No es daño colateral, es nuestro futuro amenazado

Niñez y adolescencia guanajuatense en la mira de la delincuencia organizada

No es daño colateral, es nuestro futuro amenazado

Niñez y adolescencia guanajuatense en la mira de la delincuencia organizada

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La normalización de la violencia se produce tras un prolongado periodo de convivir con ella, en los acontecimientos cotidianos, en las charlas de los vecinos, pero también en los titulares de los medios un día y otro también, y en las redes sociales, por supuesto, entre quejas, denuncias y también trivialización.

Sin embargo, no es normal, no debe de serlo, que los espacios donde hace no mucho se departía en paz, se hacía deporte, se festejaba, se realizaban paseos, se transitaba al trabajo y a la escuela, hoy sean zonas de riesgo, con horarios restringidos y con un tic que se ha vuelto habitual: voltear sobre el hombro para saber que nadie se está acercando.

Y dentro de todo ello, lo peor. La violencia no ha respetado edades, se ha ensañado también con los más jóvenes, con los desprotegidos, los que de por sí ya sufrían otras marginaciones.

Voltear a ver esas realidades, contrastantes a más no poder con los mensajes triunfalistas que se oyen en las ceremonias y eventos oficiales, es una obligación no solo por solidaridad, también por autocuidado: una sociedad que fabrica seres humanos desechables también desecha su futuro, su principio de esperanza y su tranquilidad.