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Temacapulín, un pueblo que recuperó la memoria, está bajo la mirada del mundo: Víctor Manuel Toledo
En medio de júbilo, habitantes de los Altos de Jalisco reciben al titular de Semarnat, el primer funcionario de ese nivel en visitar la comunidad donde se construye la presa del Zapotillo
Fotos y video: Juan José Plascencia
Hubo fiesta en "Temaca" en pleno martes. Hubo fiesta porque llovió un día antes, y el agua corrió entre el empedrado de las calles y le tumbó sus frutos al mezquite que dio sombra al grupo de gente que esperó bajo el rayo del sol matutino a que llegara su visitante distinguido.
Con el argumento de que "la guerra del agua" no la hace la gente sino los gobiernos y con la advertencia de que no se rendirá, como no lo ha hecho en 14 años, el pueblo de Temacapulín, Jalisco, ese que con apenas 500 habitantes ha conseguido parar la construcción de una presa, recibió con música de banda y collares de flores a Víctor Manuel Toledo.

El secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales visitó una de las tres comunidades enclavadas en la barranca del Río Verde (Temacapulín, Acasico y Palmarejo) que serán inundadas de concluirse el proyecto de la Presa del Zapotillo, ese que lleva detenido 5 años y donde se han invertido ya 35 mil millones de pesos.
Pero este martes no se pensó en eso. Había que festejar y para ir aclarando garganta se arrancó la banda contratada ex profeso con una versión de "No Volveré" con la letra modificada para que dijera "No venderé", con la que quedaron bien claras las intensiones de los lugareños, que de todas las edades, acudieron a reafirmar la defensa de su amado pueblo.
Por eso, cuando llegó Víctor Manuel Toledo Manzur, las manos se levantaron bien alto para dar la bienvenida, sí, pero también para que se leyeran las consignas: Temaca vive / la lucha sigue, y Ríos para la vida / No para la muerte.

Tras un breve recorrido por las callecitas de la comundad (que contrario a la versión oficial, no está "abandonada"), sorteando camionetas con placas extranjeras, las fonditas y casas recién pintadas con antenas parabólicas, activistas de varias organizaciones no gubernamentales encabezados por Gabriel Espinoza, guiaron al secretario hasta el Museo Comunitario Temacapulín y luego a la centenaria iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, para que viera con sus propios ojos lo que inundará el proyecto Presa El Zapotillo – Acueducto El Zapotillo León.
Es raro imaginar eso: cada casa, cada árbol, el pequeño templo con su cruz de piedra, esa puerta de madera vieja, el balneario, los escarabajos de lluvia que se entierran en el polvito que ha caído de unos viejos adobes, todo lo que veían nuestros ojos, podría desaparecer bajo el agua.
Sin prisa pero sin pausa, el padre Gabriel escoltó a Toledo hasta el jardín principal, donde ya se había dispuesto un pequeño templete adornado con mazorcas, flores y chiles. El techo y las sillas dispuestas no alcanzaron a cubrir a todos los que acudieron, entre prensa y ciudadanos de todo tipo, padres de familia, niños, jóvenes citadinos, pero si algo se notó fue la participación aguerrida de las mujeres.

No es para menos: ellos han vivido durante 14 años bajo el hostigamiento y con la incertidumbre de perder no solo su hogar, sino de ver destruida su forma de vida y ser desplazados a una tierra extraña.
Diferentes activistas, académicos y representantes populares plantearon ante el titular de Semarnat, un conocido investigador de la relación entre culturas indígenas y biodiversidad, el aspecto cultural, histórico, ético, incluso técnico del porqué la férrea defensa de "estas tierras flacas" que, sin embargo, producen vacas gordas, leche, huevo, carne...
Los opositores al proyecto El Zapotillo acusaron al gobernador Enrique Alfaro (aliado suyo mientras fue candidato), de coludirse con empresarios depredadores e inmobiliarias para usar la supuesta exigencia de agua de un millón de habitantes, para pelear un volumen de agua que ni siquiera existe, que ya no puede existir por los cambios hidrológicos en la zona.

En respuesta al cacareado “Acuerdo de Entendimiento” para la distribución del agua del río Verde, firmado por los gobernadores de Jalisco y Guanajuato el pasado 29 de junio, los representantes de varias organizaciones de Jalisco, Guanajuato y otras regiones, firmaron un acuerdo de entendimiento de los pueblos, para hacer notar que "la guerra del agua" ocurre únicamente en los despachos de los gobiernos, porque ciudadanos, especialistas y académicos han propuesto soluciones a los problemas de falta de agua en la ciudad de León, Gto., la región de Los Altos de Jalisco y del Área Metropolitana de Guadalajara.
Dichas propuestas han sido ignoradas, aseguran, porque no representan un beneficio económico para las empresas, y lo que las autoridades buscan "es privatizar el derecho humano" al vital líquido.
El agua "nos civiliza o nos colapsa": Toledo
Víctor Manuel Toledo inició su mensaje mencionando que “El acto más irracional que yo pudiera registrar es que este pueblo desapareciera”. Reconoció que la organización social ha permitido a "Temaca" ser un pueblo empoderado, que lidera las luchas ciudadanas contra megaproyectos como El Zapotillo. Y este empoderamiento viene de haber recuperado su memoria, un bien del que ha sido despojada la mayoría en todas partes del mundo con motivo de la modernidad de los tiempos
Toledo llamó notar cómo el recurso más importante de una ciudad es el acceso al agua, su sistema nervioso, y su forma de gestionarla ha permitido prosperar o entrar en decadencia.

Por ello, hizo notar que, en el caso de los Altos de Jalisco, de Guanajuato y otros focos rojos a nivel nacional, se deben generar soluciones concertadas a través del diálogo y del conocimiento científico y técnico "al servicio de la gente".
Ante las quejas sobre la inversión económica y el estado de la construcción de la presa El Zapotillo (de lo que hay serias dudas), dijo, "quizá" sea necesaria una auditoría financiera y técnica.
Víctor Toledo reconoció que aunque este proyecto es de alta complejidad, hoy día una presa es "un mastodonte" que ya no funciona en general, "es una tecnología obsoleta", aunque para cancelar El Zapotillo se requerirá demostrar la factibilidad de las alternativas (cosecha de agua de lluvia, tratamiento de aguas urbanas, recuperación del agua de lluvia), la llamada "Gestión Integral del Agua".

En su calidad de funcionario federal, dijo que tiene el deber de escuchar a todas las voces, especialmente a los afectados, sea la gente de "Tecama" o los "sedientos" ciudadanos de Guadalajara y León. Entonces, exhortó a los diferentes grupos opositores a El Zapotillo a crear "un gran frente" en defensa del agua, que permita llegar con pruebas, argumentos y estudios ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, para lograr la cancelación definitivamente del proyecto.
De lo que no hay duda es, como dijo el propio Toledo: "Hoy los ojos del movimiento antipresas a nivel mundial están puestos en Temacapulín".

Aunque el dinero "es cabrón", 'Temaca' no se vende
Si algo ha distinguido a la región es su profunda fe en Dios. Ello "y la certeza de tener la razón" son el motor de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo para no rendirse ante la increíble presión que han soportado durante estos años.
"Por debajo del agua han vendido dos o tres casas (…) porque el dinero es cabrón (…) Nadie ha venido a preguntarnos ¿qué quieren hacer, quieren vender o reubicarse? (a la vecina Talicoyunque). Los políticos vienen y nos prometen (cosas) y nunca hacen nada (…), nos han mandado a la chingada. Ahí está Aristóteles y este otro, Alfaro, todos esos cabrones, de todos los partidos, nos han dado la espalda. (…) No quiero llevar a mi hijo a encerrarlo a Guadalajara o a otra parte, con inseguridad, violencia o matadero de gente, ahí voy a encerrarlo (…) aquí los niños corren, solitos van y vienen. Yo no voy a llevar a mi niño a la prisión, yo voy a defender mi pueblo hasta lo último que tenga que hacer", dijo Pedro, un orgulloso habitante de Temacapulín.
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31 de julio de 2019, 16:21
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