral con el cual se cobró el predial, señaló que no es parte de sus facultades la parte ejecutiva, pero consideró que seguramente esto podría estar integrado en la parte diagnóstica del IMPLAN para el Plan de Desarrollo que se pretende terminar este año.
Como integrante de la asociación civil “Parque del Orito”, el profesor Carlos Arias consideró que la categorización como zona 20 del parque tiene de fondo la intención de permitir la urbanización en el área.
Y es que insistió que actualmente, en los linderos del parque que en la letra sigue siendo una zona de conservación, sí se han otorgado permisos de construcción de edificios y fraccionamientos, e incluso la venta de predios en dólares.

Acusó que en la dirección de Desarrollo Urbano del Municipio, encabezada por Juan Carlos Delgado, hay corrupción.
“Yo pienso que hay una corrupción terrible en Desarrollo Urbano de Guanajuato, realmente están acabando con Guanajuato… no es posible que estén autorizando la construcción porque hay construcciones grandes, no son construcciones modestas y eso es corrupción”, recalcó.
Recordó que desde la compra del terreno a la familia Echánove, que era parte de la Hacienda San Matías, se determinó un plan de manejo y conservación que no se ha cumplido. El paso de vehículos estaba restringido y hoy circulan por la zona.
Incluso en 2009, durante la administración de Nicefóro Guerrero se inició con la construcción de un libramiento, que afectó por la mutilación de cerros. Se detuvo, pero luego en 2011 se intentó reactivar la obra. Al final, la inconformidad ciudadana obligó a las autoridades a cambiar el trazo.
El académico sostuvo que el parque está descuidado y devastado en su ecosistema en áreas cercanas a zonas urbanizadas. La zona fue pensado para recorridos a pie o en bicicleta y convivencias familiares, pero consideró que no se ha respetado esa vocación.

La versión abreviada del Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial de Guanajuato más reciente reconoce al parque como una zona urbana en suelo de conservación, pero que ha sufrido invasiones habitacionales y se encuentra en deterioro. También se acepta que no cuenta con acciones ni estrategias para la protección de la biodiversidad y las especies incluidas en la NOM-059- SEMARNAT-2010.
25 de julio de 2022, 13:51
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