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12/14/2025
Yiancarlo, víctima de la simulación del Estado para proteger a adolescentes en entornos de violencia

Yiancarlo, víctima de la simulación del Estado para proteger a adolescentes en entornos de violencia

Artista escénico y creador, el joven murió asesinado en San Francisco del Rincón; gestoras culturales demandan seguridad y espacios seguros para trabajar con infancias y adolescencias vulneradas

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    “Niñas y niños guanajuatenses transforman su entorno a través del arte”, se lee en la cabeza de un comunicado de prensa del gobierno de Guanajuato con fecha de diciembre 2018. En aquel momento, el exgobernador Diego Sinhue había asumido apenas dos meses atrás la titularidad del Poder Ejecutivo y la entonces Secretaría de Desarrollo Social y Humano promovía la activación artística en al menos 8 municipios del estado, entre ellos San Francisco del Rincón.

    Fue en el taller de Niñas y Niños Narradores, que se impartió en uno de los centros comunitarios estatales, conocidos como Centros Impulso, donde Yiancarlo Gasca Ruiz, con apenas 7 años y acompañado de su pequeño hermano a quien él mismo llevaba en una carreola, se sumergió en la música, la narración y las artes escénicas. Lo hizo durante 7 años de la mano de su “maestra”, facilitadora y creadora escénica, Rosa Elena Romero, en la colonia Purísima Concepción de aquel municipio, popularmente conocida como “El Puño”.

    Yiancarlo, como la mayoría de los adolescentes que en su etapa infancia se sumaron a las actividades artísticas en El Puño desde 2017, estaba por cumplir los 15 años en marzo de este año. El pasado 1 de enero, su vitalidad y su esencia fueron truncadas durante un ataque armado en un restaurante de mariscos en aquel barrio de San Pancho.

    Yiancarlo Gasca Ruiz, el artista de El Puño. Foto: Cortesía
    Yiancarlo Gasca Ruiz, el artista de El Puño. Foto: Cortesía

    “La violencia nos está echando de El Puño, tanto que ya se cobró la vida de uno de los chicos. Si no hay acciones firmes de justicia y de seguridad de nada sirve lo demás, porque qué bonito que estamos haciendo teatro, pero la violencia se está llevando a nuestra gente”, expresó Rosa Elena Romero en entrevista para POPLab.

    “Si me quedo aquí, me van a matar”, fue una de las reflexiones que Yiancarlo compartió con Rosa Elena Romero al terminar una función, consciente de la realidad en la que estaba parado. A sus entonces 12 años, ya había visto morir a su mejor amigo en una balacera. Aunque tuvo que dejar la secundaria, soñaba con ser actor y pisar muchos teatros, fuera de la realidad de El Puño.

    En una colonia donde todo se sabe: “tal compañera no podía asistir a clases porque ya le habían matado a un familiar”, eran los acontecimientos que los alumnos compartían con Rosa Elena, lo cotidiano. Los rondines de la Guardia Nacional y de la Sedena fueron cada vez más constantes, y para la creadora escénica éso sólo podía indicar “que se estaba poniendo peor”.

    Colectivo de Teatro Comunitario Soy del Puño. Foto: Cortesía
    Colectivo de Teatro Comunitario Soy del Puño. Foto: Cortesía

    Yiancarlo quería hacer arte, aunque también era un apasionado del fútbol con destreza para defender la portería. Pese a que, la llegada de la adolescencia vino acompañada de la prematura responsabilidad de trabajar para apoyar a su familia de la que era el mayor de dos hermanos, y alejarse un poco de sus actividades escénicas, el adolescente estaba escribiendo su primer monólogo. Nunca dejó de crear.

    “Yian viene a restregarle al gobierno y a todos que estamos rebasados y que nadie está haciendo nada, no estamos cuestionándonos cómo estamos cuidando a nuestras infancias y adolescencias”.

    Para la creadora escénica, que por convicción y amor a sus alumnas y alumnos ha permanecido acompañando procesos creativos en El Puño por más de 7 años sin respaldo institucional, el asesinato de uno de sus aprendices les coloca en una vulnerabilidad mayúscula, y en sus palabras, destapa una cloaca de la macrocriminalidad que opera en aquel territorio.

    Sin espacios apropiados para ensayar y aprender del arte, el Colectivo de Teatro Comunitario Soy del Puño ha maquinado bellos escenarios y aulas en espacios públicos como parques y canchas dentro de aquella colonia. El apropiarse de éstos sitios les ha abierto posibilidades de tomar como insumo teatral inimaginable, aún cuando en San Francisco del Rincón hay una casa de la cultura, centros comunitarios y, a menos de 15 minutos, se encuentre el Teatro de la Ciudad de Purísima, recintos a los que no han tenido acceso.

    “Necesitamos acompañamiento y seguridad ya, porque para el crimen organizado, los niños niñas y adolescentes son presa y nosotros que nos dedicamos a arte, que estamos justo en los epicentros de la violencia, siento que ellos nos ven como los obstáculos para trabajar”, planteó Rosa Elena, ante la carencia de espacios para ensayar y las condiciones de inseguridad que han vulnerado el entorno del Colectivo Soy del Puño, donde además de ella, otros artistas comparten sus conocimientos con las infancias de la zona.

    Foto: Cortesía
    Foto: Cortesía

    Hasta noviembre de 2024, San Francisco del Rincón se ubicó en el octavo nivel estatal con las tasas más altas de homicidios dolosos y feminicidios de Guanajuato, con 53.50 carpetas de investigación por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con el ranking elaborado por el Observatorio Ciudadano de León. Durante el mes de diciembre, este municipio se unió a otros donde elementos de las corporaciones policiales se convirtieron en blanco de ataques armados, con un elemento asesinado y dos más heridos.

    El 26 de febrero pasado, la secundaria pública Doctor Vicente Frausto Alcaraz, dentro de la colonia Purísima Concepción, fue vulnerada por una balacera en la que un empleado de la tienda escolar fue herido de bala, luego de que otro sujeto ingresó al plantel con lesiones de arma de fuego para pedir ayuda mientras era perseguido por sus agresores. Este último falleció antes de que las autoridades se apersonaron en el lugar. Estudiantes y profesores tuvieron que ser atendidos por los paramédicos a consecuencia de crisis nerviosas.

    Una ventana para la libertad

    “Si bien el arte tiene un poder transformador, tenemos comprobado que no es a prueba de balas. No podemos tejer las fibras sociales que ellos siguen destejiendo, y mucho menos aceptar que se envíe a trabajadoras del arte y la cultura y a cualquier persona de manera obligatoria y sin garantía alguna de seguridad”, sostuvo la creadora escénica y dramaturga Sara Pinedo, quien desde hace cerca de una década co-dirige el proyecto de teatro comunitario Lxs de Abajo, conformado por infancias y adolescencias de la comunidad leonesa de San Juan de Abajo.

    Colectivo de Teatro Comunitario Soy del Puño
    Colectivo de Teatro Comunitario Soy del Puño

    Aunque en distintos municipios, en El Puño y San Juan de Abajo comparten una historia de resistencia, desde que sus primeros habitantes se asentaron en aquellos territorios y han defendido sus viviendas ante la falta de certeza de propiedad, situación que ha impedido que se garanticen otros derechos como el acceso al agua potable, alumbrado y transporte público.

    Las poblaciones de éstos entornos, también han sido atravesadas por desigualdades sociales y económicas, además de la presencia del crimen organizado. El teatro y el acompañamiento colectivo ha sido la respuesta organizada de niñas, niños y adolescentes, sus familias, que han palpado otras posibilidades de ser y estar.

    “El teatro ha sido para ellos muy entrañable, una ventana de libertad, de unión, no solo para los niños, sino para las familias, ha sido un refugio, un lugar seguro en el que pueden experimentar oportunidades de paz”, explicó Rosa Elena Romero.

    Yiancarlo Gasca compuso los acordes del himno de El Puño. Foto: Cortesía
    Yiancarlo Gasca compuso los acordes del himno de El Puño. Foto: Cortesía

    Con una creatividad explosiva, Yiancarlo elaboró su primer títere, a quien llamó Pelucas, y que lo acompañó en su primera presentación en un teatro, en 2021, cuando el Colectivo se ganó un lugar en la gira Más Teatro, convocada por la Secretaría de Cultura de Guanajuato, con la puesta en escena “Caravana Escénica: Soy del Puño”

    “Para las familias fue muy especial, su papá me dijo -yo nunca me imaginé pisar un teatro en mi vida-. Los hizo experimentar otras maneras de vivir, de pensar cómo lo que pasa en El Puño se puede modificar”.

    Desde armar una tuba con una manguera y un balde hasta componer la melodía del himno de El Puño es, para Rosy y para sus alumnos, el legado del joven Yiancarlo, que desde el cariño, el ingenio y el respeto con los suyos construyó recuerdos memorables que le valieron la compañía de decenas de personas de su colonia que lo despidieron con globos blancos y exigencias de justicia en su funeral.

    “Morirse en El Puño era sinónimo de vergüenza, de ser señalado por los demás, Yiancarlo resignificó éso”, dijo Rosy Romero. Foto: Cortesía
    “Morirse en El Puño era sinónimo de vergüenza, de ser señalado por los demás, Yiancarlo resignificó éso”, dijo Rosy Romero. Foto: Cortesía

    “Era la persona más amorosa del mundo, fue un niño divertido que todo lo que hacía lo hacía increíble. Tenía una estrella”, lo recuerda Rosy, que como parte del legado del adolescente, se sabe con la responsabilidad de seguir haciendo teatro en El Puño, porque así se lo han pedido los amigos y compañeros de Yiancarlo tras su asesinato.

    “Está bien que nos apropiemos de la calle, pero las niñas y los niños merecen ensayar en un salón, merecen presentarse en un teatro. Necesitamos un espacio y necesitamos protección, porque tenemos miedo, pero seguiremos haciendo teatro”, exigió la creadora escénica.

    No basta hacer arte

    Para Sara Pinedo, los procesos artísticos comunitarios propician el acompañamiento entre vecinas y vecinos, compartir experiencias estéticas y sensibles, lenguajes comunes para pensar en otros imaginarios y ensayar otras realidades. A su vez, son una oportunidad para “reconocer las violencias y su estructura, pero también nombrarlas y politizarlas”.

    “El Estado ha propuesto un simulacro en todos los niveles de gobierno con la careta del arte y la cultura. Diseñan "zonas de paz", "semilleros creativos”, compran marcas como “Planet Youth”, para resolver la crisis de violencia que ellos mismos sostienen. Llenan discursos con la frase "el arte transforma vidas", mientras la impunidad del narcoestado las quita”, compartió.

    Foto: Cortesía
    Foto: Cortesía

    Proyectos como estatales como “Niñas y Niños Narradores”, ya extinto, o los Semilleros Creativos y Convites Culturales que, con financiamiento federal, llegaron a San Francisco del Rincón y a otros municipios del país para operar por temporadas y formar entornos de paz, en lo que el Estado en todos sus niveles, ha denominado zonas vulnerables. En ésto último, discrepa Pinedo.

    “Insisto en la distinción entre vulnerables y vulneradas, para remarcar una condición de violencia sistémica que se ejerce sobre determinados territorios y sus habitantes, y no como una cualidad de éstos per se, que el Estado continúa adjudicándoles”, explicó.

    Pero para que estas intervenciones tengan resultados tangibles en las colonias o comunidades, las autoridades deben propiciar las condiciones de seguridad ante la hostilidad de los entornos. Como si de un ciclo se tratase, explica Sara, la paz que se genere desde los procesos artísticos comunitarios tiene que sostenerse desde las instituciones del Estado. “Es una práctica constante, no una feria, no una marca, no un discurso”, concluyó.

    22 de enero de 2025, 14:12

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