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12/14/2025
Brigada Independiente de buscadoras: hallar a quienes la autoridad no encuentra

Brigada Independiente de buscadoras: hallar a quienes la autoridad no encuentra

Decepcionadas por la desidia gubernamental para frenar la desaparición de personas en el estado, mujeres de dos colectivos se consolidan en un grupo autónomo que se topa con inmuebles repletos de restos bajo sus suelos

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    Texto y fotos: Edith Domínguez

    Portada: Pinche Einnar

    “Mamá, es la última vez que me comunico contigo… Ya me van a matar, me buscas en Loma de Flores, una casa grande… atrás entierran a todos, es un panteón”. Esas fueron las últimas palabras que Lupita pudo intercambiar con su madre por teléfono. Tres meses después de esa llamada y seis de que sus captores la mantuvieron en cautiverio, fue localizada sin vida en Silao.

    ¿Es imposible saber cuántos sitios, cuántas casas ocultan los restos de quienes son buscados en Guanajuato?

    Aunque Lupita no fue encontrada en ese lugar, no se equivocó: su mensaje y otros indicios llevaron a la brigada de búsqueda Independiente de personas desaparecidas, conformada por los colectivos Hasta Encontrarte y Una Luz en Mi Camino, a encontrar y desenterrar varias bolsas con restos que corresponderían a 12 cuerpos en fosas clandestinas de 3 viviendas de la comunidad Nueva Loma de Flores de Salamanca, en el mes de julio y agosto del presente año. Hasta mediados de agosto la brigada, conformada en su mayoría por mujeres, ha desenterrado 52 cuerpos en más de 40 puntos de inhumación clandestina.

    En esa misma vivienda (en obra negra) la Fiscalía General de Guanajuato había exhumado al menos 15 cuerpos en el año 2020. Del hecho poco se supo, el inmueble estaría bajo resguardo de la autoridad. A la misma casa, edificada entre restos humanos, convertida en un cementerio, el 11 de febrero de 2022 los funcionarios de la Comisión Estatal de Búsqueda, acompañados de personal de la Procuraduría de Derechos Humanos, agentes de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, Fiscalía General de Guanajuato y la Guardia Nacional, realizaron con drones y equipo necesario una prospección que según el informe con el que cuenta POPLab dio resultados “negativos”.

    Edificaciones entre restos humanos

    Cinco meses después de la incursión de esa larga lista de instancias, sólo la brigada de búsqueda independiente regresó a Loma de Flores… Apenas se respira y es tragar el hedor de un cuerpo putrefacto que cala hasta lo más profundo; los ojos lloran; los cubrebocas son inservibles; el sol no ayuda y el olor se penetra en la ropa. Pero son las manos de ellas, las mujeres de la brigada de búsqueda independiente, las que el miércoles 27 de julio, después de varios días de búsqueda, dieron con restos humanos.

    Algunas usan palas o picos que escarban entre la tierra del patio frontal de la casa “grande” en obra negra ubicada en la calle Dalias de la comunidad de Loma de Flores en Salamanca; se topan con piedras que una a una van sacando. Luego encuentran una capa de cemento que cubre las bolsas de plásticos negras con restos, rompen el concreto y a más de un metro de profundidad localizan esas bolsas con restos de un hombre, luego otro cráneo de mujer, seguido de otra.

    Hay miedo en sus ojos, sus manos tiemblan y sus corazones laten fuerte porque puede ser su hermano, hijo, esposo, prima, madre, padre o amigo el que van a sacar de las fosas clandestinas que se multiplican en Guanajuato, esta “Grandeza de México”. Algunas de las buscadoras se abrazan.

    Ellas se vieron obligadas a crear la brigada, primero por indiferencia de las autoridades estatales en Guanajuato para buscar y localizar; después, al ser excluidas por los funcionarios de las búsquedas oficiales. Entonces decidieron buscar por su cuenta, porque con ese olor y al encontrar un cuerpo hay alivio para quienes esperan que regrese un integrante que falta en una de las cientos de familias desintegradas por las violencias.

    Lupita y la “casa grande”

    Es un viernes soleado, 29 de julio, el viento juega entre los cultivos de maíz que están a la orilla de la comunidad. A lo largo de la cerrada de la calle Dalias, algunos habitantes que caminan sobre la calle sin pavimentar, de reojo ven a extraños entrar al lugar, en una tienda de abarrotes cercana algunos hacen una parada, compran un refresco y siguen su camino, otros entre señas se preguntan qué pasa. Nadie dice una palabra, solo hacen muecas y mueven la cabeza, como desaprobando. A escasos 30 metros, una barda perimetral de tabique rojo de alrededor de 35 metros de largo oculta la realidad de la comunidad.

    Una patrulla con cuatro policías estatales cuida el exterior del lugar.

    Un portón de duela esconde los hallazgos de la casa grande de dos plantas; cinco pilastrones frente al patio trasero frente a la alberca sostienen el segundo piso, o eso simulan.

    A un costado de la alberca, donde las planchas de cemento no cubrieron la tierra, hay hoyos y tierra por doquier por las excavaciones realizadas. Sobre el piso del recibidor de la entrada principal de la vivienda hay algunas bolsas de plástico negras con partes humanas.

    El olor es intenso, pero las buscadoras en el patio principal pegado a la barda perimetral siguen escarbando. Unas con palas sacan la tierra, otras con sus manos van quitando las piedras, un sonido en seco las detiene, luego que la varilla topó con cemento, pero el fierro alcanzó a encajarse llegando hasta las bolsas. Al sacarlo, la punta tenía ese olor penetrante a putrefacción; entonces cavaron alrededor de un metro y medio, hasta donde encontraron las bolsas de plástico negras y en su interior más restos humanos.

    Este hallazgo muestra una nueva forma en la que los responsables de la desaparición de personas en Guanajuato intentan desaparecer los cuerpos, pero no será la última.

    En septiembre del 2020, hombres armados a la fuerza ingresaron a la casa de Lupita en la colonia Constitución de Apatzingán de Irapuato. Buscaban a su ex pareja, una persona con quien tenía 2 años de haber terminado la relación. A pesar que ella explicó que ya no estaban juntos, los hombres se llevaron a la fuerza a Lupita, bajo “la promesa” de que si el hombre a quien buscaban se entregaba, la soltarían.

    Durante 6 meses la mantuvieron privada de su libertad. En su cautiverio fue víctima de trata, incluso sus captores le permitieron volver a la casa de sus familiares y permanecer allí por unas horas; amenazada, ese día convivió con su familia, no dijo nada. Regresaron por ella, sus padres la vieron salir de la casa con vida. Tiempo después, Lupita rogó a uno de sus captores que la dejara hacer una llamada y así logró contactarse con su progenitora.

    La llamada fue corta, pero Lupita le alcanzó a decir a su mamá sobre la “casa grande” y en sus últimas palabras alcanzó a pedirle “no vengas a buscarme, ya me van a matar, ya no soporto, yo también me quiero morir”. Tres meses después de esa llamada, los restos de Lupita fueron localizados en Silao.

    Norma Barrón, buscadora.
    Norma Barrón, buscadora.

    Otro indicio que llevó a las buscadoras a la comunidad Nueva Loma de Flores se encuentra entre los datos que obran en una carpeta de investigación por el delito de homicidio que inició la Fiscalía General de Guanajuato; en junio del 2020, la misma autoridad exhumó restos que correspondían a 15 cuerpos, algunas de esas víctimas fueron desaparecidas en septiembre del 2019 de las comunidades Trinidad de Tamascatío, Santa Elena, Venado de Yostiro, así como la colonia Los Presidentes, todos lugares de Irapuato, aunado a que los familiares relataron que no fueron entregados los cuerpos completos, incluso hubo a quienes solo les entregaron una pierna o un cráneo.

    ¿Dónde están los demás restos de todas estas víctimas?

    Esa fue la pregunta que se hicieron las buscadoras. Además, se suma la investigación que realiza la madre buscadora Norma Patricia Barrón y quien hoy es parte de la brigada independiente; en la sábana de llamadas del celular de su pareja, Juan Rodriguez Calcanas, de 36 años de edad -quien fue privado de su libertad junto con hijo Kevin Damián Martinez Barrón, de 17 años, el 11 junio del 2019 en Irapuato- “arroja aquí dentro de la casa las coordenadas”.

    Hace tres años, Norma recibió una llamada telefónica donde le pidieron un millón de pesos como pago para liberar a su pareja e hijo, consiguió 400 mil pesos que depositó, le enviaron una fotografía de sus familiares amordazados; vendiendo sus pertenencias consiguió 250 mil pesos más que también depositó. Los captores presionaban, pero ya no mandaron muestras de vida. Ella pagó 350 mil pesos más, pero Juan y Kevin no regresaron a su casa (ENLACE).

    Explica que personal de la Fiscalía la engañó, “decían ‘espérese, hay que pagar el rescate, se lo van a devolver, se lo van a devolver”. Incluso recordó que al comenzar a investigar por su cuenta “por salvar la vida a mis familiares omití algunas cosas… después me di cuenta que no había ninguna investigación (en la Fiscalía) ni siquiera sobre la persona a quien le había dado el pago, cuando sabían a quién le había dado el dinero y por mis propios medios empecé a buscar”.

    Después de llevar decenas de datos de prueba como nombres y domicilios al personal de la Fiscalía sobre los captores de su familia, a finales de marzo del presente año José Ignacio Guevara Serrano fue sentenciado a 70 años de prisión por secuestro agravado, luego de que fuera vinculado a proceso hace dos años por el delito de secuestro, cuando admitió que la voz en los mensajes de WhatsApp que recibió Norma para exigir el rescate era la suya.

    Sin embargo, los otros secuestradores de su hijo y pareja están libres. “Dentro de la investigación, el principal secuestrador de mi hijo es el dueño de esta casa. No está detenido, hemos llevado los datos de investigación necesarios, pero la Fiscalía no nos escucha” explicó Norma Patricia. “Yo a esta comunidad he venido miles de veces buscando respuestas”.

    “No estoy conforme que solo haya un detenido (en mi caso) señor fiscal (Carlos Zamarripa); dice Norma, dirigiéndose a quien desde 2009 encabeza la procuración de justicia en Guanajuato. “En mi carpeta hay todo un grupo delincuencial que no solo me está afectando a mí, está afectando a toda la sociedad, debería de venir a esta comunidad pobre y llena de miedos porque aquí el que impera es un cártel… no sé cual, es la función de la fiscalía, véanos, aquí estamos trabajando bajo riesgos”.

    Aunque reconoce que hay miedo, dice que el amor y la esperanza vence todo obstáculo. ”Cada que localizo un cuerpo, pienso que van a ser ellos (su pareja o su hijo Kevin). Me da miedo encontrarlos así, quisiera encontrarlos con vida”.

    Una búsqueda simulada

    A este cúmulo de indicios, se suman las diversas peticiones que realizaron las buscadoras a la Comisión Estatal de Búsqueda a cargo de Héctor Díaz Ezquerra. Una de sus respuestas, explica Bibiana Mendoza (del Colectivo Hasta Encontrarte) fue que “no podían ir (a Nueva Loma de Flores) porque era riesgoso. Ya sabíamos, por eso acudimos a ustedes” apeló la buscadora. También hubo negativas de la Guardia Nacional y Sedena.

    Otra petición de búsqueda en la casa la realizó Norma Patricia. Ante la insistencia, el 11 de febrero del presente año funcionarios públicos de la Comisión Estatal de Búsqueda acompañados de Guardia Nacional, Procuraduría de Derechos Humanos, Protección Civil, elementos de las Fuerzas del Estado y Fiscalía General entraron al lugar, hicieron prospección en tres puntos, uno de ellos la casa grande; la actividad comenzó a las 9 de la mañana y la terminaron a las 14:20 horas. A Norma no la dejaron entrar a la revisión del inmueble.

    De acuerdo a los datos que obran en la minuta de la prospección, los funcionarios utilizaron un dron eBee de ala fija, para reconocimiento de más de 23 hectáreas; también utilizaron un dron DJI Mavic 2 pro que tomó imágenes que serían analizadas por expertos, además realizaron reconocimiento pedestre en más de 19 hectáreas y utilizaron la varilla “tipo T” pero fueron negativos los resultados de la autoridad.

    Fue por esto que las buscadoras volvieron a la casa grande por sus propios medios. Localizaron restos humanos en varias bolsas de plástico. Al darse a conocer los primeros hallazgos, ciudadanos de forma anónima avisaron de otras viviendas donde podrían encontrar más.

    Las buscadoras también llegaron a la calle Jazmín; a espaldas de la casa grande hay una vivienda que en su fachada es un lote baldío, a un costado y a espaldas de este inmueble hay casas habitadas, caminos vecinales que usan los habitantes a toda hora del día.

    Al entrar se hacen paso en el pasillo entre la maleza crecida, como barda hay una malla ciclónica y cobijas viejas y roídas que no tapan nada. En los primeros dos cuartos pequeños, huele a orines y excremento.

    Ese mismo pasillo llega al patio trasero donde está la entrada principal a la casa, una barda a medio construir de tabique rojo que no pasa el metro con diez centímetros de altura, que es lo que separa a la vivienda de las casas a un costado y el camino peatonal que usan los pobladores para acortar distancia entre las viviendas y las tiendas de abarrotes.

    En un lote baldío pegado al patio trasero, una caja de un camión torton -que según los pobladores es robado- sigue en el lugar.

    En ese patio trasero de escasos 10 metros cuadrados aproximadamente, la brigada de búsqueda independiente entierra la varilla “tipo T” y el olor a putrefacción sale en la punta; son 5 fosas clandestinas entre el pasillo y el patio, donde encontraron bolsas negras con partes de cuerpos humanos.

    Mientras escarban con sus manos en una fosa, otro grupo de mujeres sigue enterrando la varilla en otro punto, usan la pala y luego el pico, pero al encontrar una bolsa de plástico y con ella el hedor, algunas se abrazan, otras se ponen Fabuloso, limpiapisos, en la nariz para aguantar mientras siguen escarbando y sacar las bolsas con restos humanos.

    En una tercera vivienda en la misma zona las buscadoras localizaron los restos de una persona en bolsas de plástico. En total, los restos humanos localizados en las tres viviendas corresponderían a 12 personas.

    Un cambio de vida

    Los habitantes de este sitio escuchaban ruidos por las noches; veían movimientos extraños, pero todos callaron, nadie preguntó; no se quisieron meter en problemas. Algunos que accedieron a hablar tras los hallazgos, explicaron que en la comunidad hay varias casas solas a las que un día llegaban hombres en camionetas, metían a personas; unas eran asesinadas en el mismo lugar y las enterraban. Al día siguiente, a quienes quedaban vivos los trasladaban a otra casa o llegaban con más personas. El modus operandi era el mismo, cada día cambiaban de casa en la misma zona.

    Otros explican que desde hace años, tantos que no se acuerdan del tiempo exacto, la comunidad cambió: comenzaron a ver el ir y venir de camionetas con bidones de huachicol, el trasiego era por las noches. Al paso del tiempo, vieron cómo esto se normalizaba y el que quería comprar gasolina iba a cargar por la zona, “salía más barato”.

    Después “bajó el trabajo” y comenzaron abrir las “tienditas” de ventas de droga, y vieron cómo comenzaron a cambiar la vida de algunos con una mejor casa, un mejor carro. Alguien pensó un día en poner una tienda, “usted sabe de cuál“, dice mientras sonríe, pero al final no se animó.

    Los hallazgos de la Brigada Independiente

    El mayor número de hallazgos de la Brigada de búsqueda independiente los han realizado en Irapuato; de 2021 a agosto de 2022 han encontrado restos que corresponderían a 54 personas en 27 puntos donde removieron más de 43 fosas clandestinas para devolver a esas personas desaparecidas con sus familias.

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    Tras estos hallazgos y de que en la revisión que realizan de las carpetas de investigación de cada persona desaparecida del colectivo Hasta Encontrarte, han detectado que “no hay entrevistas”, que son pocas las carpetas que cuentan con el perfil genético, con las sábanas de llamadas o la geolocalización y que el personal de la Fiscalía “nunca visita el lugar de la desaparición”, acudirán al Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU para que “obliguen a la Fiscalía hacer su trabajo”, explicó Bibiana Mendoza.

    “Cada vez que revisamos una carpeta de investigación, para empezar muy pocas cuentan con las muestras del perfil genético; son contadas las carpetas de investigación que cuentan con las sábanas de llamadas, con la geolocalización; no hay entrevistas, nunca visitan el lugar de la desaparición, las investigaciones son muy precarias, pareciera que una va a presentar una denuncia de desaparición y le dan carpetazo” explicó.

    Ante ello, acudirán al Comité Contra la Desaparición Forzada de la ONU “para ver si nos pueden resolver un poco más y obligar a la Fiscalía a que cumpla con su trabajo”. Esperan tener una respuesta positiva ante la indolencia de las autoridades en el estado de Guanajuato.

    “Ha sido indignante, increíble que la Fiscalía salga a decir que contamos con drones, helicópteros de luz nocturna, las mejores cámaras, mejores agentes de investigación y con todo esto no logran encontrar a las personas con vida ni sin vida y le están dejando el trabajo de arriesgar la vida a todas las madres desesperadas que buscan saber el paradero de sus hijos” explicó Bibiana.

    Siguió: “es bien sabido que vivimos en un estado fallido, donde impera la impunidad, cómo dice el gobernador que va entregar un Guanajuato más seguro; que el fiscal sale a decir que los índices de violencia y homicidios han bajado. No solo es una mentira sino una negación, una falta de empatía para todos aquellos que venimos sufriendo de estas horas de violencia que nos están dejando sin nada”.

    Las familias de personas desaparecidas, dice Bibiana, quieren de regreso a casa sus familiares, “volverlos a abrazar, que esta pesadilla termine. No se me olvida la declaración de Sophia Huett, un día dijo que las fosas clandestinas eran la promesa del gobernador Diego Sinhue que tenía para con las víctimas de la desaparición y en esa es la única promesa que nos han cumplido, y no lo han hecho ellos, lo hemos tenido que hacer nosotras con nuestra manos y recursos” recalcó Mendoza.

    Búsquedas en Vida

    En las búsquedas en vida que realizan los colectivos están recorriendo centros de rehabilitación en Irapuato, primero para indagar si alguno de sus desaparecidos pudiera encontrarse en los lugares, y también buscan prevenir las desapariciones a través de la información o plática sobre el sufrimiento de una madre o una familia por no saber el paradero de su hijo. Después, dejan un buzón de sugerencias donde los internos pueden depositar un mensaje de aliento para las buscadoras o bien de manera anónima informar sobre alguna fosa clandestina.

    En esas visitas se trata de decirles “que en las búsquedas no andan los amigos, ni primos, ni vecinos ni el conocido, las únicas que andan buscando son las mamás, las hermanas y las hijas… Ahorita por la violencia, las adicciones a sustancias derivan en que desaparezcan y termines hecho pedazos en bolsas negras en cualquier calle si bien te va, y si no enterrado en una fosa clandestina, que no debería de ser así”.

    Con estas visitas buscan también que se involucre más sociedad al rehabilitarse y que algún día en sus redes nos ayuden a compartir las fotos de los desaparecidos. La labor de las buscadoras también es concientizar a la sociedad de la problemática que vivimos en Guanajuato y sobre todo decirles que no merecemos vivir en esta situación y nadie merece ser desaparecido”.

    Frente a los ojos de todos están desapareciendo vecinos, amigos y familiares; parece que solo a quien tiene una persona desaparecida le importa.

    En las últimas semanas desaparecieron Salvador García, inspector de mercados del municipio de Irapuato; dos días después, hombres armados se llevaron a Raúl Salazar Santillán, quien labora en la Junta de Agua Potable y Alcantarillado (Japami). Fuera de sus funciones públicas ambos eran luchadores profesionales, sus nombres son Lepra MX y Maremoto, respectivamente. La célula municipal de búsqueda no desplegó acciones para localizarlos en vida porque, a decir del Secretario de Seguridad Ciudadana Ricardo Benavides y la alcaldesa Lorena Alfaro, la célula “entra a petición de las familias”. Los cuerpos de los dos deportistas de lucha libre fueron localizados días después.

    Aunque en el caso de Lepra MX ninguna autoridad lo confirmó, la Fiscalía General del Estado informó en una ficha el lunes 29 que los restos de Maremoto fueron identificados tras ser encontrados el 27 de agosto en el Libramiento sur de Irapuato, “detrás del destacamento de la Guardia Nacional”.

    30 de agosto de 2022, 14:18

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