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Diez años de apagón analógico: ¿qué cambió en la TV?
La digitalización no estuvo exenta de política, de mucha política. Vaya episodios que ocurrieron
Hace una década, la televisión en México vivió un momento histórico: el apagón analógico. Recuerdo muy bien el momento.
Desde entonces, la Televisión Digital Terrestre (TDT) ha experimentado cambios significativos, especialmente en la ampliación de la oferta de contenidos y la incorporación de nuevos actores en el ecosistema mediático, pero ¿se alcanzó el objetivo de tener un medio más plural y diverso, luego de muchos años de duopolio televisivo?
Entre los cambios más visibles está el incremento de canales disponibles gracias a la multiprogramación. Pasamos de unas 600 señales en el país a más de mil 80 en la actualidad, según las bases de datos del IFT. Gracias a la multiprogramación de estos canales digitales la oferta es de casi mil 800 señales, distribuidas en todo el territorio nacional.
En esta oferta encontramos desde la señal china CGTN hasta canales de contenidos religiosos como Unifé, de música como 8.2 TV y de películas como PopCorn Central y Mx Nuestro Cine, además de los ya conocidos Canal de las Estrellas, Azteca 13 y Once TV.
En la Ciudad de México, por ejemplo, el espectro televisivo creció de aproximadamente 11 canales a más de 30. Esta diversidad de opciones ha sido, a mi parecer, uno de los factores que ha llevado a la disminución de las suscripciones de la TV de paga, como ha ocurrido en Estados Unidos.
La ciudad pionera del apagón analógico es Tijuana, Baja California. La transición ocurrió el 18 de julio de 2013, como parte de un programa piloto dirigido por la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).
Posteriormente, el proceso se expandió a otras ciudades, ya con el IFT: el 14 de enero de 2015 se realizó el apagón en Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, Tamaulipas; el 26 de marzo de ese mismo año se aplicó en Mexicali, Baja California. Finalmente, el 31 de diciembre de 2015, México se convirtió en el primer país de Latinoamérica en concretar el cese total de transmisiones analógicas, con el apagón de 537 estaciones y 362 equipos complementarios en todo el país.
Y como ya decíamos, con la transición a la TDT, el ecosistema televisivo se diversificó con la aparición de nuevas cadenas y concesionarios.
Imagen Televisión, de Olegario Vázquez Raña, comenzó operaciones en 2016, al ganar la licitación de una de las cadenas nacionales de TV. Multimedios también fortaleció su presencia en distintas ciudades del país, mientras que el polémico empresario Ángel González "El Fantasma" debutó con canales propios en el sureste mexicano. ADN 40, de TV Azteca, se convirtió en cadena nacional al subirse su contenido en las señales multiprogramadas de Azteca 1 y Azteca 13. Y muchos cambios más.
Los medios públicos también se vieron beneficiados con nuevas concesiones al Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), lo que permitió la expansión del Canal 14 y de Canal 11, Canal 22, TV UNAM, así como la creación de señales especializadas como Once Niñas y Niños, como consecuencia de la multiprogramación. También surgieron nuevas iniciativas como Congreso TV, del Congreso de la Ciudad de México, como señal multiprogramada de Capital 21, del Gobierno de la capital. Canal 44, de la Universidad de Guadalajara, y Mexiquense Televisión, fortalecieron sus contenidos con canales de noticias. Nació TV BUAP, etc.
La digitalización no estuvo exenta de política, de mucha política. Vaya episodios que ocurrieron.
La entrega de 10.2 millones de televisores digitales en el sexenio de Enrique Peña Nieto, con un costo de más de 30 mil millones de pesos, fue un ambicioso proyecto que no sólo tuvo el objetivo de evitar que las audiencias se quedaran sin servicio de TV al quedar obsoletos los receptores analógicos, sino también tuvo un uso electoral en las elecciones intermedias de 2015, con resultados en general positivos para el partido en el poder, aunque poco les duró el gusto.
Televisa y TV Azteca también hicieron política y mucha grilla mediática con el objetivo de postergar el apagón analógico, ya que no era acorde a sus estrategias de inversión.
Ambas empresas, como se recordará, habían pactado con Vicente Fox y su gobierno una transición más lenta, con fecha límite en 2021. Sin embargo, con la reforma constitucional en telecomunicaciones de 2013, que retomó los plazos establecidos en un decreto de Felipe Calderón (septiembre de 2010), la fecha se adelantó al 31 de diciembre de 2015, lo que las obligó a cumplir con el calendario de la TDT. Y así ocurrió en general con todos los operadores, salvo en lo relativo a algunos canales de TV pública y estaciones complementarias, sobre todo de Televisa, que solicitaron ampliar los plazos unos meses porque no habían logrado concretar ahí la transición tecnológica.
Ahora bien, decíamos que es evidente el cambio de la TV abierta, pero persisten los retos. Por ejemplo, en nuestro país aún no existe una televisora indígena nacional, a pesar de la diversidad cultural del país. La programación infantil sigue limitada a un solo canal público especializado, Once Niñas y Niños. Asimismo, las organizaciones sociales continúan sin un espacio significativo en la TV abierta, a pesar de que el espectro permite su inclusión.
Un caso paradigmático es el de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), una de las instituciones públicas más importantes del país, que no cuenta con una señal de televisión propia, mientras los canales de telemercadeo, de contenidos religiosos y chamanismo se reproducen en todo el país. Es más, hasta Jaime Maussan y el fenómeno ovni tendrán su propia señal.
Asimismo, la TV comercial sigue muy concentrada. Grupo Televisa prevalece como el jugador dominante; controla el 66% de los ingresos del mercado en 2022, seguido por TV Azteca con un 23% y el recién llegado Imagen Televisión con un 6%, de acuerdo con el reporte sobre concentración de medios e internet en México, coordinado por Rodrigo Gómez para la UAM-Cuajimalpa y la Universidad de Carleton.
Un apunte más de esta revisión: la transición a la TDT también tuvo implicaciones en la telefonía móvil, al liberarse espectro en la banda de 700 MHz, lo que facilitó el despliegue de la llamada “red compartida mayorista”, actualmente operada por Altán Redes. Esta red busca mejorar la conectividad en el país y reducir la brecha digital.
El nuevo ecosistema digital y la competencia de las OTT
Si bien la televisión sigue siendo un medio muy importante en México, su hegemonía como la principal fuente de información y entretenimiento se ha visto seriamente desafiada por las plataformas Over The Top (OTT) como Netflix, Amazon Prime Video, Disney+ y HBO Max, que han cambiado las dinámicas de consumo de contenido audiovisual en México. De eso ya hemos escrito en PopLab. La posibilidad de elegir qué ver y cuándo verlo, sin restricciones de horarios o publicidad intrusiva, ha convertido a estas plataformas en una fuerte competencia para la TV tradicional.
Además, YouTube y las redes sociales han transformado la manera en que las audiencias acceden a la información. Cada vez más personas prefieren consumir noticias y contenidos de interés en formatos cortos y personalizados. Con una mayor disponibilidad de internet y dispositivos móviles, las audiencias han migrado hacia el ecosistema digital, donde el contenido está a un clic de distancia.
A medida que la tecnología avanza, la TV abierta trata de adaptarse a estas nuevas realidades. La digitalización no fue suficiente para garantizar su permanencia como el medio dominante porque Internet cambió todo. Ahora, el desafío es evolucionar hacia modelos híbridos, con la integración de plataformas digitales y la apuesta, como ya se está haciendo, por contenidos diferenciados, novedosos, útiles, plurales, críticos, que capten la atención de las audiencias y los hagan partícipes del medio.
4 de marzo de 2025, 20:47
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